FRANQUICIAS /
Integrada en un grupo multisectorial presente en 65 países, Duldi es una cadena especializada en la venta de golosinas y regalos con una estrategia definida, que pasa por ser el canal de los fabricantes para llegar al cliente final.
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Uno de los sueños de cualquier emprendedor es encontrar un mercado yermo en competidores… y rentable. En Duldi, dedicada a la venta de golosinas y regalos, parecen haber dado con él. “En un principio no tenemos competencia, porque en el sistema de franquicia, dentro de nuestro sector, no existía nada igual hasta nuestra llegada”, explica Javier Moreno,
CEO de Disgol Group, sociedad en la que está integrada la enseña. “Hoy dos marcas dominan el mercado de las tiendas de impulso de golosinas. Una es Belros y la otra Duldi. La diferencia es que ellos apuestan por tiendas propias y nosotros por un modelo de franquicia de autoempleo”.
La duda aquí es hasta qué punto son rivales directos otras compañías potentes como Fini, que también están abriendo tiendas. “Su modelo de retail no es competencia. Ellos montan concept stores, 4 o 5 en la actualidad, para tomar la temperatura del mercado a pie de calle y ver cómo se posicionan sus productos, además del reconocimiento de
marca que le otorgan. Al final, son fabricantes, con lo que su energía y recursos van destinados al I+D y al desarrollo de nuevas referencias, no al canal de venta. No es éste su fuerte ni su cometido”. Se deduce, entonces, que la fortaleza de Duldi es, precisamente, controlar ese canal de distribución. “Exacto. Antes hablamos de Fini, pero idéntico caso es el de Haribo. Somos su canal y saben que somos la fórmula para poder llegar a su consumidor final”. A partir de aquí, otro factor diferencial es la amplitud en la oferta. “El secreto es que contamos con todos los productos que existen en el mercado nacional y en gran parte de Europa”.
En estos primeros párrafos se condensan algunas de las esencias competitivas de una cadena con unos 50 puntos de venta (2 de ellos propios) y que afronta la etapa de crecimiento más importante en su historia como franquicia, que empezó en 2008. Veamos ahora los motivos de este momento dulce.
“Mis padres empezaron en el año 47 con la distribución y comercialización de golosinas en Barcelona”. Javier
Moreno, CEO de Disgol Group, recuerda el origen más remoto de lo que hoy es una multinacional que comercializa productos y servicios en 65 países, que en el 2018 facturó 40 millones de euros. Una de sus divisiones es Duldi, cadena de golosinas y regalos con 50 tiendas, que atraviesa ahora la etapa de crecimiento más importante de su historia.
EMPRENDEDORES: Duldi lleva dos décadas en el mercado y en el 2018 cumplieron 10 años como franquicia, pero es ahora cuando han impulsado su crecimiento en número de unidades.
JAVIER MORENO: Así es. Y esto se debe a que se han alineado varios factores. Lo primero es que tenemos muy definido que nuestro concepto ha de crecer a través del autoempleo, con personas que estén en la tienda y que lideren el proyecto, microempresarios a quienes acercamos las herramientas de una multinacional para que puedan gestionar su comercio. En segundo lugar, vuelve a haber financiación, la banca está muy, muy, muy, muy dispuesta a ofrecer crédito a los emprendedores, siempre que exista un modelo de negocio que lo avale. Y el tercer punto guarda relación con el sector inmobiliario. Hoy, y siempre con buenos estudios de mercado previos, estamos encontrando locales con rentas que se ajustan a nuestras necesidades.
EMP.: Su proyecto de franquicias coincidió con el inicio de la crisis económica.
J.M.: La crisis hizo que nos reinventásemos. Hasta el
2008 sí que apostábamos por tiendas propias, pero nos dimos cuenta que la gestión de los equipos humanos era cada vez más complicada. Asistimos también en esa época al estallido del boom inmobiliario, con los centros comerciales incrementando los precios de las rentas, hasta que se hizo insostenible.
EMP.: ¿En qué zonas quieren crecer de manera preferente?
J.M.: Llevamos veinte años en el sector y al principio el negocio se concentraba en Cataluña, al ser nuestro lugar de origen. Pero desde hace ya siete u ocho años la marca se ha posicionado muy bien en Andalucía. ¿El motivo? Hablamos de un sector de impulso: cuanto más agradable sea la temperatura, más tiempo pasa la gente en la calle, con lo que las ventas mejoran. A partir de aquí, nuestro modelo de negocio se identifica mucho con un clima mediterráneo.
En 2018, y una vez comprobamos que no había un concepto parecido en Madrid, en la zona Centro, abrimos el pasado mes de enero la primera tienda en ese mercado, en la localidad madrileña de Las Rozas.
EMP.: ¿Con cuántas tiendas quieren situarse en el 2019? J.M.: Nos gustaría abrir 20 unidades, una vez en el 2018 pusimos en marcha 13. El 90% de nuestra presencia se concentra en Cataluña, Madrid y Andalucía. El objetivo es seguir abriendo ahí, sin descartar alguna en el Levante, Alicante y Valencia, donde también operamos.
EMP.: ¿Y cuál sería el siguiente paso?
J.M.: Queremos ser muy austeros y el siguiente paso sería pensar en este 2019. Nuestro trabajo hasta ahora ha sido consolidar la marca, definir el plan estratégico e invertir mucho en formar a los equipos de expansión y a FranquiShop [compañía con la que han firmado un acuerdo para impulsar su crecimiento en Andalucía].
El perfil de nuestro cliente se corresponde con el de una persona que pasa mucho tiempo en la calle
EMP.: Pero está claro que el proyecto de franquicias ha dado un salto importante.
J.M.: Además de crecer, lo importante es que todas las tiendas que se abran se vayan consolidando. Abrir 15-20 puntos de venta en un año implica ‘abrir’ zonas nuevas que has de conocer bien, tienes que ajustar el modelo de negocio y, sobre todo, formar a emprendedores, con lo cual has de canalizar la energía de forma adecuada.