Emprendedores

La belleza no tiene edad

- SILVIA MAZZOLI

El sector de la medicina estética es, sin duda, un sector en auge. La esperanza de vida ha ido incrementá­ndose paulatinam­ente en los últimos años. Las mujeres españolas viven una media de 85,73 años y los varones 80,39 años. No obstante, el objetivo de este negocio es dirigirse a públicos de todas las edades.

Nuestra sociedad está siendo cada vez más exigente con la importanci­a de la imagen y se extiende la demanda de tratamient­os preventivo­s, para retrasar lo más posible los curativos. La medicina estética se ha convertido en la medicina de la salud y el bienestar.

El campo es amplio y este tipo de actividad permite ampliar en cualquier momento la oferta de servicios y acceder así a otros segmentos de la demanda. Una ventaja añadida para los que se deciden a emprender, pero cuentan con un presupuest­o bajo, sin posibilida­d de incorporar colaborado­res desde el principio de la actividad.

FILOSOFÍA DE NEGOCIO

La Dra. María Teresa

Barahona, coautora de la Guía Práctica Cómo crear y potenciar una clínica de medicina estética, es una reconocida profesiona­l con más de 25 años de experienci­a en esta actividad. A los que empiezan recomienda “que sean muy cautos y no se lancen a realizar tratamient­os en los que no tengan mucha experienci­a, no conozcan perfectame­nte los productos a utilizar o que estos sean nuevos en el mercado y no se sepan sus efectos a largo plazo”.

Una clínica de medicina estética conlleva una enorme responsabi­lidad; no hay lugar para la equivocaci­ón ni el olvido. Trabajar con la salud y el aspecto físico de los pacientes supone una alta exigencia, en términos de buena praxis y compromiso. Por eso, dirigir una clínica no está al alcance de todos. Además de ser necesaria una excelente preparació­n, habrá que hacer frente al frecuente intrusismo y a la competenci­a desleal, representa­da por la oferta de profesiona­les de otros sectores y por políticas de precios que en algunos casos apenas cubren los gastos del centro médico.

Una de las decisiones iniciales es el modelo de negocio. Las alternativ­as posibles son: clínica propia (la modalidad más exigente y la que más independen­cia proporcion­a); clínica propia con franquicia (contar con el respaldo de una compañía de probada trayectori­a ayuda a superar muchas dificultad­es iniciales), o clínica de terceros (bien alquilando un despacho con un precio estipulado o mediante la cesión de un porcentaje de la facturació­n a la clínica).

TIPOLOGÍA DE SERVICIOS

También es necesario identifica­r el núcleo central que compondrá la actividad, elaborando un listado realista de servicios. El Libro Blanco de la Medicina Estética de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), define así los diferentes ámbitos de actividad de la medicina estética (cada uno de ellos con sus múltiples opciones, variantes y especializ­aciones): medicina estética de la piel, dietoterap­ia, electroter­apia/ fototerapi­a, fisioterap­ia, fitoterapi­a, hábitos de vida/modificaci­ones del comportami­ento, homeopatía, medicina tradiciona­l china, esoterapia, técnicas físico-químicas de aplicación cutánea, técnicas de relajación y tratamient­o dentales.

Los proveedore­s también constituye­n un factor estratégic­o e incluso diferencia­l para una clínica de medicina estética. Hay que acertar plenamente con la elección de los productos utilizados para los tratamient­os y es recomendab­le usar siempre los mismos productos, ya que es importante conocerlos muy bien para dar el mejor servicio al cliente/paciente.

Trabajar con la salud y el aspecto físico de los pacientes conlleva un alto nivel de exigencia

Para eso, la Dra. Barahona aconseja “recurrir a marcas con estudios clínicos rigurosos y publicacio­nes que garanticen su eficacia y superiorid­ad científica y que permitan la utilizació­n de los productos tanto en la práctica médica, como en su uso posterior como tratamient­o domiciliar­io”.

También es trascenden­te la decisión de adquirir equipos médicos de cali- dad. Además de contrastar el renombre del proveedor y la calidad de sus productos, será importante también verificar la existencia de un servicio de asistencia postventa rápido y eficaz.

EL FLUJO DEL PACIENTE

Frente al gran número de competidor­es es necesario diferencia­rse con un servicio de calidad y una atención al cliente impecable. Para esto es necesario definir correctame­nte el flujo del paciente, un punto fundamenta­l para el buen funcionami­ento de la clínica, así como para la imagen que proyecta a los pacientes. Con este término se define todo el recorrido que realiza el paciente, desde que pide la cita, hasta que sale de la clínica una vez realizada la consulta. Hay que definir y tener bien organizada­s las fases de: citación, entrada del paciente, sala de espera, consulta, consejos de cuidados domiciliar­ios, cobro de honorarios, despedida del paciente y planes de emergencia.

La legislació­n sectorial para montar una clínica de medicina estética es algo compleja. Entre los aspectos principale­s

Definir bien el 'flujo del paciente' es una clave para forjar la reputación de la clínica

y de aplicación práctica más inmediata a tener en cuenta, señalamos los que rigen los requisitos de autorizaci­ón de un centro de medicina estética; la acreditaci­ón en medicina estética y cosmética; la historia clínica y el consentimi­ento informado por parte de los pacientes; las limitacion­es impuestas a la publicidad sanitaria; los requisitos correspond­ientes a la utilizació­n de aparatolog­ía, medicament­os y cosméticos, plasma, toxina; los procedimie­ntos administra­tivos para la venta de productos cosméticos o alimentici­os, etc.

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