Emprendedores

Una disrupción más allá del bitcoin.

Blockchain, la tecnología que sustenta el mercado de bitcoins, está impulsando la mayor revolución para la vida y los negocios conocida desde el nacimiento de Internet. ¿Pero cómo funciona y para qué sirve realmente?

- PILAR ALCÁZAR

Blockchain, así funciona la tecnología que va a cambiar el mundo y los negocios.

Todo empezó con el nacimiento del bitcoin, la criptomone­da más conocida y valorada en el momento actual. Llegó en 2009 para acabar con los bancos centrales en el momento de mayor crisis de confianza en las institucio­nes financiera­s. Ocho años después, la continuida­d de la moneda es incierta pero todos coinciden en que la tecnología que lo ha hecho posible –el blockchain– ha llegado para quedarse. “Fue a finales de 2014 cuando dejamos de hablar de bitcoin y empezamos a hablar de blockchain. En 2015, las startups apartaron las ideas de cómo sustituir a la banca y empezaron a pensar en cómo transforma­r nuestras infraestru­cturas tecnológic­as. En 2016 iniciamos las pruebas del concepto para comprobar la utilidad de la tecnología, los pilotos llegaron en 2017 y en 2018 podríamos ver las primeras aplicacion­es reales en producción”, explica Julio Faura, responsabl­e de I+D en Banco Santander.

¿QUÉ ES?

Una tecnología que utiliza la criptograf­ía y la compartici­ón de datos P2P”, apunta Leif Ferreira, uno de los responsabl­es de NWC10Lab, el primer laboratori­o de España especializ­ado en blockchain y bitcoin. Significa “que los datos no están centraliza­dos o almacenado­s en un único servidor, sino que el registro está compartido por todos los usuarios de la red”, añade Ferreira. De ahí, el propio nombre, que literalmen­te se puede traducir como cadena de bloques. Esta forma de almacenar la informació­n es lo que impide que los datos registrado­s

en los bloques se puedan alterar o hackear. “Al ser una informació­n compartida entre todos los usuarios, si se destruye una parte de la cadena, con un solo nodo se replica todo de nuevo”, explica Leif Ferreira. Eso nos da la principal cualidad de esta nueva tecnología y lo que la hace única: “La fiabilidad de la informació­n que se guarda en la red es lo que verdaderam­ente supone una revolución respecto a todo lo anterior. Y con esa fiabilidad la confianza que se genera en cualquier tipo de transacció­n entre dos partes. La confianza la dan todos esos nodos que verifican la informació­n y esto permite en la práctica eliminar cualquier intermedia­rio en las relaciones comerciale­s. Con blockchain cualquier tipo de transacció­n económica se puede hacer entre dos pares sin ningún tipo de intermedia­rio”, explica Antonio Calvo, director de la división digital de T-Systems Iberia, que añade: “Al eliminar intermedia­rios se ahorran costes en los productos finales y encima es un intercambi­o más seguro y más fiable porque los registros nunca se borran. Se añaden, se modifican, pero toda la historia la puede ver cualquier persona”.

La fiabilidad de la informació­n registrada en ‘blockchain’ es su principal cualidad, ya que no se pueda alterar ni ‘hackear’

¿POR QUÉ SE HABLA DE REVOLUCIÓN?

Porque blockchain permite pasar del intercambi­o de informació­n que ha significad­o el desarrollo de Internet en estos años, al intercambi­o de valor y de confianza. “Es justo lo que le faltaba a la Red. En esta Internet del valor se eliminan todos aquellos que se hayan dedicado a intermedia­r con mover valor o dinero por Internet. Si tienes un negocio que se basa en intermedia­r, estás condenado a desaparece­r porque blockchain ofrece eso de forma descentral­izada, más barata y más segura”, explica Carlos Domingo, fundador de Spicevc, venture capital especializ­ado en blockchain. Dicho de una forma más clara: hasta ahora Internet ha permitido que obtengamos informació­n sobre quién es el propietari­o de una casa, por ejemplo, pero no permite certificar que una vivienda es propiedad nuestra sin la intervenci­ón del Registro de la Propiedad.

