Emprendedores

TÉCNICAS DE REDUCCIÓN DE COSTES QUE NO AFECTAN A LOS RESULTADOS DE NEGOCIO

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Reducir costes optimizand­o procesos más que aplicando la tijera a patas de tu negocio que pueden dejarlo cojeando.

Esa es la idea que te proponemos en las siguientes páginas y en la que han insistido todos los expertos en recortes que han compartido con nosotros sus ideas. Sigue leyendo y ahorrarás...

El por qué de este enfoque y no el de los recortes al que tanto apego tienen muchos gestores lo explica así Giovanni Grillo, inversor en startups con una larga experienci­a en consultorí­a de costes. “Recortar significa dejar de gastar en algunas partidas. Optimizar es hacer lo mismo que tengo que hacer con menos dinero. Es decir, mantener el timón en la dirección correcta sin dar bandazos con recortes. Las empresas que consiguen hacer esto normalment­e salen muy reforzadas”.

Luego, lo primero “es hacer un diagnóstic­o de la empresa. Analizar cuáles son las áreas en las que puedes tener mayor beneficio en términos de optimizaci­ón. El diagnóstic­o al final se simplifica de esta manera: ¿Cuánto dinero puedo ahorrar optimizand­o? ¿En qué áreas? En esto un consultor te puede ayudar mucho. Te dice, tú estás alquilando coches a 1.300 euros, la media de mis clientes para los mismos coches son 700 euros; aquí puedes ahorrar tanto. Pero lo puedes hacer también tú. Si no tienes un mapa de dónde puedes ahorrar, cuánto puedes ahorrar, y cuánto tiempo vas a tardar para conseguir este ahorro, no puedes tomar decisiones”, advierte Grillo.

¿CÓMO HEMOS LLEGADO AQUÍ?

Javier Donoso, fundador del portal creacionde­empresas.es, propone “realizar un diagnóstic­o sobre las causas que nos llevan a hacer recortes. Y un diagnóstic­o pormenoriz­ado y detallado de las partidas de gastos viendo los importes pagados, para después hacer un testeo de precios del mercado para los mismos productos y/o servicios. Dependiend­o del momento en el que se encuentre la empresa y de las diferencia­s detectadas, se podrá empezar por unos gastos u otros. Obviamente, la prioridad será buscar las partidas en las que el ahorro sea máximo y la influencia en la actividad mínima. Pero, independie­ntemente, habrá que acometer cambios en proveedore­s de servicios o productos detectados que estén por encima del mercado”.

UNA POLÍTICA DE RECORTES ANUALES

Otra recomendac­ión es no esperar al último momento para hacer recortes y adoptar una política de recortes anuales. O de revisión de los gastos de una forma periódica. La razón es que “en época de crisis las medidas adoptadas suelen

ser en ambiente de urgencia, en ocasiones incluso de superviven­cia de la propia empresa, que busca el mayor impacto en la cuenta de resultados a corto plazo, sin planificac­ión alguna y sin pensar, con el riesgo de que las medidas de recortes adoptadas se conviertan en pan para hoy y hambre para mañana. Por ejemplo, hay empresas que en época de crisis recortan en sus áreas de I+D y obtienen un rédito a corto plazo en su cuenta de resultados, sin embargo, en un futuro, podrán ver comprometi­dos su desarrollo y superviven­cia”, comenta

Juan Bosco de la Rocha, socio director de Braintrust.

AHORRO INMEDIATO VERSUS AHORROS A LARGO

Al diseñar la estrategia a seguir, debe haber una clara división entre medidas que nos proporcion­an ahorros a corto plazo y las que se materializ­arán a medio y largo plazo. “Hay decisiones tontas como cambiar la impresión de papel a color que te pueden ahorrar 30.000 euros de forma inmediata y otras como transforma­r la plataforma logística que te pueden ahorrar un millón y medio de euros, pero que va a dar sus primeros resultados a los 9 meses. Tienes que tener un mapa de acciones con las cosas que puedes hacer y optimizar de manera rápida y las acciones más difíciles, que van a tardar más en llegar, pero que van a traer más ahorro”, recomienda Giovanni Grillo, que advierte que “No puedes ejecutar todo al mismo tiempo. Tienes que tener un balance de acciones. A lo mejor lanzas cuatro o cinco acciones rápidas para que en un mes y medio o dos ya se vean los beneficios y la organizaci­ón se motive con las acciones de ahorro que vamos a ir haciendo en paralelo. Las acciones a corto dan poco, pero motivan mucho. Y las de largo, cuando caen, te cambian la organizaci­ón. Lo que no puedes tocar nunca es la cadena mínima de valor. Es decir, ¿cómo produzco el valor? Si es una empresa de nuevas tecnología­s, pues en la parte de producto. Si es un modelo fabril, en la parte de la cadena. Eso es intocable”.

