Emprendedores

El lujo resiste frente a las multinacio­nales.

Cinco empresas que compiten en sectores dominados por multinacio­nales apostando por la gama alta El mercado está copado por multinacio­nales, especialme­nte en el segmento del gran consumo. ¿Quién puede competir con Coca-Cola, Nestlé, L’Oreal o Louis Vuitt

- DAVID RAMOS

El ejemplo de cinco empresas que resisten en el segmento del lujo, a pesar de la presión de las multinacio­nales en cosmética, joyería, moda y alimentaci­ón.

Nadie en su sano juicio se plantea desbancar a Coca-Cola como líder en el mercado de los refrescos o superar en facturació­n a L’Oreal en la venta de cosméticos. Afortunada­mente, en el mercado hay sitio para todos. En el caso de los productos de gran consumo, el nicho de mercado se encuentra en la gama superior. Y en los sectores de lujo, donde también hay grandes grupos, el valor diferencia­l reside en la exclusivid­ad y la personaliz­ación.

Susana Campuzano, directora del programa superior de Dirección y Gestión Estratégic­a del Universo del Lujo de IE Business School, detalla la fórmula del éxito para una marca de lujo. “Los ingredient­es base son calidad, exclusivid­ad, innovación, creativida­d y experienci­a. Se trata de una tradición e innovación, con un toque artesanal”, afirma.

Y luego hay otros elementos complement­arios, como la distinción en el ser vicio, la personaliz­ación y el estatus, que confieren el disfrute de estos productos o servicios, así como otros elementos de estilo, como la

‘sensoriali­dad’ de la marca, la cultura o historia que tiene alrededor o su estética.

Igualmente, Idili Lizcano, fundador de Alqvimia, cree que “ninguna compañía española ni europea puede competir por precios baratos. Sólo podemos competir en creativida­d y calidad. Lo que se valora fuera, en Asia y Oriente Próximo, es la calidad del producto europeo y el contacto con las raíces. Se busca un producto tradiciona­l y con historia detrás, ya sea un vino o un cosmético”.

Las mayores oportunida­des (gasto medio) están en gastronomí­a; le sigue ar te, joyería, moda, calzado y accesorios y belleza

UN MERCADO CON OPORTUNIDA­DES Jean-Marc Colanesi, profesor de Estrategia de Marca de ESIC, hace hincapié en la exclusivid­ad y el comportami­ento anticíclic­o del lujo. “Este sector no conoce la crisis. Se comporta totalmente al contrario. Cuanta más crisis y más tensión hay en el mercado y la economía, el cliente de producto de ultrapemiu­m o lujo va a comprar productos de serie mucho más corta y a gastar más dinero. Y los precios en este sector suben cuando la economía está en tensión porque atraen más a este tipo de clientes cuanto más suben”, señala Colanesi.

Campuzano especifica que el lujo “es un mercado que no atiende a necesidade­s, sino a deseos. Y es más fácil entrar con un producto innovador o creativo. Su público son las élites, de poder adquisit ivo alto, que siempre están a la búsqueda de cosas nuevas y quieren que les sorprendan con creativida­d, nuevos creadores o nuevos productos”. Por otro lado, hay que tener en cuenta

la polarizaci­ón del mercado. “El cliente compra low cost para luego combinar esos productos baratos con otros de valor. El lujo está cada vez más verticaliz­ado y es una opción más. Y lo mismo sucede con el segmento premium. El mercado intermedio casi no tiene posición”, apunta.

Las cifras respaldan estas afirmacion­es. Según la asociación Luxury Spain, el mercado del lujo superó los 6.000 millones de euros en 2016, con un crecimient­o de 5,5% respecto a los 5.687 millones registrado­s durante el ejercicio anterior. Además, se confirma el interés de los clientes foráneos en el producto de lujo español. Más de la mitad (52%) de la facturació­n prov iene de la exportació­n. Y el 23,5% de las ventas correspond­e a compras de turistas.

¿Y dónde están las mayores oportunida­des? Según la asociación, la gastronomí­a capta el mayor gasto medio anual en productos y serv ic ios de lujo (2.650 euros), por delante de arte (2.542 euros); joyería (2.290 euros); moda, calzado y accesorios (2.279 euros); y belleza (2.052 euros).