Con blockchain, esa certificac­ión prescindie­ndo del Registro, sería posible por la fiabilidad de la red. “En Inglaterra, de hecho, ya están haciendo un proyecto piloto para utilizar la tecnología blockchain para registrar la propiedad”, comenta Julio Faura.

Con esta tecnología y si se produce un cambio de normativa en ese sentido, el papel de los registros, de las notarías, de los despachos de abogados y otros actores similares podría desaparece­r o tendrían que redefinirs­e.

Los contratos inteligent­es de ‘blockchain’ -basados en programaci­ón- eliminan cualquier conflicto en acuerdos comerciale­s

¿CÓMO FUNCIONA?

Blockchain permite también realizar acuerdos comerciale­s sin que intermedie nadie, a través de lo que llaman smart contracts. Contratos basados en programaci­ón en los que no existe interpreta­ción posible. Se ejecutan automática­mente cuando se dan las condicione­s programada­s. “Por ejemplo, podemos hacer un contrato entre nuestra empresa y nuestros proveedore­s y programar cómo va a ser toda la relación desde que nos ponemos de acuerdo hasta que se realiza el pago. Sin que nadie pueda hacer trampas porque ese smart contract está en Internet, no está ni en mi sistema operativo ni en el del otro. Aquí la clave es que de momento este tipo de contratos no son vinculante­s, pero lo serán”, explica Álex Puig, fundador de la Alastria, una asociación multisecto­rial de empresas e institucio­nes para impulsar una infraestru­ctura semipúblic­a de blockchain en España.

INTERCAMBI­O DE TOKENS

En este intercambi­o de valor juegan un papel clave las representa­ciones de las cosas o dicho en argot de blockchain: los tokens. “Un token es una representa­ción dentro de esa base de datos que es blockchain de un activo o de una propiedad que a día de hoy las empresas tienen guardado. Lo más fácil son euros. Si tengo 100 euros en el banco, a través de un smart contract puedo programarl­os para que, en lugar de estar guardados, se puedan utilizar, pero con unas condicione­s. Por ejemplo, que mis hijos sólo puedan gastarlos en un horario determinad­o en la biblioteca o en el cine. Y lo mismo puedo hacer con minutos de telefonía móvil o litros de gasolina. Si tengo una flota de vehículos podría enviarles litros de gasolina, así no tendría que darles tarjetas de crédito, ni pedirles tiques. Les doy los litros y los programo para que sólo se lo puedan gastar en un horario determinad­o, en una zona y con un vehículo con una matrícula concreta. Realmente, afecta a todos los sectores. Y no necesitas que nadie lo certifique, ya que lo hace la tecnología porque blockchain es un libro de contabilid­ad”, añade Puig.

La banca, de hecho, ve más futuro a este intercambi­o de tokens que al uso de las actuales criptomone­das para pagos cotidianos. “Un bitcoin es una entrada en una base de datos. Es lo único que es. No representa nada. Lo que sí es interesant­e para la banca es crear algo similar a una criptomone­da como representa­ción de un valor que vive en un sistema tradiciona­l. Por ejemplo, un euro. Yo me guardo el euro en el banco y creo un criptoeuro, un objeto digital que podemos intercambi­ar en blockchain para hacer pagos. Se puede tokenizar cualquier cosa. En la banca sí hay bastante interés en eso y se está trabajando mucho a través de una alianza global en un proyecto que se llama Utility Settlement Coin (USC). Se está trabajando sobre criptomone­das que represente­n el dinero que está en los bancos centrales. Lo más parecido a un euro digital o a un dólar digital. El paso siguiente será convencer al Banco Central Europeo para que emita un euro digital directamen­te sobre blockchain; euros digitales nativos. Esto lo veo a más largo plazo, pero no perdamos de vista que el Banco de Singapur ya ha hecho un proyecto de este tipo”, comenta Julio Faura.

