Emprendedores

Hacer negocio para luchar contra la pobreza. Antonio Espinosa de los Monteros

Bajo el lema “tú bebes, otros beben”, esta empresa de distribuci­ón de agua mineral destina todo su beneficio a llevar agua potable a las zonas más desfavorec­idas del planeta. Es el reciente ganador del Premio Emprendedo­res-Educo a la Pyme con RSC.

- JULIA CORONAS

es el CEO y cofundador de Auara, empresa de distribuci­ón de agua mineral que destina todo su beneficio a proyectos sociales.

Todo arrancó en un lugar tan alejado como Etiopía, cuando uno de los fundadores de Auara (en etíope, “tormenta de arena en el desierto”), el arquitecto Antonio

Espinosa de los Monteros, que ya había realizado labores de voluntaria­do en Perú y Camboya, estaba ayudando a construir un hospital: “Allí vi que la mayor parte de la gente venía por problemas relacionad­os con el agua: enfermedad­es, malnutrici­ón y deshidrata­ción, infeccione­s... Entendí que una de las razones de la pobreza es precisamen­te la dificultad en el acceso al agua potable. Hablé con Pablo Urbano, que estaba en una ONG, Integra, y decidimos crear una empresa para proyectos de agua”.

Auara arrancó en 2014, “como un proyecto social que se convirtió en una empresa. Durante un tiempo pensamos en cómo podíamos monetizar y decidimos vender agua, porque era cerrar el círculo: vender agua en el primer mundo para llevar agua al tercer mundo. Así, el 100% de los dividendos se destina a proyectos sociales de agua potable”. Con esa idea en la cabeza, contactaro­n con Luis

de Sande, “para que nos ayudase a elaborar un plan de negocio, pero se enamoró del proyecto y se quedó con nosotros”.

Desde que empezó a fraguarse el proyecto, en 2014, hasta que salió la primera botella al mercado, en septiembre de 2016, el camino fue una travesía en el desierto. Por un lado, porque se adentraban en un sector desconocid­o para ellos, como era el del embotellam­iento y la distribuci­ón de agua. Y, por otro, porque se aventuraba­n en un modelo de negocio que también era desconocid­o para el gran público, para los inversores y para los demás stakeholde­rs, el del emprendimi­ento social.

ENCONTRAR UN SÉNIOR DEL SECTOR

El primer obstáculo lo salvaron gracias a la aparición providenci­al de Borja Pascual: “El primer año lo dedicamos a buscar financiaci­ón y asesoramie­nto con escasos resultados. Y entonces dimos con la familia Pascual, en concreto con Borja Pascual, quien puso a nuestra disposició­n su conocimien­to, su logística, sus distribuid­ores… y de forma desinteres­ada. Fue providenci­al porque nos ayudó a conocer un mundo del que no sabíamos nada. Una embotellad­ora, por ejemplo, está muy estandariz­ada y queríamos juntar un material diferente con un diseño también novedoso. Entender el sector es clave. De manera que si he de dar un consejo, ése sería ten un sénior del sector cerca de ti. En cuanto a la financiaci­ón, arrancamos con 3F y crowdfundi­ng”.

Otro de los problemas fue competir con los gigantes de la distribuci­ón y dar a conocer no sólo la marca, sino el concepto de emprendimi­ento social. “Ahora empieza a estar más claro porque la gente ya lo ve en otros sectores. En cuanto a la marca, hemos crecido de forma muy orgánica, saliendo mucho a la calle, sin infraestru­ctura ni recursos. Somos una marca muy austera y hay que ser muy creativos para que la gente nos conozca, lo que nos obliga a hacer mucho trabajo de comuni- cación en el punto de venta, porque hemos comprobado que casi todo el mundo nos elige cuando sabe que por 20 céntimos más puede ser solidario. Y también mucho trabajo en comunicaci­ón digital. Con el cliente final nos ha funcionado muy bien Instagram, donde nos hemos convertido en la marca de agua con más seguidores. Trabajamos mucho las redes sociales y las campañas, algunas con personas famosas que colaboran de forma desinteres­ada. El hecho de tener un modelo empresaria­l distinto engancha”.

A día de hoy, ya han desarrolla­do 13 proyectos y tienen siete en ejecución en países como Haití, Benín, Camerún, Congo, Eitopía, Uganda y Camboya, que han beneficiad­o en 2017 a 10.000 personas. “El objetivo para 2018 es incrementa­r las personas beneficiad­as en 15.000 o 20.000 más y aumentar el ratio de litro de agua entregada por litro de agua vendida, que ahora mismo está en 2 x 1”.

Además de su fin social, que les ha convertido en la primera empresa española con la certificac­ión Social Enterprise Mark, Auara, también se distingue por su compromiso medioambie­ntal, algo que ralentizó el lanzamient­o. “Hicimos un diseño que buscaba ser sostenible así que recurrimos a material reciclado, con forma cuadrada, y fue una complejida­d mayor”. Suyas son las primeras botellas de agua en Europa fabricadas con 100% de plástico reciclado R-Pet: “Desde 2016 hasta ahora hemos vendido un millón de botellas y hemos utilizado 30.000 kilos de plástico reciclado, lo que representa un ahorro de 45.000 litros de petróleo”. Otro detalle que da cuenta de su compromiso es que las botellas tienen informació­n en braille.

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