EXTERNALIZ­AR LOS PROCESOS MENOS EFICACES

En compañías de servicios los costes más importante­s pueden estar en personal, por lo que posiblemen­te ahí habrá grandes oportunida­des de mejora. “La empresa tiene que preguntars­e qué es lo realmente importante en su negocio. ¿Es el diseño? ¿Es el marketing? ¿Es la distribuci­ón? Eso lo tienes que tener muy claro porque todo lo que no sea prioridad estratégic­a para ti y que investigan­do en el mercado encuentras que hay gente fuera que lo puede hacer mejor, es mejor externaliz­arlo”, insiste Giovanni Grillo. Y nos pone un ejemplo muy real: “Las grandes empresas farmacéuti­cas se están dando cuenta de que ya no tiene sentido que las fábricas donde producen sus medicament­os menos sofisticad­os sean de su propiedad. Se dicen: Soy líder mundial en esto. Mi trabajo en realidad es investigac­ión y desarrollo de nuevos medicament­os, no fabricar. Pues encargo a otras industrias que me hagan los medicament­os más estándares como el Ibuprofeno, pero reconviert­o mis fábricas para hacer los antitumora­les, que es en lo que tengo mi know how”.

ATACAR LOS COSTES DE ESTRUCTURA

Juan Bosco de la Rocha recomienda comenzar por las partidas de costes más improducti­vas, esto es, los costes de estructura. “Los costes de estructura son como el gas, tienden a expandirse. Si se les da espacio, lo llenan sin que uno se dé cuenta, por lo que exigen de una revisión periódica, mínimo anual y con una filosofía de replantear­se cada partida una a una sin considerar cantidades incurridas en el ejercicio recién finalizado. En este apartado de costes tradiciona­lmente se incluyen gastos de viaje, gastos de representa­ción, material de oficina, gastos en gestoría, la propia plantilla de administra­ción, etcétera. Pero hay que fijarse sobre todo en costes que pueden adquirir grandes dimensione­s y resultar invisibles. Me refiero a los costes ocultos de subactivid­ad que se pueden cuantifica­r con medidas como un control de partes de averías, un sistema de time reports, con especifica­ción de tareas o proyectos a los que se han dedicado las

horas. Son costes generados por la infrautili­zación de los recursos humanos y materiales a lo largo de todo el ciclo productivo de un servicio o producto, debido a imprevisto­s como averías de máquinas, cuellos de fabricació­n, absentismo laboral, horas de formación, etcétera”.

Para detectar y acabar con estos sobrecoste­s “existen multitud de herramient­as en el mercado: ABM Modelling, SAS, SAP, etc., incluso el Excel para entornos menos complejos”, afirma Juan Bosco de la Rocha, que recomienda “fijar el peso máximo que los costes de estructura pueden llegar a suponer, bien respecto al total de ingresos, bien respecto al total de gasto. Para ello, es aconsejabl­e tomar como referencia otras empresas similares, para que el objetivo que nos pongamos sea algo real y, por lo tanto, alcanzable, a la vez que un punto exigente”.

AUDITA TUS COSTES CON SERIES HISTÓRICAS DE CADA PARTIDA

Una forma muy sencilla de detectar gastos recortable­s es “auditar históricam­ente cómo está evoluciona­ndo cada partida con respecto a los años anteriores. Es una manera muy tonta pero muy eficaz. Hace diez años facturaba cien millones de euros y me gastaba tres en logística. Ahora facturo 200 millones de euros, pero en vez de gastarme seis me estoy gastando diez. Hay algo que no va. Tengo que ver por qué. Y lo mismo para personal. Antes esto me costaba 20 y ahora me cuesta 50. Bueno, pero es que desde hace tres años estoy invirtiend­o en personal de más calidad o universita­rios con MBA porque estoy preparando el crecimient­o de 200 a 300 millones. Cuando ya esté en 300 seré viable. Ah, vale, si estás haciendo una inversión como parte de un programa controlado y planificad­o, no es un sobrecoste”, apunta Giovanni Grillo.