Una de las limitacion­es, hasta ahora, ha sido la poca escalabili­dad de la tecnología, que ya se ha resuelto

ASÍ SE ESTÁ DESARROLLA­NDO

Una clave para entender todo esto es que cuando se habla de blockchain no hace referencia a una única red: las hay públicas, privadas y mixtas. Ni siquiera se trata de una única tecnología. Redes públicas serían, por ejemplo, bitcoin y ethereum. Privadas, las que está creando la banca y cualquier otra empresa. Y mixtas, la española Alastria, formada por un consorcio de empresas y organismos públicos españoles.

“Hay distintas tecnología­s y, lógicament­e, cada una de ellas tiene su informació­n. Ethereum tiene la suya. Bitcoin la suya. Aunque ya se está trabajando en conectores. Es decir, a día de hoy se puede conectar bitcoin y ethereum. Se puede condiciona­r una transacció­n en ethereum a un pago en bitcoin, por ejemplo. Lo que veo es que en el futuro no habrá una sola tecnología. Tendremos muchos tipos distintos de blockchain, unos abiertos, otros cerrados, públicos, privados, interconec­tados entre ellos con distintas aplicacion­es. Hay gente que está trabajando sobre un blockchain sólo para el sector energético, por ejemplo. Hay otros que están creando un consorcio para el sector bancario. Nosotros hemos creado uno multisecto­rial pensando más en la identidad digital y en las interaccio­nes con cada uno de los usuarios y entre las empresas”, afirma Álex Puig. La identidad digital es clave para el desarrollo de un blockchain sin intermedia­rios. “Así te puedes crear una identidad que sea universalm­ente utilizable. Y esa identidad la puedes utilizar para realizar una transacció­n comercial o poner una noticia o certificar la veracidad de cualquier cosa”, asegura Julio Faura.

ETHEREUM, LA MÁS COMPLETA

Aunque todo esto ha empezado con el intercambi­o de bitcoins, en realidad esta red es la que menos futuro tiene como desarrollo de todas las utilidades de las que estamos hablando. Ethereum, en este sentido, le está ganando la batalla. “La tecnología bitcoin sólo sirve para registrar bitcoins. Es una base de datos en la cual pones cantidades de bitcóin asociadas a claves públicas que identifica­n a sus dueños. En cambio, la tecnología de ethereum es mucho más versátil, más útil, porque no sólo puede reflejar una cantidad de dinero –ethereums, en este caso– sino que es como un superorden­ador compartido en el que cada uno puede ejecutar un programa en toda la red sin ningún tipo de censura y de forma inmutable. Y en esos programas uno puede reflejar lo que quiera: la propiedad de las criptomone­das, la de una casa, el derecho a que un coche se encienda... Cualquier cosa”, explica Julio Faura, que enseguida apunta cuáles son las verdaderas barreras para la extensión del blockchain en el momento actual: “Las redes públicas, a día de hoy, sirven para poco, salvo para reflejar la propiedad de las criptomone­das y, de hecho, están bastante colapsadas. Tienes que esperar horas, si no días, cuando lanzas una transacció­n en la red pública de bitcoin y ha habido casos de tener que esperar hasta semanas para pagar unos bitcoines de una clave pública a otra. Tienen mucha demanda y estas redes no fueron diseñadas para los volúmenes tan altos que están teniendo hoy en día. Y otra cosa es el precio al que están llegando las criptomone­das y el coste de las transaccio­nes, tan caras. Por ejemplo, una transacció­n de bitcoin te puede costar 25 dólares y una de ethereum, un par de dólares. No se pueden realizar micropagos con esas comisiones. Hablo de las redes públicas en las que están registrada­s las criptomone­das. En el sector de la banca, y en cualquier entorno corporativ­o, lo que se está haciendo es crear redes privadas y redes semipúblic­as, como es el caso de Alastria, que está controlada por un conjunto de entidades. Somos más de 160 miembros. Pero aquí no se pueden comprar y vender criptomone­das porque no las hay. Es un ordenador compartido y su uso es gratis”.

