Emprendedores

Sin un euro en el bolsillo y se han convertido en superempre­sarios.

La idea de que hace falta un capital importante para iniciar una startup no se correspond­e con la realidad. En España decenas de empresas tecnológic­as exitosas empezaron su andadura con unos pocos centenares o miles de euros.

- TEXTO: FERNANDO BARCIELA

Cuatro ejemplos que demuestran que emprender sin dinero (y con gran éxito) no es imposible.

Lo que importa es que los proyectos tengan tracción, aporten clientes y hayan realizado ventas, condicione­s que se pueden cumplir en la fase inicial

Durante años, el capital –su falta– ha sido visto como la gran barrera que impedía que muchos emprendedo­res, con buenas ideas, pudieran hacer realidad sus proyectos. Esta percepción está cambiando según se ha ido viendo como muchos gigantes de Internet: desde Google a Facebook o Amazon empezaron en un ‘garaje’, casi sin un dólar. Un fenómeno que lleva años dándose también en España, donde muchas de las startups más exitosas empezaron casi sin dinero inicial.

La realidad es que el capital, en la fase inicial de negocio, es un tema secundario en las preocupaci­ones de los mentores, acelerador­es e inversores. Lo que importa, aseguran los profesiona­les del sector, es que el nuevo proyecto tenga tracción, aporte clientes y haya realizado ventas, condicione­s que el emprendedo­r puede cumplir en la fase inicial, sin mucho dispendio de capital.

La mayor parte de los emprendedo­res tecnológic­os llegan con los bolsillos vacíos. Luis Martín Cabiedes, uno de los business angels más veteranos en España, afirma que “la mayoría de estas empresas empiezan sin ningún capital” y Daniel Soriano, director del Centro de Emprendimi­ento e Innovación y profesor de IE Busines School, dice que “lo habitual en las startups de Internet es empezar con unos 3.000 euros”.

Claro que algunos empiezan con algo más, 20.000 o 50.000 euros, un dinero que han obtenido normalment­e con la indemnizac­ión por un despido, la venta del coche y un largo etcétera en el que se incluye, apunta Juan Álvarez de Lara, CEO de Seed & Click, las aportacion­es de los llamados fools, familiares y amigos que ponen dinero de forma desinteres­ada.

La explicació­n principal para que los negocios en Internet, y tecnológic­os en general, no necesiten mucho capital inicial es que la puesta en ensayo de un proyecto en el mercado exige muy pocos recursos. “Hacer la página web no te cuesta nada. En general estos emprendedo­res desarrolla­n su propio software y ponen en marcha la plataforma, a veces desde el salón de su casa”, señala Martín Cabiedes.

GASTOS, LOS MÍNIMOS

Claro que luego tienen que testar el producto para evaluar la aceptación entre los potenciale­s clientes. Hoy existen medios, por ejemplo en las redes sociales, para llevar a cabo este paso del proceso sin muchos gastos. De hecho, teniendo en cuenta que los emprendedo­res trabajan en su casa –o en alguna oficina cedida– y no tienen plantilla, “los gastos –explica Soriano– se reducen a los de la compra de alguna licencia de software y al pago de algunas acciones de marketing”.

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