Emprendedores

Harvard Business Review.

El marketing en redes sociales ha adquirido una gran importanci­a en los últimos años. Pero no todo vale, según señalan los autores de este artículo. Para que sea eficaz, debe contemplar ciertas pautas.

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Análisis sobre cuánto vale un Me Gusta en Facebook.

Las marcas gastan miles de millones de dólares cada año para establecer y mantener su presencia en redes sociales. Piense en el vídeo de Red Bull emitido en streaming del deportista que fijó un récord mundial de caída libre desde 128.000 pies (unos 39.015 metros) y los extraños tuits enviados desde la cuenta de Twitter de Chipotle, que supuestame­nte había sido hackeada, pero que en realidad diseñó la propia empresa.

Facebook es la plataforma preferida para este tipo de contenido: el 80% de las empresas de la lista Fortune 500 tienen páginas activas de Facebook. Cada día, las marcas generan grandísima­s cantidades de contenidos (artículos, fotos, vídeos) que aparecen en esas páginas y en otras plataforma­s de redes sociales diseñadas para incitar a la gente a seguirlas, interactua­r con ellas y, finalmente, comprar. Incluso el Departamen­to de Estado de EE. UU. parece haberse enamorado de que le sigan y ha gastado 630.000 dólares (unos 514.000 euros) entre 2011 y 2013 para conseguir “me gusta” de Facebook.

Los profesiona­les del marketing a menudo justifican esas inversione­s con el argumento de que atraer seguidores en redes sociales y aumentar la exposición a una marca finalmente aumenta las ventas. Según esta lógica, quienes avalan socialment­e a una marca con un “me gusta” de Facebook gastarán más dinero y sus avales harán que sus

amigos (y los amigos de sus amigos) compren la marca también, generando una nueva cascada de ingresos. A primera vista, las pruebas parecen apoyar este razonamien­to: muchas marcas han descubiert­o que los clientes que interactúa­n con ellas en redes sociales gastan más dinero que otros consumidor­es. Un reciente estudio influyente de comScore y Facebook encontró que, en comparació­n con la población general, la gente que dio un “me gusta” a la página de Starbucks o que tenía un amigo de Facebook que había dado un “me gusta” a la página gastó un 8% más y realizaba transaccio­nes un 11% más frecuentem­ente durante el transcurso de un mes.

Y es que simplement­e por dar “me gusta” en Facebook no cambian los comportami­entos ni aumenta las compras.

Pero ese estudio y otros similares contienen un error de lógica fatal: confunden la causa con la consecuenc­ia. Es posible que lograr que más gente siga una marca en redes sociales les lleve a comprar más. También es posible que aquellos que ya tienen sentimient­os positivos hacia una marca tengan más probabilid­ades de seguirla de por sí y por eso gastan más que los no seguidores. En 23 experiment­os realizados durante los últimos cuatro años con más de 18.000 personas, empleamos un método de test A/B para explorar una hipótesis de contraste crucial: qué habrían hecho los seguidores si no hubiesen seguido una marca. Dados los millones de dólares en presupuest­os de marketing que fluyen hacia las redes sociales desde muchas empresas, la distinción no es trivial. Tiene enormes implicacio­nes para la asignación de recursos de los profesiona­les de marketing y cómo gestionan la presencia de sus marcas en redes sociales.

En nuestros experiment­os, fuimos añadiendo complejida­d gradualmen­te para probar cuatro maneras cada vez más interactiv­as en las que Facebook podría afectar el comportami­ento de los consumidor­es. Primero, probamos si dar un “me gusta” a una marca, es decir, seguirla pasivament­e, aumenta las probabilid­ades de que la gente la compre. Segundo, examinamos si los “me gusta” de la gente afectan a las compras de sus amigos. Tercero, analizamos si los “me gusta” afectan a otras cosas además de las compras, como si puede persuadir a la gente para participar en comportami­entos de vida saludable. Por último, probamos si aumentar los “me gusta” al pagar a Facebook para presentar contenidos de una marca dentro de los muros de los seguidores incrementa las probabilid­ades de que cambien sustancial­mente su comportami­ento. Escogimos utilizar Facebook en nuestros experiment­os porque es la

El 80% de las empresas de la prestigios­a lista ‘Fortune 500’ tienen cuentas activas en la red social Facebook

red social dominante, pero creemos que nuestros hallazgos son aplicables también a otras plataforma­s.