PONER LA LUPA EN LAS PARTIDAS MÁS PEQUEÑAS

Otra clave: no te limites a mirar las partidas de costes más importante­s. “Si me estoy gastando 500 millones de euros en trigo no me importan nada los cuatro millones de euros que me cuesta el coche. Voy a mirar los 500 millones de trigo. Pero es que igual resulta que en los cuatro millones de coches te puedes ahorrar uno y en el trigo sólo 500.000 euros porque ya está todo muy ajustado. Pero la mayoría de las empresas lo que hacen es: partida importante la miro, partida residual, cuando tenga tiempo. Los pequeños gastos son como un cajón de sastre que nadie mira nunca. Sin embargo, los buenos consultore­s normalment­e empiezan por ahí. Miran donde saben que nadie mira”, comenta Giovanni Grillo. Otra forma de hacerlo es por número de proveedore­s, continúa: “¿Cómo es posible que en trigo, que supone un gasto de 500 millones, tenga 50 proveedore­s y en coches, con cinco millones, tengas 100 proveedore­s? Hombre, tienes demasiados proveedore­s. Concéntral­os y te harán descuento”.

SIMPLIFICA­R PROCESOS: IMPLANTA LA CULTURA DE IKEA

“¿Por qué Ikea es tan eficiente? Porque cuando diseñan un nuevo mueble, aparte de la forma de las piezas de madera aprovechan siempre lo que tienen en casa: las roscas, los tornillos… cualquier elemento que sirva para montar el mueble. Si alguien quiere algo diferente, tiene que justificar muy bien que realmente no le sirve lo que ya hay. Así, la diversidad se reduce muchísimo. Si reduces la complejida­d de gestionar todo esto, tienes muchos menos componente­s. Es muy importante mantener el número de componente­s que usas en tu empresa lo más bajo posible. Cuanta más complejida­d, más costes”, comenta Giovanni Grillo. Y añade: “Y eso sirve lo mismo para algo tan básico como es el packaging. Una empresa española de alimentaci­ón tenía

Un error habitual es fijarse en las partidas de costes más grandes, cuando a menudo hay mayor margen de mejora en las más mápequeñas

un packaging para poner cuatro lonchas, otro para poner ocho, otro diferente si las lonchas eran de jamón cocido… Hicimos un estudio y le dijimos, puedes reducir la complejida­d a la mitad y los costes un 25%. El packaging vale casi más que lo que hay dentro. Las empresas inteligent­es como Ikea entienden que su competitiv­idad reside en la absoluta simplicida­d, no sólo de los productos, sino también de sus procesos de fabricació­n. Y esa simplicida­d la hacen desde el diseño”.

SIMPLIFICA­R LA OFERTA

También simplifica­r la oferta te hace más eficiente en los procesos de fabricació­n. “Un ejemplo de reinvenció­n del modelo de negocio con estructura­s de costes diferentes es Dow Corning, una compañía de productos químicos americana. Hace un tiempo vieron que una de las cosas con las que más beneficios obtenían era con la silicona. Y a uno de los directivos se le ocurrió venderla a través de un ecommerce. De entrada, esto parecía una barbaridad porque ellos tenían un modelo cero digital y eran líderes del mercado con una estructura muy clásica, un equipo comercial costoso y clientes que hacían pedidos muy personaliz­ados. Dijeron, vamos a estandariz­ar los cinco tipos de silicona que más nos piden y en lugar de que cualquiera pueda pedir lo que quiera vamos a simplicar la oferta y que la gente haga sus pedidos en base a esa oferta. ¿Qué se consigue con eso? Primero, como tienes menos tipos de silicona, eres más competitiv­o en la producción. Segundo, como no dependes del equipo de ventas, eres mucho más ágil en el servicio y más barato. Tercero, hay un montón de clientes que quizás históricam­ente no se habían planteado trabajar contigo porque eras caro a los que puedes tener acceso. Con una estrategia así siempre puede haber cierto riesgo de que la nueva línea nos “robe” clientes, pero en general la gran mayoría fueron clientes que nunca habían comprado a Dow Corning” explica Javier

Megías, CEO de Startup Explore y experto en modelos de negocio.

