A falta de control, buena es la influencia
Los seres humanos tendemos a crearnos falsas ilusiones de control, estabilidad o dominio de la situación
Este mes nos ha visitado Alejandro Artacho, cofundador y CEO de Spotahome, una de las startups más firmemente candidatas a convertirse en el próximo unicornio (en la jerga de Silicon Valley, las empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares). Ya le conocíamos, pero no ha dejado de sorprendernos de nuevo con su extraordinaria energía y con el foco en globalizar su proyecto. Una de sus reflexiones durante la entrevista se ha hecho viral después de que la compartiéramos
en redes: “Si tienes todo bajo control es que estás yendo demasiado lento”. Toda una declaración de principios muy apropiada, me atrevo a decir, prácticamente para cualquier cosa que uno emprenda con interés: tu carrera profesional, tus estudios, la crianza de los hijos... Lo que sea. Los seres humanos tendemos a crear falsas ilusiones de control, estabilidad o dominio de la situación. Debe ser por el afán que tenemos de planificar el futuro en todos los órdenes imaginables de la vida. Es muy posible que sea esta estructura mental la que nos hace tan reacios a los cambios. La que nos lleva a tratar de resistir, de poner diques, en lugar de navegar.
Como el cambio es constante y las circunstancias no las decidimos nosotros, la única respuesta posible a la incertidumbre es gestionar las emociones y tratar de influir en los hechos. Ningún gran líder se encoge de hombros ante las adversidades, trata de adelantarse a las amenazas y evitarlas; pero una vez llegan, gestiona el cambio y busca nuevas oportunidades. No se trata de tener control, no se trata de aceptar sin más las bofetadas. Se trata, más bien, de no rendirse nunca. No conformarse ni debajo del agua, parafraseando el dicho castizo. Seguro que si tienes la sensación de tener todo bajo control, vas demasiado lento, como dice Artacho. Lo muy probable es que además, sea mentira. El control no existe, la influencia sí. Influye, my friend.