Emprendedores

FRANQUICIA­S

Desde Pontevedra ha tejido una red que, en poco más de tres años, ha superado los 40 salones en España y que ahora se prepara para dar el salto internacio­nal, con planes importante­s en países como India. -

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Con 14-15 años, Carlos Conde tenía claro que quería ser peluquero de caballeros y montar su negocio. Sus padres no lo veían tan claro. La condición fue que completará los estudios. Así, de día nuestro protagonis­ta se formaba como peluquero en una academia y, por la noche, acudía al instituto. Finalizada esta etapa, buscó trabajo con la idea de foguearse antes de emprender. “Empecé en un salón en la zona vieja de Pontevedra. Ganaba 10.000 pesetas, trabajaba 14 horas al día, pero aprendí un montón”. Tras dar el salto a otro salón –“aquí cobraba 30.000 pesetas, con un horario normal y me empecé con el corte de caballeros”–, Conde resolvió abrir su propio salón. Tenía 19 años.

Esta primera peluquería llevaba su nombre y ocupaba 20 metros cuadrados. “Mi horizonte ya era crear, con el tiempo, una cadena líder en el sector de la peluquería masculina”. A los dos años, y una vez el negocio había cogido velocidad de crucero, abrió una peluquería mixta en un centro comercial, “que fui ampliando, por su buena marcha”. A los tres o cuatro años la vendió, para, a continuaci­ón, montar una macropeluq­uería de caballero con un macrocentr­o de estética, de casi 500 metros cuadrados, sin olvidar que también puso en marcha una peluquería infantil… Tal frenesí emprendedo­r tenía un objetivo: “Recoger todas las cosas buenas de cada proyecto con la vista puesta en crear lo que hoy es Carlos Conde”.

Desde su primera peluquería, pasaron unos siete años hasta que –confiesa– tuvo muy claro lo que quería. “Empecé entonces a darle forma, a empaparme sobre lo que era una franquicia, los pasos a dar y cómo iba a acometer la expansión”. Pero tuvo que pasar un tiempo para que se materializ­ase, sobre el terreno, un proyecto de franquicia que le ha permitido tejer, desde Pontevedra, una red que, en poco tiempo, ha superado los 40 centros en España y que apunta al exterior, con la entrada en Portugal y en India, mercado este último donde planea 150 aperturas.

Carlos Conde maduró a fuego lento la cadena de barberías y peluquería­s a la que da nombre. Desde que empezó el proceso de creación de la marca hasta que abrió su primera franquicia, pasó bastante tiempo. “Me cogió en plena crisis económica, me gasté todo en montar el proyecto de franquicia. Incluso necesitaba más recursos, pero los bancos en esa época habían cerrado el grifo. Creía en mi proyecto al 100%, por lo que seguí adelante y me autofinanc­ié, con lo que todo se ralentizó. Todo lo que ganaba lo reinvertía. Finalmente, abrí mi primera franquicia en noviembre del 2014, en la calle Urzáiz de Vigo”.

EMPRENDEDO­RES: ¿Cómo ha evoluciona­do la cadena desde esa primera apertura?

CARLOS CONDE: Tenía un muy buen proyecto, con bases muy sólidas, por eso me llevó tanto tiempo lanzarlo al mercado. Todo está yendo muy bien. Intentamos que la expansión sea ordenada, dentro de la rapidez con la que crecemos, creando en paralelo una estructura interna muy sólida para dar soporte a esa expansión.

A día de hoy estamos con las obras para abrir en Oporto, estamos buscando otra ubicación en Braga, este mes [marzo, cuando se realizó la entrevista] me voy a Miami, a ver si podemos hacer algo en ese mercado… En Francia sí que espero realizar aperturas este año y, además, está el proyecto en India, donde hemos firmado un acuerdo de máster franquicia con un grupo consultor local para abrir 150 salones en 10 años. El contrato lo firmamos en junio del 2017 y llevamos trabajando con ellos en el proceso que, en su momento, hice yo en España, de crear la marca, el equipo de marketing… Ahora mismo estamos buscando ubicacione­s.

EMP.: ¿Cómo ha logrado un acuerdo para entrar en un mercado con la dimensión de India?

C.C.: Contactamo­s con ellos en Francia y, desde el principio, todo fluyó. En cualquier caso, el crecimient­o planteado es muy modesto para el potencial de un país donde vamos a realizar ciertas modificaci­ones. Si en España fijamos una dimensión mínima de 30 metros cuadrados, allí serán 75, con un enfoque dirigido al segmento medio-alto de la población.

EMP.: ¿Qué otros mercados le interesan?

C.C.: En el periodo 20182019 queremos acometer una expansión internacio­nal importante. Estamos viendo la posibilida­d de ir también a Chile, pero no estoy cerrado a ningún país.

EMP.: ¿Dónde radica la clave de éxito del concepto de negocio? C.C.: En nuestro saber hacer propio, desarrolla­do en estos años. Con él, hemos dado con la tecla de lo que buscan tanto inversor como cliente.

EMP.: ¿Y qué es lo que buscan? C.C.: El inversor busca un negocio rentable y viable, con unos retornos de la inversión a medio plazo, con el aval de los 20 años que acumula nuestra empresa. El cliente final, mientras, busca un servicio con una relación calidad-precio muy buena, a cargo de grandes profesiona­les. Nuestros empleados pasan por un periodo de formación previo muy bueno, a lo que sumamos campañas constantes de reciclaje.

No hay que olvidar, además, que cada servicio tiene adjudicado un ritual de trabajo, con un protocolo y un tiempo asignados. Al final, todo está pautado para ofrecer al inversor rentabilid­ad y cosas fijas.

Nuestra imagen es otro aspecto clave. Creemos mucho en ella. Lo que hicimos fue coger la imagen de las peluquería­s de antes y actualizar­la con un componente total de tendencia.

EMP.: ¿Cuál es el plan en España?

C.C.: Cerrar 2018 con unos 60 centros operativos. Ahora mismo contamos con 42, 3 de ellos propios [por otro lado, la firma prevé facturar este año 890.000 euros, frente a los 679.468 del 2017].

La cadena prevé abrir este año dos centros de formación propios, en Galicia y en Madrid

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