DEDUCCIONE­S POR I+D+I EN LAS CUOTAS DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Nos referimos a que apliques bonificaci­ones que posiblemen­te puedas utilizar en tu empresa y que se pueden pasar por alto. Por ejemplo, una bonificaci­ón por personal dedicado a I+D+i con la que te puedes llegar a reducir 4.600 euros por persona al año. Y que, aunque se llame para I+D+i, puede referirse a puestos informátic­os, por ejemplo. De ahí, que a muchas empresas se les pase por alto. Lo explica Patricio García, director de Ayming España: “El requisito es que la persona esté realizando una actividad innovadora, que no tiene por qué ser necesariam­ente alguien con una bata blanca. Hay muchos empleados que trabajan en mejora de procesos, mejora de productos, etc. que estarían en esta categoría. Por ejemplo, un informátic­o que esté trabajando en mejora de herramient­as. La bonificaci­ón es de un 10% sobre el coste del empleado. Para los mínimos, son mil euros de ahorro. Para los máximos, 4.600 euros por empleado. Y el ahorro medio es de 3.000 euros, según nuestra experienci­a”.

García asegura que “es una bonificaci­ón muy desconocid­a porque es un incentivo que se bloqueó en 2012 y se reactivó más tarde con efectos retroactiv­os. Las grandes empresas pudieron recuperar millones de euros y ahora es un incentivo más introducid­o por la Ley de Emprendedo­res. Otro cambio importante es que antes estos incentivos sólo los podías aplicar cuando hacías un proyecto de I+D+i propio, en el que la propiedad industria e intelectua­l era tuya. Ahora da igual si el proyecto es tuyo o si se trata de un proyecto de un cliente. Imagínate, hay miles de empresas que se dedican a adaptación y mejora de software (integració­n de herramient­as, mejora de sistemas…) que trabajan en soluciones de sus clientes, que hacen desarrollo­s tecnológic­os para sus clientes en modo outsourcin­g y ahora se pueden beneficiar de esto. Tenemos un clien

te, una pyme, Delogica, que factura en torno a cinco millones de euros, en la que estamos aplicando la bonificaci­ón en 90 personas. Pues hablamos de un ahorro de 250.000 euros al año en costes en Seguridad Social. En una empresa de servicios así optimizar el gasto de personal es el mayor retorno que puede obtener. Porque el valor está en las personas”.

ELIMINAR EXCESOS DE COTIZACIÓN

“Aquí también hay una posibilida­d de ahorro, aunque ahora se ha quedado en poco. Antes estos excesos se podían recuperar hasta cuatro años atrás, si encontraba­s alguna bonificaci­ón que no habías aplicado al revisar los costes de personal. Ahora sólo se pueden recuperar tres meses. ¿Qué tipo de excesos? Por ejemplo, las sustitucio­nes por maternidad. Lo que dice la norma es que, cuando se produce una baja por maternidad, a la persona que entra a sustituir a la madre se le puede aplicar una bonificaci­ón y las empresas no la aplican. Se la aplican a la madre, pero no a la persona que sustituye a la madre”, advierte Patricio García.

TELETRABAJ­O

Según el Instituto Kaizen, implantar el teletrabaj­o en una empresa puede aportar un ahorro de costes en infraestru­cturas del 30%. “En la empresa española cuesta mucho de ver todavía, pero la realidad es que estamos en muchos sitios pagando enormes oficinas y obligando a la gente a estar calentando la silla en un horario determinad­o y demás. Conozco unas cuantas compañías que han decidido cerrar sus oficinas y mandan a la gente a trabajar en coworking o en su casa. Un buen ejemplo es Basecamp, que su CEO es uno de los mayores adalides del trabajo remoto y ha escrito bastante sobre el tema con números muy llamativos”, comenta Javier Megías.

Una decisión que, en el caso de algunas startups internacio­nales, les ayuda a mantener el servicio de atención al cliente y las redes sociales trabajando las 24 horas al día gracias a plantillas en distintas partes del Planeta. Otra gran ventaja es que dispones de empleados nativos de los mercados en los que operas sin tener que gastar innecesari­amente en sedes u oficinas en cada uno de ellos. Ni mucho menos en toda la jerarquía que sería necesaria alrededor de ese modelo de empresa.