UN FUTURO QUE TODAVÍA ESTÁ POR RESOLVER

¿Qué tecnología se va a imponer? “Pues no lo sé, pero eso no es importante. Lo importante es saber qué aplicacion­es realmente explotan el carácter descentral­izado de la red, sus ventajas y cómo hacemos para que todo esto sea legal y realmente funcione. Porque cuando haces una aplicación descentral­izada surge la duda de quién es el responsabl­e de ella ”, explica Julio Faura, que añade: “Cuando hablo de tecnología me refiero a Ethereum, a Hiperledge­r (la que está impulsando IBM) o a Corda (una tecnología que está desarrolla­ndo el consorcio de banca R3). Son las que más se están utilizando para el desarrollo de aplicacion­es (sobre todo, las dos primeras), porque luego todas esas tecnología­s son distintas. Unas son más adecuadas que otras para según que usos. En Alastria trabajamos con un derivado de Ethereum que se llama Quorum y que estamos codesarrol­lando con la Interprise Ethereum Alliance”.

LO QUE YA ES REAL Y LAS OPORTUNIDA­DES QUE TRAE

‘Blockchain’ va a ser una tecnología clave para hacer los procesos de las empresas más rápidos, eficientes y baratos

Puestos a pensar en el futuro, blockchain tiene muchas utilidades sociales y de negocio. En

Delaware, por ejemplo, se está desarrolla­ndo ya la administra­ción sobre blockchain. Si todos los gobiernos siguiesen sus pasos, se podría trabajar sobre una democracia más participat­iva y con un mayor control de los gastos públicos. Entre otras cosas. Pero, ¿qué pasa en el mundo de los negocios? “En el mundo corporativ­o el futuro del blockchain va por hacer nuestros procesos más eficientes, más baratos y mejorar la calidad del servicio de lo que tenemos en los procesos de hoy, más que inventar nuevas aplicacion­es, aunque sí las habrá en el futuro y fuera del ámbito de la banca también”, asegura Julio Faura, que explica así cómo lo están aplicando ya en el entorno de la banca: “Hemos analizado cómo se integra esto con los sistemas core bancarios y con otros sistemas corporativ­os. El cómo se asegura la privacidad de las transaccio­nes es un tema que ha habido que trabajar bastante al tratarse de una red descentral­izada. Hoy ya tenemos tecnología­s derivadas de Ethereum y con Hiperledge­r que garantizan la privacidad, la escalabili­dad y otros problemas que vimos. Tenemos aplicacion­es que pueden tragarse muchos cientos, si no miles, de transaccio­nes por segundo. Todavía no son lo que necesitamo­s en la industria financiera para una arquitectu­ra descentral­izada, pero sí empieza a haber cosas reales como los pagos internacio­nales. Ya somos capaces de mover dinero instantáne­amente entre distintos países, con distintas monedas. Si normalment­e tardas cuatro o cinco días en hacer transferen­cias internacio­nales, con blockchain se hace en unos segundos. O en el mismo día. Luego hay otros temas menos espectacul­ares como el reporting regulatori­o, temas de mercados de capitales… hay muchos temas muy serios en los que se pueden ahorrar bastantes costes y que pueden mejorar la calidad del servicio. Sobre todo, por la rapidez en las transaccio­nes a los clientes. Y este año ya vamos a empezar a ver algo relacionad­o con esto”, explica Julio Faura. Eliminar la burocracia corporativ­a es uno de los grandes objetivos de Alastria, que trabajan sobre todo en “simplifica­r todos los procesos de las empresas: quién tiene que firmar, donde se sube esta firma, qué documentos hacen falta…, algo que puede afectar también a la Administra­ción pública y a cualquier institució­n que tenga mucha burocracia. Vamos a simplifica­r la burocracia”, puntualiza Álex Puig.

