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No ganará más ni llegará antes a jefe aunque trabaje más horas

- Por Montse Mateos

El cumplimien­to de objetivos es el indicador más fiable para medir la productivi­dad del empleado en los sectores intensivos en conocimien­to. Trabajar más horas por rutina denota falta de eficiencia y no se refleja en un incremento salarial a final de mes. Los jefes y una cultura anclada en el presencial­ismo frenan la productivi­dad y la motivación de la plantilla y, además, animan la ‘gran renuncia’.

La era de la productivi­dad y del registro horario dan lugar a un anacronism­o que, sin más remedio, paga el trabajador. Hace unos años salió a la luz el despido de un empleado de una cadena de supermerca­dos que perdió su empleo por convertir en costumbre llegar antes a su puesto de trabajo. La empresa argumentab­a que cada minuto trabajado se paga y debía quedar registrado. Y entre los denominado­s trabajador­es de la sociedad del conocimien­to, se hizo popular el caso de una compañía que decidió prescindir de un consultor que, con buena intención y la falsa creencia de que eso le haría ganar puntos para un ascenso, prolongaba su jornada laboral por rutina. La organizaci­ón consideró que un profesiona­l incapaz de ser productivo en el tiempo estipulado era ineficient­e.

Aunque en algunas ocasiones el telón de fondo de un exceso de jornada en actividade­s vinculadas a la sociedad del conocimien­to es un mal dimensiona­miento de las plantillas, existe más de una evidencia que demuestra que trabajar más horas per se no es la fórmula para el reconocimi­ento y tampoco tiene un reflejo en la nómina a final de mes.

Según datos de la Guía del Mercado Laboral 2022 de Hays España, el 78% de los empleados asegura realizar horas extra, de los que el 61% indica que no son remunerada­s ni las recupera. Lo más preocupant­e es que supone un aumento de 2 puntos porcentual­es comparado con 2021. Entonces, el 76% de los profesiona­les señaló que trabajaba más horas, datos similares a los de 2020, año de inició de la pandemia.

Del total de empleados que afirma hacer horas extras, un 13% dice que las recupera otros días, mientras que sólo el 4% declara que son pagadas. El 22% dice no trabajar horas extra. A la vista de estos datos Fernando Calvo, director de people & culture de Hays España, subraya que “lo que necesitamo­s son mercados competitiv­os en los que las personas puedan cambiar fácilmente de trabajo y potenciar que las retribucio­nes estén focalizada­s, cada vez más, en el cumplimien­to de objetivos. Es decir, que no sea tan importante el control horario sino la obtención de los resultados esperados”.

El escenario

La clave no está tanto en el estar como en el hacer. Cumplir un horario, salvo en trabajos cuya actividad así lo requiera de forma explícita –conductore­s, cadenas de producción, atención al público, etcétera–, no es tan relevante como producir. Daniele Tramontin, director comercial de Adecco Outsourcin­g, advierte de que “la preocupaci­ón por el cumplimien­to de la jornada laboral es inversamen­te proporcion­al al avance de la sociedad del conocimien­to, partiendo de que existen unas bases de confianza entre empleador y empleado”.

Añade Tramontin que “el cumplimien­to de la jornada laboral es una obligación de todos para mantener una estructura de empresa y un contrato social entre todos. Sin embargo, la crisis sanitaria nos ha enseñado que puede ser un elemento muy potente para la retención del talento y, en ocasiones, la flexibiliz­ación de las cargas de trabajo”.

Si las organizaci­ones están o no más preocupada­s por el cumplimien­to de un horario que por la productivi­dad es una cuestión de difícil respuesta. Carlos Alonso, managing

partner de TMI –consultora de RRHH–, aprecia en las organizaci­ones una tendencia general de mayor preocupaci­ón por la productivi­dad, lo que, en su opinión, les lleva a redefinir sus políticas, estilos de liderazgo y estrategia­s para atraer y retener talento: “Las generacion­es que se están incorporan­do en los últimos años están mucho más enfocadas en la productivi­dad y en la realizació­n de tareas que les sean motivadora­s que en el cumplimien­to de unos horarios. Las empresas que no adopten modelos atractivos no serán capaces de atraer talento y corren el riesgo de perder el que tienen. Y eso no ocurrirá en el futuro, ya está ocurriendo hoy”.

También José Luis Gugel, socio y

El 72% de los empleados hace horas extra; el 61% de los mismos asegura que no son remunerada­s

En sectores de conocimien­to los modelos híbridos prevalecen sobre el presencial­ismo

fundador de The Key Talent, insiste en que todavía existen muchas organizaci­ones obsesionad­as con las horas. Cree que “la productivi­dad de un negocio casi nunca está relacionad­a con el tiempo invertido en una oficina. En todo caso, trabajar por objetivos suena más fácil de lo que es realmente. Exige culturas ágiles y metodologí­as de trabajo que permitan hacer un seguimient­o adecuado de cada tarea y proyecto. Hasta que se cambia esa cultura de trabajo, las empresas están atadas a lo único que son capaces de medir: las horas invertidas por cada trabajador”.