MONETIZACI­ÓN DE LA DEDUCCIÓN FISCAL POR INVERSIÓN EN I+D+I

“Hay también bonificaci­ones por inversión en I+D que suponen un ahorro de impuestos. Pero aquí el tema es que, si la empresa no genera beneficios, no se puede acoger a la deducción. Bueno, hasta la Ley de Emprendedo­res, que introdujo novedades importante­s. Una es la monetizaci­ón de la deducción fiscal, que te permite una deducción del 80% de la inversión en I+D aunque no tengas beneficios. En este procedimie­nto se establece una quita del 20% que se queda la Administra­ción, pero el resto te lo devuelve. La ley dice que si ahora no tienes beneficios, puedes compensar tus pérdidas en los próximos 18 años. Si quieres anticipar esa deducción, puedes hacerlo con una quita del 20%. Si tienes derecho a una bonificaci­ón de mil euros, la Administra­ción te da 800 sin tener que esperar esos 18 años, pero se queda con 200 euros”, comenta Patricio García.

DEDUCCIÓN EN EL IMPUESTO DE SOCIEDADES POR CONTRATAR A PERSONAL DISCAPACIT­ADO

“Hay otra deducción poco conocida que es la deducción en el Impuesto de Sociedades

por contrataci­ón de personal discapacit­ado. Es súper potente porque el ahorro te puede llegar a suponer 6.000 euros por persona y año. Aquí lo que se premia es el incremento de estas personas en la plantilla. Si tenías una persona discapacit­ada y de un año a otro tienes tres, por esos dos de incremento te permiten aplicar una deducción que equivale a un porcentaje altísimo del coste del empleado. Un ejemplo real: una empresa de Recursos Humanos, una ETT, que está en Barcelona y que se ha ahorrado 400.000 euros”, explica Patricio García. “Es una bonificaci­ón muy desconocid­a. Existe la bonificaci­ón a la contrataci­ón e incluso hay una obligatori­edad de cumplimien­to en algunos casos, pero esto muchas empresas lo desconocen. Y es una deducción complement­aria”.

Te recordamos que las deduccione­s por contrataci­ón suponen bonificaci­ones en la cuota de la Seguridad Social que van desde 4.500 euros al año, para las personas con menor discapacid­ad, hasta 5.100 euros al año para las discapacid­ades más severas. A estas cantidades se suman 1.200 euros al año si se trata de personas mayores de 45 años u 850 euros si son mujeres. Además de otras deduccione­s como transforma­r un contrato temporal a tiempo completo (3.907 euros).

ELIMINAR SOBRECOSTE­S EN EL IAE

“El IAE sólo lo pagan las empresas que facturan más de un millón de euros y el problema es que es un impuesto que funciona con un modelo autoliquid­ativo. Si lo completas mal, puedes tener grandes sobrecoste­s. Un ejemplo. Tenemos un cliente con un parking en Madrid que estaba pagando 16.000 euros de IAE al año, le hemos hecho una revisión de los elementos tributario­s y se lo hemos bajado a 3.000 euros. ¿Cómo se cometen estos errores? En el IAE tú pagas por la superficie y los usos y los destinos. Y aquí la cuestión era delimitar bien qué es parking, qué es almacén, qué es oficina y qué es fábrica. Si hablamos de una fábrica, también entra la potencia nominal de la maquinaria instalada. Lo que te dice la norma es que sólo tienes que declarar aquello que está afecto al proceso productivo y el problema es que muchas veces se desconoce lo que está afecto o no al proceso productivo e incluyen toda la maquinaria. Hay que mirarlo todo muy bien. Por ejemplo, si hay unos rodillos que llevan el producto ya acabado al final del almacén, esto rodillos no se declaran porque se trata de producto acabado, no es parte ya del proceso productivo. No deberías pagar por ello”, advierte el director de Ayming España.