FINANCIAR NUEVOS PROYECTOS

Una tecnología que ha nacido unida a la descentral­ización del dinero, también tiene su utilidad en este aspecto. Con blockchain, cualquier persona o empresa puede emitir su propio dinero o tokens a través de una Initial Coin Offering (ICO). Estos tokens pueden servir para adquirir bienes o servicios de la empresa, para participar en el proyecto o para adquirir derechos sobre beneficios futuros. También, claro, se pueden intercambi­ar por dinero. Como ejemplos, la cadena Nostrum ha creado su propia criptomone­da

(la Meal Token) para conseguir 50 millones de euros, la financiaci­ón

necesaria para su expansión en Europa. O la película The Pitts Circus, financiada con ethereums, que ha obtenido más de 80.000 dólares entre donaciones y contratos inteligent­es suscritos con inversores, patrocinad­ores y socios. Y la propia Telefónica, desde su filial alemana, que recienteme­nte ha emitido deuda a través de blockchain.

OPORTUNIDA­DES DE NEGOCIO

Con los usos de blockchain presentes y futuros surgen nuevas oportunida­des de negocio. De la gestión de ICOs, por ejemplo, ha nacido la startups española Icofunding, la encargada del lanzamient­o de la criptomone­da de Nostrum, entre otros proyectos. También, en torno a la inversión, gira la oportunida­d que explota Globatalen­t, en este caso en la inversión en clubes y deportista­s. Su idea es obtener dinero comprando y vendiendo una parte de los beneficios futuros de éstos, garantizad­os por sus derechos de imagen, premios, sueldos, contratos de TV, etc. A su vez, permitirá financiars­e a los deportista­s y clubes. Un proyecto similar enfocado a las apuestas y mercados predictivo­s lo está desarrolla­ndo Gnosis, “una aplicación que no necesita ningún intermedia­rio porque es la comunidad quien gestiona las apuestas”, comenta Sandra Becker, de Ethereum Madrid.

Pensando en la trazabilid­ad de las cosas, la española Megavatio control ha desarrolla­do una plataforma que rastrea el origen de la energía. Así, el consumidor puede saber si la producción de la energía que consume ha sido sostenible. Una idea que se puede aplicar a cualquier mercado en el que la autenticid­ad sea fundamenta­l para determinar el precio: ya sean diamantes, arte o los kilómetros reales que tiene un automóvil de segunda mano (una idea que está explotando CarTrustCh­ain). También gracias a la trazabilid­ad se pueden crear negocios que ayuden a gestionar los derechos de autor en los contenidos de Internet y acabar con las noticias falsas. Kodak de hecho acaba de lanzar su propia criptomone­da y ha creado la plataforma KODAKOne para ayudar a los fotógrafos a proteger la autoría de sus fotos.

Otro punto clave es el desarrollo de aplicacion­es para implantar los contratos inteligent­es, una idea que explotan las americanas Solidity y Simbiont. Y para facilitar los micropagos con monedas virtuales. “Por ejemplo, los pagos de un recargador de coches eléctricos. Si vas a tu garaje y el recargador del coche es comunal, con blockchain se puede registrar el estado de tus pagos y pagar con dinero digital. Es una forma muy barata de organizar micropagos”, explica Julio Faura, que ve en blockchain una oportunida­d única para facilitar la colaboraci­ón entre las startups y las grandes empresas: “Imagínate una startup que hace un sistema de Inteligenc­ia Artificial para un banco, pero los fundadores no saben nada de tecnología financiera. Para el banco es un lío y un riesgo conectarlo. Tiene que abrirle su sistema a una startups que, además, va a utilizar una tecnología que igual no está ni homologada. Pero si tienes una capa de blockchain en el medio todo, es mucho más sencillo porque no tiene que conectarse directamen­te a nuestros sistemas sino que la conexión y la aplicación corre en una plataforma descentral­izada, y eso crea muchos menos problemas de seguridad”. Para el responsabl­e de I+D de Banco Santander, “a largo plazo es posible que todo lo que se está diciendo sobre la disrupción del blockchain sea verdad; la regulación va a ser lo verdaderam­ente importante”.

El ‘blockchain’ facilita la colaboraci­ón entre grandes empresas y startups al trabajar sobre una tecnología descentral­izada

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