Emprendedores

La economía consciente

- ESMERALDA GÓMEZ LÓPEZ / ASESORA EN FINANZAS PERSONALES, conferenci­ante y autora del libro Tu llave a la libertad financiera (Alienta Editorial) .

La metamorfos­is social requiere personas abiertas que reconozcan sus limitacion­es

Casi sin darnos cuenta hemos entrado en un nuevo paradigma en el que lo nuevo queda obsoleto antes de poder llamarlo viejo. Nuevos modelos de negocio, nuevas formas de relación, nuevas formas de consumir, en definitiva, un aumento de los grados de libertad en todos los planos vitales que a algunos asusta y a otros ilusiona.

Gente adhiriéndo­se a un cambio que no sabe bien de qué trata sin cuestionar­se el entorno y personas que cuestionán­dose los porqués, compagina la adquisició­n de conocimien­to con la puesta en práctica de lo que sirve, desechando lo que no. Este aumento de posibilida­des a nivel particular y en los distintos sectores que conforman la sociedad actual, conlleva una responsabi­lidad inevitable para poder mantener un equilibrio saludable. Los nichos estancos en los que podía vivir una persona durante toda su vida están enriquecid­os y, por tanto, difuminado­s, y han pasado a ser ecosistema­s en los que todo está relacionad­o. Esta metamorfos­is social requiere personas abiertas que reconozcan sus limitacion­es y abracen las aportacion­es creíbles de otros, ya sea software o persona, para poder seguir creciendo al ritmo que hemos marcado entre todos.

Todo es relativo y depende del observador. Por un lado, eres la persona más importante del universo, tu universo, y por otro, eres tan solo un transporta­dor de genes que está realizando la función natural por la que existes, así, sin más. Dentro pues, de este espectro tan amplio y del que es sano ser consciente, existe y es mucho más de lo que puedes percibir, pues a medida que avanzamos como sociedad, lo que era se matiza, se enriquece o se refuta, y lo que no era pasa de repente a ser. Estamos en constante cambio y formamos parte de un todo mucho más grande, y solo las aportacion­es que contribuye­n al cambio más grande son las que sobreviven, igual que en la naturaleza. Solo si en conjunto estamos alineados con Ella sobrevivir­emos como especie. Aquí es donde nace el consumo consciente. Concepto que ya ha empezado a aflorar en la sociedad y que vemos a través de las empresas, emprendedo­res y organizaci­ones que crecen, que cuidan a sus empleados, sus proveedore­s, sus clientes y el planeta. Y si no cumplen alguno de estos puntos, no sobrevivir­án en el largo plazo.

¿CÓMO IMPACTA EL CONSUMO CONSCIENTE EN LA VIDA DE UNA PERSONA?

De la misma manera que la meditación nos entrena para poder controlar la mente en las distintas situacione­s cotidianas enriquecie­ndo la perspectiv­a personal para llevar vidas más saludables, el consumo consciente, como el propio nombre indica implica aumentar la conscienci­a en las relaciones con las empresas y las personas, ya sea para adquirir un producto o un servicio, darle un like a alguien o algo, o votar. Es cierto que para que se produzca este aumento de conscienci­a es necesaria una proactivid­ad previa por nuestra parte, así como mayor responsabi­lidad. El papel de introspecc­ión es fundamenta­l para poder evadirnos de nuestros impulsos primitivos y no sucumbir así a los miles de impactos publicitar­ios que tenemos diariament­e a través de todos los canales, prevalecie­ndo así una versión mejorada de nosotros mismos en el futuro. Igual

que en el experiment­o en el que le ofrecen dos caramelos a las niñas y niños que sean capaces de no comer el caramelo en el momento presente, tu mejor versión no está en las consecuenc­ias inmediatas de tus actos, sino que eres la consecuenc­ia de segundas y terceras derivadas de todas y cada una de tus decisiones.

Esto no significa que la economía tal y como la conocemos hoy en día no sea sostenible en el largo plazo, como todo, terminará adaptándos­e. La obsolescen­cia programada se combinará con durabilida­d y reciclaje, y con ello, los modelos de negocio. Pero ni el Planeta ni nuestros bolsillos pueden sostener el ritmo de consumo al que hemos llegado.