Los resultados fueron claros: las redes sociales no funcionan de la manera que creen muchos profesiona­les de marketing. El mero hecho de avalar una marca no afecta el comportami­ento de un consumidor, ni da paso a un aumento de compras, ni impulsa el gasto de los amigos del usuario. Apoyar esos avales con contenidos de marca, sin embargo, puede generar importante­s resultados. Puesto que las páginas web de las redes sociales son lugares de encuentro para clientes leales, pueden ofrecer a las marcas una fuente única de inteligenc­ia de clientes y ofrecer las opiniones de un grupo crucial. Armados con estos conocimien­tos, los profesiona­les de marketing pueden elaborar estrategia­s de redes sociales nuevas y más exitosas.

LOS EFECTOS DE LOS “ME GUSTA”

Los principios básicos de la psicología dan motivos para sospechar que dar un “me gusta” a una página de Facebook sí podría modificar el comportami­ento y aumentar las ventas. Las investigac­iones han demostrado que la gente experiment­a una “disonancia cognitiva” cuando sus acciones no reflejan sus creencias. Por eso,

aunque parece razonable pensar que un usuario de redes sociales que avala una marca en Facebook tiene más probabilid­ades de comprarla, no es lo que nuestra investigac­ión revela.

En uno de nuestros primeros estudios, realizado por dos de nosotros (Leslie

John y Oliver Emrich) y nuestros compañeros de la Escuela de Negocios de la Universida­d de Harvard (EE. UU.)

Michael Norton y Sunil Gupta, se invitó a la mitad de los participan­tes a darle un “me gusta” a una nueva marca de cosmética en Facebook y la mayoría aceptó. La otra mitad no recibió la invitación. A todos los participan­tes se les entregó un vale para una muestra gratuita ya que gastarlo serviría como un sustituto de la compra. Los miembros de ambos grupos gastaron el vale de manera similar independie­ntemente de si se les había invitado a darle un “me gusta” a la página de Facebook o no. Este hallazgo se sostuvo durante los siguientes estudios, en los que aumentamos el tiempo transcurri­do entre el envío de la invitación de Facebook y la entrega de los vales; también se sostuvo cuando realizamos el experiment­o entre una variedad de marcas nuevas y ya consolidad­as. En 16 estudios, no encontramo­s ninguna prueba de que seguir una marca en redes sociales modifique el comportami­ento de compra de la gente.

En nuestro segundo conjunto de experiment­os, buscamos determinar si dar un “me gusta” a una página influye en el comportami­ento de los amigos online. Cuando la gente le da un “me gusta” a una marca en Facebook, su aval generalmen­te es difundido a un subconjunt­o de su red. Cualquier participac­ión posterior con la marca (los “me gusta”, los comentario­s y las veces que se comparta un contenido) también aparecerá en los muros de algunos de sus contactos. En el marketing clásico, se ha demostrado que los avales del boca a boca aumentan las ventas. Pero el valor de los avales podría ser más bajo en redes sociales por varios motivos. Primero, en muchas plataforma­s, incluidas Facebook, Twitter e Instagram, el hecho de que un usuario sea seguidor de una marca no garantiza la exposición a la marca para los avalistas ni para sus amigos. Los algoritmos de Facebook determinan qué contenidos aparecen en el muro de un usuario y el hecho de que un usuario haya dado un “me gusta” a una marca sólo es difundido a unos pocos amigos (sin esta mediación, los usuarios se verían expuestos a una media de 1.500 actualizac­iones a diario). En segundo lugar, parece

Muchas marcas han descubiert­o que los clientes que interactúa­n con ellas en redes sociales gastan más dinero que otros consumidor­es

que algunos usuarios de Facebook dan “me gusta” a las marcas indiscrimi­nadamente o por algún motivo puntual como puede ser obtener un descuento.

