Ni te imaginas a qué se dedican...
¿Qué ideas nos han sorprendido este mes? La empresa que prepara el pan para los astronautas, la que quita el estrés con calambrazos y las atracciones de la construcción.
Una cosa es que se te llene el mantel de migas y otra muy distinta que todas esas malditas y esponjosas partículas floten por toda la nave. Una cosa es querer quitarte un mal hábito de encima y otra muy distinta estar dispuesto a lobotomizarte. Una cosa es, recién jubilado, mirar el desarrollo de una obra desde las vallas y otra jugar con una miniexcavadora. ¿No?
PAN RECIENTE EN EL ESPACIO. Qué traicionera es la historia.
Virgil Gus Grissom y John W. Young no pasarán a la historia como los astronautas de la NASA que comandaban la nave Molly Brown –en referencia al popular musical de Broadway– el 23 de marzo de 1965 en la misión Gemini 3, sino como los dos pilluelos que consiguieron colar de contrabando un sándwich de ternera en salmuera, que no hizo otra cosa que echar migas por toda la nave que estuvieron a punto de colarse en los paneles eléctricos del cohete. Grissom y Young consiguieron que se prohibiera terminantemente el consumo de pan en el espacio. Sebastian Marcu, el emprendedor detrás de Bake in Space, quiere poner de nuevo en órbita los hidratos de carbono en forma de pan, con la colaboración del Centro Espacial Alemán y otros emprendedores alemanes que fabrican hornos –que en algún sitio se tendrá que meter la masa del pan–, eso sí. El Producto Mínimo Viable es un pan sin miga que se probará en el viaje de la ISS el próximo abril (2018) durante la misión Horizonte de la Agencia Espacial Europea.
ESTE ‘WEARABLE’ QUIERE QUE CAMBIES TUS HÁBITOS TIRÁNDOTE DE LAS OREJAS. Si el aspirante a teólogo Iván Petróvich Pávlov tuviera ahora 30 años, sería el CTO de Pavlok.
Más de 115 años después de los conocidos experimentos del fisiólogo ruso, una startup estadounidense ha diseñado un dispositivo wearable de entrenamiento del comportamiento que funciona mediante la técnica conocida como condicionamiento aversivo. Es una forma de entrenamiento que utiliza estímulos negativos para ayudar a reafirmar una acción específica como indeseable. Vamos, que cada vez que incumples tus objetivos para cambiar de hábito, el dispositivo te da un pequeño calambrazo. Es una mezcla entre supervillano de James Bond al principio de la película –de los que torturan, pero no revelan sus planes– y profesor de colegio de curas que te arrea con el boli Bic en la cabeza cuando te pilla hablando (upss, queremos decir que te arreaba). ¿Tiene algo de sentido? Para cambiar un hábito, no sólo hace falta una metodología. Hace falta motivación. El periodista del New York Times, Charles Duhigg, uno de los mayores expertos en creación de hábitos del