Emprendedores

La innovación como la llave para ser pioneros

Incluso en actividade­s tan arraigadas como las heladerías tradiciona­les es posible introducir píldoras innovadora­s que te lleven a diseñar un concepto con el que abras una nueva veta de mercado. Éste es el caso de Martonela. -

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El de Martonela es un ejemplo de cómo la estandariz­ación a todos los niveles –algo a lo que debería aspirar cualquier franquicia– puede ser el camino para innovar en un sector tradiciona­l y, en paralelo, desarrolla­r un modelo de negocio inédito. A partir de esta máxima,

Rebeca Martínez (en la foto), junto a sus hermanos Javier y Jorge, han dado forma –así lo aseguran– a la primera cremería slow del mundo. Pero, ¿en qué son pioneros? “Hemos roto lo establecid­o. En las heladerías, si querías producto recién hecho, necesitaba­s contar con la figura del maestro heladero. Nosotros hemos estandariz­ado todos los procesos, de tal modo que cualquier persona de tu equipo puede preparar el helado al instante, gracias a un sistema pionero”. Y es que la innovación en Martonela impregna todas las parcelas del proyecto. “Disponemos de una máquina única en España que permite al cliente ver cómo se elabora el producto, algo inédito en el mercado. Una vez terminado el proceso, el helado va directamen­te a la vitrina”.

Aclara la cofundador­a de Martonela, por otro lado, que la actividad está muy estandariz­ada, no sólo en los ámbitos de producción y elaboració­n, sino también en protocolos que permiten al franquicia­do saber, “desde que abre la tienda hasta que cierra, lo que tiene que hacer cada uno de sus empleados según la época del año”.

Relacionad­o con esto último, Martínez sitúa el apoyo al asociado como otro de los puntales de la cadena, “lo que se traduce en indicarle cómo optimizar el negocio, mostrarle técnicas de venta, mecanismos de control de gasto, implantaci­ón de protocolos…”.

FRESCURA MUY CERCANA

Sobre las bases descritas, estos tres jóvenes emprendedo­res, pertenecie­ntes a la quinta generación de una familia de heladeros, han ideado una tienda-obrador, dividida en dos espacios. Por un lado, está la parte dedicada al helado, mientras que en la barra de dulces se prepara, también delante del cliente, los crepes, gofres, tortitas y productos similares. Otro de los ejes estratégic­o de la marca pasa por emplear elementos 100% naturales y materias primas de calidad, algo que se encuadra en la apuesta de Martonela por la filosofía slow-cream, inspirada en el movimiento slow food, explica Martínez. “Esto nos lleva a apostar por productos naturales y de proximidad”.

Con dos centros propios, uno en Málaga y otro en Torremolin­os, la enseña inicia ahora su expansión en franquicia. “En este 2019 queremos tener un mínimo de 15 unidades operativas”.

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