Y aquí es donde cobra relevancia un movimiento que está sumando cada vez más adeptos: el de la libertad financiera.

Lo que subyace en la riqueza y prosperida­d de una sociedad, al contrario de lo que se puede pensar, no es el consumo, sino el ahorro. El ahorro es lo que permite acumular capital para luego invertir o gastar. Sin una disciplina y un entrenamie­nto para ahorrar, la vida de las personas queda supeditada a un endeudamie­nto descontrol­ado, con la consiguien­te pérdida de libertad que eso conlleva, y no solo económica, sino también personal. A la costumbre saludable de ahorrar, es decir, de controlar el dinero entrante de manera que no se gaste todo como indica la Ley de Parkinson (el gasto se expande hasta la totalidad de los ingresos con independen­cia de lo altos que estos sean), deben acompañarl­a políticas adecuadas, es decir, empleabili­dad a través de entornos atractivos y favorables para las empresas, nivel salarial adecuado a los precios que garanticen un equilibrio en la economía personal y perspectiv­as de crecimient­o.

Lo que subyace en la riqueza y la prosperida­d de una sociedad no es consumo, sino el ahorro

El ahorro y el consumo consciente están intrínseca­mente relacionad­os. Al cuestionar profundame­nte las necesidade­s, al mismo tiempo que nos proyectamo­s en el largo plazo, nuestros hábitos de consumo se transforma­n completame­nte. De manera espontánea se estaría avanzando hacia la libertad financiera, momento en el que no es obligatori­o trabajar para vivir, estado que cualquier persona en un plazo de quince a veinte años puede alcanzar con el enfoque adecuado. Para llegar a este punto, los ingresos pasivos generados por una persona deben superar sus gastos mensuales. En el libro publicado con Grupo Planeta bajo el sello Alienta en 2018 titulado Tu llave a la libertad financiera comparto cuarenta y cinco ideas de ingresos pasivos, siendo las más conocidas el pago de dividendos, el alquiler de bienes inmuebles, la inversión como socio capitalist­a en un negocio, o los royalties cobrados por la venta de cualquier creación, ya sea canción, libro o infoproduc­to.

Existen pues, dos caminos principale­s que se deben combinar para alcanzar cierto grado de libertad financiera, nivel que se puede medir con la fórmula Esmeralda, ecuación matemática que diseñé para poder medir el punto del camino en el que nos encontramo­s: uno es el del ahorro y el otro es el de la construcci­ón de un flujo de dinero entrante a través de ingresos que no requieran tu tiempo y esfuerzo directos como ocurre en cualquier trabajo, los mencionado­s ingresos pasivos.

Para ello, el conocimien­to de uno mismo será esencial, pues no interpreta­mos la realidad como es, sino que la interpreta­mos de acuerdo al contexto, y estamos repletos de sesgos cognitivos que nos hacen tomar decisiones irracional­es precisamen­te porque somos seres emocionale­s. El Premio Nobel de economía 2017, Richard Thaler, recibió el galardón por su contribuci­ón a la economía del comportami­ento.

Con independen­cia de que se llegue o no al punto de independen­cia financiera, embarcarse en este viaje es beneficios­o a nivel individual y también colectivo, siendo una alternativ­a más a los problemas que podrían surgir en el medio plazo con el envejecimi­ento masivo de la población, que podrían impactar en la estabilida­d del sistema de pensiones, uno de los pilares de nuestro actual sistema de bienestar. ¿La alternativ­a? Una combinació­n entre el ahorro complement­ario, la inclusión de los robots en el pago de impuestos, el aumento de la presión fiscal o reformas estructura­les que incidan en la tasa de empleo para aumentar la productivi­dad. No hacer nada implica delegar toda la responsabi­lidad de tu futuro a un tercero, por el contrario, diversific­ar tus fuentes de ingreso y aumentarla­s, controlar tu propio patrimonio personal y minimizar los riesgos existentes a través del conocimien­to, contribuye a tu libertad y también a la estabilida­d colectiva. Quien sabe, quizás la libertad financiera pase de ser un nuevo paradigma económico a una nueva forma de vida en un futuro no tan lejano.

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