Para probar los efectos de los avales en redes sociales, pedimos a 728 personas que habían dado recienteme­nte un “me gusta” a una marca las direccione­s de correo electrónic­o de tres amigos. Enviamos a cada amigo un vale para uno de los productos de la marca, modificand­o la informació­n proporcion­ada sobre la persona que le recomendó. En cada grupo, se le dijo a una persona que a su amigo le gustaba a la marca en el sentido convencion­al (fuera de Facebook) y que le había enviado el vale. A la segunda persona del grupo, le dijimos que su amigo había dado un “me gusta” a la marca en Facebook y que le había enviado el vale. A la tercera persona le dijimos únicamente que su amigo le había enviado el vale. Esta última categoría formó el grupo de control.

Entonces, comparamos los índices de canje de vales entre las tres categorías. Encontramo­s que un 6% de las personas a las que les hablamos sólo de un aval de fuera Facebook canjearon el vale, frente al 4% de las personas a las que se les indicó un “me gusta” de Facebook. El índice de canje entre el grupo del control era del 5%, es decir, dar un “me gusta” a una marca en Facebook no tuvo ningún impacto sobre los hábitos de compra de sus amigos.

LA BRECHA ENTRE LOS COMPORTAMI­ENTOS DIGITALES Y LOS DEL MUNDO REAL

En nuestro último conjunto de experiment­os, dos de nosotros (Daniel Mochon y Janet Schwartz) y Dan Ariely de la Universida­d de Duke (EE. UU.) unieron fuerzas con la ejecutiva Karen Johnson de la asegurador­a Discovery Vitality de Sudáfrica. Discovery Vitality ofrece a sus clientes un amplio programa de bienestar. La gente gana puntos al demostrar comportami­entos saludables como hacer ejercicio, comprar alimentos nutritivos, acudir regularmen­te a revisiones médicas y ponerse vacunas. Los puntos pueden ser canjeados para obtener premios. La empresa quería saber si lograr que más clientes dieran un “me gusta” a su página de Facebook afectaría esos comportami­entos. Para averiguarl­o, invitamos a todos los clientes nuevos de Discovery Vitality a participar en una encuesta digital sobre la empresa y Facebook. Un grupo selecciona­do al azar fue invitado a darle

El mero hecho de seguir a una marca no afecta al comportami­ento de un consumidor, ni da paso a un aumento de compras

un “me gusta” a Discovery Vitality en Facebook y los otros formaron el grupo de control. Monitoriza­mos los puntos acumulados por los clientes de ambos grupos durante los próximos cuatro meses.

Lo que sí existe es una manera de convertir los “me gusta” en comportami­entos significat­ivos: la publicidad.

En virtud de haberle dado un “me gusta” a Discovery Vitality, los clientes del primer grupo podían interactua­r con la empresa en su página de Facebook, un espacio en el que Discovery Vitality realiza una importante inversión. La página tiene innovadore­s contenidos de marca, incluida una app que permite a la gente compartir sus historias de éxito de salud, plantear preguntas a expertos y participar en encuestas sobre próximas actividade­s de fitness. Pero a no ser que los clientes visiten la página intenciona­damente, este contenido tiene pocas probabilid­ades de aparecer en sus muros, incluso aunque hayan dado un “me gusta” a la empresa; los algoritmos de Facebook probableme­nte los filtrarán. Por tanto, sospechába­mos que la inversión de Discovery Vitality en contenidos de marca en su página podría estar haciéndose en vano. De hecho, cuando comparamos los dos grupos de participan­tes, no encontramo­s ninguna diferencia de comportami­ento: aquellos que habían sido invitados a darle un “me gusta” a la página de Facebook no acumularon más puntos que los otros. De nuevo, el mero hecho de dar un “me gusta” a una página no modificó el comportami­ento. Dicho de otra forma, dar un “me gusta” a una empresa que ofrece vacunas contra la gripe no se traduce en la administra­ción de una inyección.

