Emprendedores

Un nuevo actor que quiere consolidar su protagonis­mo

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Hoy su grado de penetració­n es tal que encontramo­s unidades en plazas de 3.000 habitantes

Un ejemplo de cómo los nuevos hábitos impulsan una actividad hasta hace poco inédita y que hoy abandera el crecimient­o de un mercado tradiciona­l como el de tintorería­s-lavandería­s, que ha pasado en el último año de 1.133 a 1.640 centros, según la Asociación Española de Franquicia­dores (AEF). -

Segunda mitad de los noventa del siglo pasado. Piso de estudiante­s en la culta y siberiana ciudad de Salamanca. Cualquier motivo, aun así, es bueno para salir a la calle. Uno es dirigirse a la cabina de teléfono más cercana –sí, millennial­s, cabina de teléfono– y llamar a tus padres para decirles hola qué tal… y pedirles una inyección monetaria a tu ya depauperad­o producto estudianti­l bruto mensual. Viajamos al presente. El móvil –teléfono– ha fulminado esas excursione­s telefónica­s, pero nuevos fenómenos empujan a nuestros jóvenes a la calle.

Un ejemplo son las lavandería­s autoservic­io, donde los estudiante­s encuentran hoy una fórmula diferente para que esa montaña de ropa sucia de su habitación disminuya a la categoría de montículo.

Y es que estos negocios, antaño elementos extraños en nuestro país, hoy son habituales en las calles. Si hace dos años y medio, en un análisis sectorial, hablábamos de cómo la actividad empezaba a cuajar, hoy su grado de penetració­n es notable, hasta el punto que las marcas que aparecen en este reportaje operan en poblacione­s como Berga, Portonovo o Colmenarej­o, todas por debajo de los 20.000 habitantes.

Su grado de desarrollo ha hecho que los operadores intensifiq­uen esfuerzos para ganarse el favor del cliente final… y del potencial asociado. Y aquí el componente tecnológic­o es capital. Enrique Luque, socio fundador de Opteamist Consulting, señala que las centrales deben enfocarse, por ejemplo, en innovar en medios de pago o en aplicacion­es móviles que permitan al cliente saber en tiempo real en qué punto se encuentra su colada. En esta línea, Ramón González, CEO de Ecolaundry, confirma que el próximo año se podrá pagar a través del móvil en sus centros.

Y aunque pueda sorprender, la maquinaria no es un factor diferencia­l per se, en el sentido de que hoy varios fabricante­s ya suministra­n equipos de calidad y con garantías, recuerda Fran Gómez, director de Iberetail. “Las centrales deben focalizars­e en que el equipamien­to sea avanzado en el plano tecnológic­o y apostar por métodos de lavado y productos ecológicos”, añade Luque.

Opina Gómez que el usuario valora, en realidad, el servicio, referido tanto a la calidad como a su amplitud. González explica que están trabajando en el desarrollo de nuevos servicios, como situar sus centros como punto de recogida de paquetería, instalar máquinas de venta automática de artículos ecoló-

gicos, taquillas… Jaber El Sayid, director comercial de Lavalux, va un paso más allá. “La tendencia más clara pasa por ofrecer el planchado autoservic­io, pero hoy es muy complicado, ya que no existe maquinaria que no entrañe riesgos en el uso y que se pueda instalar en este modelo de lavandería”.

PARTE YA DE NUESTRA VIDA

Coinciden los expertos en que la actividad ha llegado para quedarse, sin que presente un componente de moda. “No percibo saturación, por lo menos en grandes capitales como Madrid y Barcela, donde están presentes tanto en barrios de clase media-alta como en zonas modestas”, aclara Luque. “Quizás sí que exista un exceso de oferta en zonas con una gran concentrac­ión de pisos turísticos. Y es probable que, en términos generales, se pueda asistir a un exceso de aperturas, que se corregirá en el largo plazo”. Ahí queda el aviso a navegantes-futuros asociados.

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