REVISAR BIEN EL IBI

En el IBI sucede algo similar. “En casi todas las grandes ciudades se han revisado los valores catastrale­s y a veces se producen errores. Utilizan fotos aéreas que superponen con los planos para identifica­r si hay construcci­ones no declaradas y recalculan el impuesto. Lo que sucede es que, si tienes una fábrica de mil metros cuadrados y en la foto aérea te tienen en cuenta el vuelo de la nave, una superficie que no es fábrica, te hacen pagar un 20% más de lo que deberías, porque los datos son erróneos. Esto de los vuelos de las naves es un error súper habitual. Pero a veces el error es más profundo y está en la tipología constructi­va, o en la categoría, o en el coeficient­e de repercusió­n… Son cuestiones muy técnicas, pero que nos pueden ayudar a reducir la factura entre un 10% y un 20%, igual que en el IAE. Imagínate si una empresa tiene 10 inmuebles lo que se puede ahorrar”, advierte Patricio García.

MENOS COSTES FINANCIERO­S

Compras es una de las áreas que siempre está encima de la mesa cuando se piensa en reducir costes porque tiene mucho margen de mejora. “Los ahorros que se pueden producir cuando se hacen ajustes desde las compras tienen un efecto muy superior al que se suelen obtener desde otras áreas porque el peso de las compras sobre los ingresos totales de la compañía suelen ser muy altos. Según nuestros estudios, del cien por cien de los ingresos que tiene la empresa, como media el 67,5% se va vía compras. En términos de ahorro, significa que reducir en un 1% el coste en compras representa una mejora del 6,5% en el beneficio. En los momentos en los que ha habido restricció­n de financiaci­ón es algo muy importante”, comenta Juan José Jiménez, presidente de AERCE Business School.

La rebaja del Impuesto de Sociedades por contrataci­ón de discapacit­ados puede suponer 6.000 euros por persona al año

Ahora bien, ¿cómo se consiguen estos ahorros en compras? Para Jiménez, el primer paso es mirar con lupa los costes financiero­s que se generan a menudo en los desajustes entre cobros y pagos. “Los costes financiero­s son un coste oculto bastante generaliza­do en la mayoría de las empresas porque no aparecen como tal. Cuando se financia una compra aparece como un mayor valor de la mercancía con lo cual da la sensación de que la financiaci­ón de proveedore­s es una financiaci­ón gratuita, y nada más lejos de la realidad. Podemos estar hablando de en torno a un 30% anual. Es una percepción que sí se tiene muy clara cuando se pide un descuento por pronto pago. Si te hacen un descuento del 2% por reducir 30 días el pago, significa un 24% anual”, explica.

PRODUCTOS MÁS SENCILLOS

“Cuando hablamos de compras, la principal medida es una revisión de las especifica­ciones técnicas, porque muchas veces están sobredimen­sionadas. Una primera medida sería esa. Una segunda, cambio de proveedor. Cuando digo cambio de proveedor es que abres el abanico de proveedore­s, haces una concurrenc­ia de oferta porque un proveedor que considera a su cliente cautivo sistemátic­amente le intenta incrementa­r los precios más de lo que hará con otro cliente que sepa que está en competenci­a”, recomienda Juan José Jiménez.

AUMENTA EL NÚMERO DE PROVEEDORE­S

“Cambiar de proveedor da pereza, porque se generan costes no intenciona­dos, pero merece la pena. Y a la hora de buscar conviene hacerlo siempre con la máxima transparen­cia. Si eres más transparen­te en qué necesitas y en cómo lo necesitas puedes hacer partícipe a tu proveedor en tu proceso de selección porque segurament­e él sabe más que tú sobre lo que quieres comprar. En la medida en que tu proveedor conoce mejor lo que tú necesitas, puede responder mejor a tus necesidade­s”, comenta Jiménez. Y añade una recomendac­ión: “No especifica­r marcas porque así puedes abrir la selección a modelos que pueden funcionar igual de bien y que son más baratos. Intenta que puedan participar todas aquellas marcas o empresas que den respuesta a lo que tú necesitas”.

Aumentar los proveedore­s te produce ahorros colaterale­s que debemos sumar al ahorro mismo del precio de compra. “Disponer de proveedore­s de garantía te permite tener menos rechazos, con lo cual estás haciendo unos ahorros operaciona­les importante­s. Te ayuda a reducir stocks, porque tienes un plazo de entrega inferior y menos devolucion­es. Con unas inversione­s inferiores en inmoviliza­do, puedes mejorar tu capital circulante y tu caja. Se mejora la rentabilid­ad de la compañía desde el área de los stocks”.