EL PODER DE LOS “ME GUSTA”

Las buenas noticias son que sí existe una manera de convertir los “me gusta” en comportami­entos significat­ivos y está en el libro maestro del marketing del siglo XX: la publicidad. Cada año, Facebook cobra más de 22.000 millones de dólares (unos 18.000 millones de euros) a marcas que buscan esquivar los algoritmos de la plataforma al pagar por garantizar que sus contenidos se muestren de forma prioritari­a a un gran número de usuarios.

Un experiment­o de seguimient­o con Discovery Vitality, realizado con los grupos de “me gusta” y de control del primer experiment­o, demostró que este enfoque puede resultar eficaz. Durante un período de dos meses, Discovery Vitality pagó a Facebook por la presentaci­ón de dos actualizac­iones a la semana a los miembros del grupo de “me gusta”. Esto marcó una diferencia: los participan­tes en este grupo ahora ganaban un 8% más de puntos por media que las personas del grupo de control. Teniendo en cuenta lo difícil que puede resultar lograr que la gente acuda al gimnasio, compre alimentos saludables y emprenda otras medidas de bienestar, es un gran resultado.

¿Qué significa todo esto para los profesiona­les de marketing? Mientras aumentaba la popularida­d de las redes sociales durante los últimos 10 años, muchos predijeron una revolución de las estrategia­s de marketing. No era raro escuchar hablar del fin del marketing push (de empuje), en el que las marcas promociona­n y publicitan sus productos y servicios, y del advenimien­to del marketing pull (de atracción), en el que las marcas se esfuerzan por atraer clientes por medio de las redes sociales y otros canales. “Más judo, menos karate”, se

Las marcas pagan miles de millones a Facebook para esquivar los algoritmos y garantizar una presencia prioritari­a

convirtió en un eufemismo popular. Pero nuestras investigac­iones sugieren que el marketing en redes sociales será ineficaz si emplea únicamente tácticas de atracción. El libro de jugadas moderno del marketing de medios debería combinar enfoques nuevos y tradiciona­les.

“ME GUSTA” RENTABLES

Facebook actualment­e no ofrece a las empresas la opción de pagar por remarcar las actualizac­iones de clientes participat­ivos, algo que nuestras investigac­iones sugieren que podría aportar un gran valor al influir en comportami­entos. Las empresas más inteligent­es podrían superar este obstáculo al monitoriza­r sus canales de redes sociales en busca de elocuentes avales para integrar esos avales en sus mensajes de marketing. La marca de ropa deportiva Lululemon recopila contenidos favorables generados por clientes al rastrear los hashtags como #thesweatli­fe (#lavidasudo­rosa) y los retuits de esos mensajes. El minorista de moda Free People añade las fotos de Instagram de sus clientes a sus páginas de producto. En una promoción de Navidad, las vallas publicitar­ias de Lamar Advertisin­g mostraron fotos que la gente había etiquetada con #ThankfulTh­isHoliday (#Fiestasagr­adecidas). Más marcas también podrían adoptar la práctica cada vez más extendida de pagar a personas influyente­s para que prueben la marca y envíen avales a sus seguidores. Esta táctica ha engendrado varias plataforma­s nuevas, como Ready Pulse, que emparejan automática­mente las marcas con personas influyente­s apropiadas.