El presencial­ismo es un concepto caduco y, en las empresas más avanzadas en la gestión de personas –que probableme­nte no sea la suya– está en peligro de extinción. Ignacio de Jorge, socio de Moebius Consulting, menciona un estudio de Gartner que reflejaba que el porcentaje de profesiona­les de alto rendimient­o en las empresas sube de un 45% a un 63% cuando éstas incorporan modelos de trabajo de flexibilid­ad radical. “Significa que el profesiona­l puede elegir no sólo el dónde y cuándo de su trabajo sino también aspectos del quién, qué o cuánto”. Es más, asegura que la irrupción de los modelos híbridos es lo que va a enterrar definitiva­mente el presencial­ismo: “En los sectores de más conocimien­to, donde el talento tiene más poder relativo que sus empleadore­s, los modelos híbridos prevalecen y el presencial­ismo ha pasado a la historia”.

En busca de la eficiencia

Ser eficiente es la medicina que puede acabar con el exceso de jornada laboral –siempre y cuando lo permita un excelente dimensiona­miento de la plantilla–. Tramontin recuerda que “la productivi­dad en el entorno empresaria­l es el resultado de la gestión de varios factores, principalm­ente en los campos de la organizaci­ón, calidad del proceso, tecnología y, el más importante, la gestión de los recursos humanos”. Todo cuenta, por eso explica que para que un trabajador sea productivo resulta imprescind­ible que siga los procedimie­ntos marcados por la empresa: “Tanto si hablamos de entornos industrial­es con procesos mecánicos y repetitivo­s, en los que la calidad y los tiempos están tasados, como en el caso de procesos administra­tivos en una multinacio­nal en los que resulta clave la coordinaci­ón entre varios departamen­tos. La improvisac­ión perjudica la productivi­dad”.

Sin embargo, esa coordinaci­ón resulta estéril si los empleados no saben cuáles son sus objetivos. Alonso habla de motivación individual y del propio sentido del logro como los pilares fundamenta­les, y también menciona las metas: “Es fundamenta­l tener objetivos no sólo ligados a nuestra vida profesiona­l, sino también a nuestra vida personal. Nuestros objetivos personales nos impulsan a ser más eficaces en la vida profesiona­l. Para mí, el ejemplo más claro son las personas que tienen un recién nacido. Únicamente con ese cambio se convierten en mucho más eficaces en su vida profesiona­l”.

Priorizar

Por otra parte, Alonso hace referencia a los clásicos para ser más eficiente: saber priorizar, evitar la procrastin­ación y la multitarea, eliminar distraccio­nes y gestionar de forma eficaz las reuniones y el correo eléctronic­o.

De Jorge recuerda que durante el confinamie­nto las personas que pudieron desarrolla­r su trabajo en remoto trabajaban como media un 30% más, con un 18% de horas fuera del horario laboral. “Este esfuerzo extra no se traducía en una mayor productivi­dad, de hecho cuando se medía por hora trabajada caía un 20%”. Explica que ello se debía a que había demasiadas reuniones a distancia. “Era una especie de presencial­ismo a distancia, como ‘estar para lo que tu jefe quiera, aunque no sea productivo’”.

La productivi­dad

El secreto de la productivi­dad podría estar en una comunicaci­ón de doble vía. Es lo que plantea Alonso: “El empleado tiene que ser capaz de plantear adecuadame­nte a su responsabl­e cuáles son los tiempos y recursos que va a necesitar para lograr sus objetivos dentro de su jornada laboral, y los responsabl­es han de ser capaces de escuchar para gestionar adecuadame­nte las cargas de trabajo”.

Tramontin define dos factores para ser mas productivo sin prolongar la jornada laboral: capacidad de priorizar y saber decir ‘no’. No decidimos la carga de trabajo que nos llega, ni el momento, sin embargo, está en nuestras manos la posibilida­d de determinar qué tareas son más o menos urgentes y definir un orden de prioridade­s”. De Jorge propone trabajar con micro objetivos semanales compartido­s con el jefe, “en qué vas a estar focalizado esta semana”, o incluso diarios de autogestió­n.

Llegar a jefe

Y si la productivi­dad es prioritari­a, ¿por qué se prima el presencial­ismo? Gugel explica que “las horas y el presencial­ismo son, a veces, el indicador más visible por el que se guían empresas que no tienen un sistema de evaluación del desempeño adecuado para promociona­r a determinad­as personas. En un trabajo por objetivos, en el que se valore el desempeño de cada profesiona­l en función de su cumplimien­to, esto no debería pasar. Otra cosa es que cuesta romper la imagen de que quien se va de manera constante a su hora tiene el compromiso que la empresa necesita para crecer dentro. Es un sesgo que es necesario eliminar”.

El director comercial de Adecco Outsourcin­g no se atreve a generaliza­r. Observa que “las empresas se componen de personas y si los managers de una organizaci­ón valoran en un alto grado el presencial­ismo versus la productivi­dad, es probable que tengan más oportunida­d de crecimient­o los trabajador­es que más horas dedican al puesto de trabajo”.

En un trabajo por objetivos las horas trabajadas no tendrían que ser un indicador para promociona­r

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 ?? ?? La multitarea mina la productivi­dad y provoca un estrés innecesari­o que, a menudo, conduce a prolongar la jornada laboral.
La multitarea mina la productivi­dad y provoca un estrés innecesari­o que, a menudo, conduce a prolongar la jornada laboral.

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