Cuando los peces grandes acaban con los chicos
LAS FUSIONES DE LA BANCA HAN ACABADO CON 50 ENTIDADES ESPAÑOLAS EN LOS ÚLTIMOS AÑOS. LA MAYORÍA, BANCOS DE PEQUEÑO TAMAÑO Y CAJAS DE AHORRO. Y EL BAILE TODAVÍA NO HA CONCLUIDO. ¿CÓMO NOS AFECTA COMO CONSUMIDORES?
La crisis ha cambiado para siempre el mercado financiero de nuestro país. De los 62 bancos que operaban en España hace diez años, hoy sólo quedan 11. Y se espera que en breve otras dos o tres enseñas de tamaño medio sean absorbidas por otra grande. El modelo anterior ya no es sostenible, dicen. El mantenimiento de los tipos bajos durante un periodo tan prolongado de tiempo, la escasez de crédito, la reestructuración del negocio que ha llevado al cierre de 17.000 sucursales (el 40% del total) y el excesivo peso del ladrillo en sus balances están mermando su rentabilidad en un momento en el que, además, tienen por delante el reto de nuevos competidores (las fintech) y su reconversión digital.
EL MOMENTO DE LAS ENSEÑAS DE TAMAÑO MEDIO
Así las cosas, los bancos buscan crecer en tamaño para generar sinergias y mejorar su rentabilidad. Con los movimientos de estos años han ganado fuerza los cinco grandes: Santander (con el 19,5% del mercado tras la absorción de Banco Popular), Caixa Bank (15%), BBVA (13,8%), Bankia (7,7%) y Sabadell (7,1%), mientras desaparecían prácticamente todas las cajas de ahorro (que representaban el 50% del sector) y la mayor parte de los bancos de pequeño tamaño. Ahora, los ojos están puestos en las marcas de tamaño medio: Bankinter, Mejorar la rentabilidad de las entidades financieras evitaría que asuman riesgos como las inversiones inmobiliarias del pasado Ibercaja, Kutxabank, Abanca, Unicaja y Liberbank. Y todos apuntan a que posiblemente serán Liberbank y/o Unicaja las siguientes en acabar en manos de algún grande.
LOS EFECTOS SOBRE LOS CLIENTES
Resulta lógico que nos preguntemos cómo puede afectar esta enorme pérdida de competidores en el mercado a los usuarios de banca. En teoría, como los bancos se hacen más eficientes, dicen los expertos, ese ahorro de costes lo pueden trasladar a mejoras en las condiciones de sus productos, en los tipos de interés y en las promociones que lanzan al mercado. También, en teoría, al ganar en rentabilidad la banca evitaría asumir demasiados riesgos como sucedió en el pasado entrando en negocios que no eran su núcleo principal y se centrarían más en su servicio tradicional de banca minorista. Lo que suceda está por ver, pero una falta de competidores no suele ser bueno para los clientes. ¿Acaso no fueron los grandes bancos los que iniciaron la reciente batalla de las comisiones por el uso de cajeros ajenos?