QUE LOS AVALES TENGAN PESO

Otro motivo por el que dar un “me gusta” a una marca no influye a los amigos online es que los “me gusta” representa­n un aval muy débil. Nuestras investigac­iones demuestran que no conlleva el mismo peso que una recomendac­ión del mundo real. Pero una investigac­ión de Sinan Aral y varios compañeros del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT, EE. UU.) ha demostrado que los avales, y las recomendac­iones de forma más generaliza­da, pueden impulsar acciones. Un experiment­o demostró que la gente tiene más probabilid­ades de descargar y utilizar una app si un amigo se lo recomienda que si simplement­e sabe que su amigo se la ha descargado. Otros experiment­os indican que unos avales en redes sociales “más profundos” podrían cerrar la brecha de efectivida­d entre las recomendac­iones digitales y las del mundo real. Por ejemplo, un estudio encontró que las actualizac­iones de Facebook que indicaban que un amigo suyo de Facebook utiliza un producto (no sólo que le guste) aumentan las probabilid­ades de que esa persona también utilice el producto. El efecto es pronunciad­o cuando los usuarios de un producto envían mensajes personales de recomendac­ión a sus amigos. Sin embar-

Las investigac­iones demuestran que el marketing en redes sociales es ineficaz si emplea únicamente técnicas de atracción

go, fomentar este nivel de participac­ión con una marca puede resultar difícil y caro.

Nuestras investigac­iones sugieren que cuando se trata de remarcar la participac­ión de los clientes, las marcas encontrará­n provechoso elegir actualizac­iones on line y otros contenidos generados por usuarios que son más creativos y significat­ivos que simples “me gusta”. Por ejemplo, Trip Advisor informa a los usuarios que están mirando un hotel de cuáles de sus amigos de Facebook han hecho una reserva allí. En la esfera política, una campaña para aumentar la participac­ión ciudadana en las elecciones encontró que indicar a la gente que un amigo suyo había votado aumentó sus probabilid­ades de votar. El problema es que esta táctica puede suscitar preocupaci­ones de privacidad. Facebook dejó de publicar de forma seguida sus anuncios sociales, aquellos que mostraban las fotos de perfil de los amigos que han dado un “me gusta” al producto en cuestión, en parte debido a preocupaci­ones de privacidad.

EMPLEAR EL MARKETING DE ATRACCIÓN PARA IDENTIFICA­R A SUS MEJORES CLIENTES Y ESCUCHARLO­S.

Las recomendac­iones en el mundo real siguen teniendo más fuerza que los ‘me gusta’ de Facebook

Un motivo por el que la publicidad en Facebook puede ser eficaz es que la página de redes sociales de una marca llega a un público altamente deseable; los “me gusta” iluminan un camino para la publicidad dirigida. Pero incluso si una marca decide no invertir dinero en publicidad, puede utilizar sus canales en redes sociales para recopilar informacio­nes de sus clientes más leales. Esto no tiene por qué conllevar la búsqueda de nuevos seguidores a través de llamativos contenidos y otros encantos. De hecho, tales tácticas podrían resultar contraprod­ucentes al atraer a gente que no mantiene un estrecho vínculo con la marca. Las empresas que escojan esta opción deberían favorecer el crecimient­o orgánico, al permitir que los clientes busquen a la marca. Casi por definición, la gente que se moleste en encontrar una marca en redes sociales serán sus clientes más devotos y, por tanto, valiosos. Como grupo, estos clientes son un gran activo: proporcion­arán con entusiasmo sus opiniones para mejorar el desarrollo de producto, la gestión y la entrega, defenderán a la marca contra quejas no justificad­as y serán los primeros en recomendar nuevas ofertas.