La experta de IE Business School especifica que “es más fácil tener éxito en sectores emergentes, que están entrando en el lujo, como

Frente a las grandes corporacio­nes, las pymes cuentan con la ventaja de la personaliz­ación, rapidez y flexibilid­ad

gastronomí­a, bebidas y licores. También en sectores que están de moda, como los viajes y la hostelería. Todo lo que tenga que ver con el ‘arte de vivir’. Por ejemplo, el concepto de hotel boutique, que se apalanca en el diseño y ahorra costes en servicios. Y luego hay otros sectores en los que todavía no se ha creado mucha marca y que siguen dominados por detallista­s, como la joyería”.

El profesor de ESIC coincide en señalar sectores tradiciona­les, como gastronomí­a, barcos recreativo­s de lujo, etc., pero destaca especialme­nte el turismo y el ocio. “Es un sector tan abierto que se puede encontrar un hueco. Estas experienci­as se dirigen tanto a quienes tienen mucho dinero y pueden comprar lo que quieran como a aquellas personas que están dispuestas a ahorrar durante dos años o pedir un préstamo para hacer un viaje especial, por un aniversari­o de boda o algo similar. Hay hoteles en los que puedes dormir por 5.000 euros la noche y que te hacen vivir una expe-

Las pymes orientadas el segmento ‘premium’ o de lujo tienen una mayor capacidad para lanzar nuevos productos

riencia especial. Y no tienen por qué ser grandes hoteles”, comenta.

Además, hace hincapié en todas aquellas propuestas orientadas a la personaliz­ación, la creación de un producto o servicio único para cada cliente. “Hay artesanos que hacen bicicletas a medida con materiales muy especiales, c uyo comprador será el único que la tendrá y que la podrá montar porque estará hecho

sólo para él. Y también te pueden hacer tu propio vino en una bodega”, señala.

LAS ARMAS DE L AS PYMES Competir apostando por la franja top del mercado tampoco es sencillo. Las multinacio­nales están haciendo incursione­s en el segmento premium o del lujo, ya sea poniendo en marcha sus propuestas o adquiriend­o las firmas que despuntan. Además, estos grandes grupos cuentan con enseñas que gozan del reconocimi­ento del público, mientras que una pyme no puede colo- car su marca en el segmento alto de la noche a la mañana. Por si fuera poco, las multinacio­nales tienen capacidad financiera para realizar g randes inversione­s en comunicac ión, marketing y public idad. Y c uentan con una posición de dominio en los canales de distribuci­ón, mientras que una pequeña empresa no lo tiene nada fácil para acceder a los grandes almacenes internacio­nales.

Pese a ello, apostar por la gama alta puede ser una buena estrateg ia empresaria­l, ya que la py me tiene algunas ventajas frente a las grandes corporacio­nes al abordar el mercado premium o de lujo. Exclusivid­ad y personaliz­a-

En este mercado es más fácil entrar con un producto innovador, ya que no atiende a necesidade­s, sino a deseos

ción. Hay un público que busca productos y servicios exclusivos y personaliz­ados. Para una multinacio­nal es difícil dar respuesta a esta demanda. “El lujo está muy relacionad­o con las series cortas, exclusivas, con la mano del artesano. Y el cliente se convierte en el mejor comercial porque va a mostrar lo que ha comprado y va a contar a sus amigos que sólo hay tres en el mundo o que lo han hecho para él, por ejemplo. Las grandes firmas no pueden entrar ahí”, afirma Colanesi. Incluso si no se trata de productos únicos, la adquisició­n de marcas ajenas a los grandes grupos es un aliciente. Hay clientes que tratar de escapar del mainstream aunque sólo

La fórmula de éxito para una marca de lujo es una combinació­n de calidad, exclusivid­ad, creativida­d y experienci­a

sea por postureo, para presumir de tener una marca de calidad apenas conocida por los profanos. Rapidez y f lexibilida­d. Frente a unas g randes multinacio­nales que se pierden en procesos de toma decisiones, las pymes orientadas el segmento premium o de lujo tienen una mayor capacidad para innovar, lanzar nuevos productos, renovar sus coleccione­s, etc. Incluso pueden lanzar series cortas para probar cómo funciona un determinad­o producto. Y si detectan que el mercado va por otro camino, pueden reaccionar con agilidad para reorientar­se. /

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