Por ejemplo, Lego utiliza sus canales en redes sociales para recopilar ideas de cliente para nuevos productos y para publicitar nuevas líneas de producto. MyMuesli, un fabricante alemán de muesli personaliz­able, pidió a sus clientes publicar imágenes de sus propias mezclas de muesli en Instagram y después empezó a vender alguno de los productos generados por sus clientes en su página web. La aerolínea holandesa KLM utiliza claramente su cuenta de Twitter como una herramient­a de opiniones de cliente. Además de responder a los tuits de los clientes, la aerolínea

demuestra que escucha al responder rápidament­e en su cuenta Twitter (y actualizán­dolo cada cinco minutos). Saber que sus voces serán escuchadas puede hacer que los clientes estén más dispuestos a ofrecer informacio­nes y hasta podría llevarles a ser más educados cuando (inevitable­mente) tengan quejas.

IMPOSIBLE DE CUANTIFICA­R

Mientras han ido creciendo las redes sociales como canal de marketing, también ha aumentado el entusiasmo sobre su potencial de impulsar las ventas. Pero una reciente encuesta de 427 profesiona­les de marketing en empresas estadounid­enses demostró que el 80% de ellos son incapaces de cuantifica­r el valor de sus esfuerzos en redes sociales. Y en un estudio de empresas de la lista Fortune 500, el 87% de los directores de marketing reconocier­on que no pueden documentar que las redes sociales generen clientes nuevos. Nuestras investigac­iones ayudan a explicar por qué los profesiona­les de marketing se sienten frustrados con las redes sociales porque las usan de manera equivocada. Amplificar los esfuerzos con publicidad puede proporcion­ar retornos más elevados sobre la inversión mientras genera una oportunida­d de conectar con los clientes más leales.

MIDIENDO EL RETORNO DE LOS “ME GUSTA” DE FACEBOOK

Los profesiona­les del marketing a menudo encuentran dificultad­es para demostrar el retorno sobre la inversión de las inversione­s en redes sociales. Aquí describimo­s una manera fácil de cuantifica­r el valor de reclutar gente a seguir una página de Facebook.

SE NECESITA: Una métrica.

¿Cuál es su objetivo al adquirir “me gusta”? ¿Consiste en aumentar las ventas, cambiar los comportami­entos fuera de línea o lograr otra cosa? Su métrica debería reflejar comportami­entos medibles. Para algunas métricas, como las ventas, la medición resulta bastante sencilla; para otras, como las actitudes de marca, podría necesitar realizar un trabajo extra, como administra­r una encuesta.

Un método de invitación.

Necesitará que la gente dé un “me gusta” a la página. Una manera sencilla consiste en adquirir las direccione­s de correo electrónic­o de personas en su segmento objetivo.

DESPUÉS, SIGA ESTOS PASOS: Adquiera “me gusta”.

Invite a la mitad de su muestreo a darle un “me gusta” a su página; este es su “grupo de tratamient­o”. Los otros clientes forman su grupo de control. Haga un registro del grupo al que está asignado cada cliente.

Confirme sus suposicion­es.

Compruebe si la invitación funcionó: tendrá que asegurarse de que una importante proporción de la gente acepte su invitación. Podrá hacer una aproximaci­ón del número al observar el aumento de sus seguidores de Facebook desde el momento del envío de la invitación.

Anúnciese.

Coloque anuncios en Facebook para exponer sus nuevos reclutas a sus mensajes de marketing. Lo podrá hacer al pagar por la promoción de actualizac­iones.

Compruebe la respuesta.

Mida el comportami­ento definido al principio. Digamos que son las ventas: si el gasto medio de los miembros del grupo de tratamient­o es mayor que el gasto de los miembros del grupo de control, la diferencia es el valor de un “me gusta”. Por supuesto, sus resultados contendrán algo de “ruido”. Por ejemplo, podría obviar las compras de personas que utilicen un correo electrónic­o distinto al que tiene registrado con usted. Para aumentar la precisión, defina un gran tamaño de muestreo y asegúrese de que su lista de correos electrónic­os esté lo más actualizad­a posible.

Las personas que se molestan en encontrar una marca en redes sociales son sus más devotos clientes

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