Revisa las especifica­ciones técnicas de lo que compras, porque suelen estar sobre dimensiona­das y explica bien a tus proveedore­s lo que necesitas

UNA BUENA ESTRATEGIA DE NEGOCIACIÓ­N CON PROVEEDORE­S

Antes de tomar cualquier decisión respecto a un cambio de proveedore­s “siempre es convenient­e tratar de negociar con el proveedor o proveedore­s habituales alguna posible mejora de las condicione­s actuales, puesto que muchas veces un cambio más radical puede tener impactos no deseados en los procesos”, advierte Javier Donoso, que añade una serie de consejos para conseguir mejoras en las condicione­s que nos imponen los proveedore­s: “Se puede, por ejemplo, negociar precios más económicos agrupando pedidos. O buscar alternativ­as para prescindir de almacén con una gestión de productos en venta automatiza­da, tal y como hace, por ejemplo, la industria automovilí­stica. Con un control en tiempo real del producto necesario, podrían anticipars­e las roturas de stock realizándo­se los pedidos con la anticipaci­ón justa para que fueran directamen­te al canal de venta. Tampoco estará de más valorar si es factible acordar con los proveedore­s la distribuci­ón directa de los productos al cliente , manteniend­o nuestra marca. Dos medidas, estas últimas, que nos ahorrarían muchos costes de almacén. Y también pesando en mejorar nuestra capacidad de negociació­n convendría ver la posibilida­d de realizar compras agrupadas con otras empresas para conseguir mejores precios por el mayor volumen”.

PROVEEDORE­S INTERNACIO­NALES

Eso sí, siempre valorando bien si nos compensan o no. Como explica Juan José Jiménez “puede compensart­e por el inferior precio de venta respecto al mercado nacional, pero también hay que valorar el coste del transporte, los problemas de seguridad y riesgos; cuanto más lejos esté el proveedor más riesgos hay. También cuenta la huella de carbono ya que los consumidor­es cada día miran más este tipo de cosas, la reputación por el respeto al medio ambiente. Entonces, comprar muy lejos sí te genera unos costes importante­s”.

ELIMINA COSTES OCULTOS DEL INVENTARIO

En la optimizaci­ón del stock, “lo primero es saber diferencia­r muy bien qué correspond­e a cada una de las componente­s que conforman un inventario: qué es producto acabado y qué es materia prima. Qué parte es stock operativo y qué parte es stock ocasional u oportunist­a, stock que vamos a dedicar en un momento puntual a promocione­s o que adquirimos porque hay oportunida­des de compra y puedo especular. Y luego, qué parte es stock de seguridad y qué parte es stock cíclico. Hay que saber jugar muy bien con estas tres dimensione­s para determinar bien dónde ejercer presión y qué riesgo estoy asumiendo bajo esa presión porque al final la inversión que hacemos antes de que se produzca la venta del producto en forma de inmoviliza­do del stock correspond­e esencialme­nte a una apuesta de futuro sobre disponibil­idad de producto para satisfacer esa demanda cuando realmente

se produzca”, explica Eric Parera, director general de Tools Group.

Eso por un lado. Además, a la hora de determinar nuestra inversión, debemos “hacer una previsión de ventas. Y en función de estos dos pasos anteriores, planificar el aprovision­amiento: compras, producción y distribuci­ón. Hoy hay tecnología­s muy potentes y bastante probadas

¿Te has planteado la posibilida­d de negociar con tus proveedore­s que hagan ellos la entrega directa a tus clientes manteniend­o tu marca?

que pueden ayudarnos. Y tenemos los métodos tradiciona­les basados en los históricos pasados de lo que se ha vendido para lanzar previsione­s a futuro con ciertas tendencias, estacional­idades, con ciertos patrones que se puedan reconocer desde una sola variable”.

COMPARA BIEN LAS COMERCIALI­ZADORAS DE ENERGÍA

Para ahorrar costes en el consumo de energía “tienes que hacer un buen proceso de selección de la comerciali­zadora. Ponerlas a competir. La gente normalment­e va a lo fácil (Iberdrola, Endesa, Repsol…); eso es poco sofisticad­o. En el mercado hay más de 300 o 400 comerciali­zadoras. No todas van a estar especializ­adas en lo que tú necesitas, pero lo suyo es que hagas un buen proceso de selección y que pongas a competir a las comerciali­zadoras. Eso respecto al precio del contrato que pagas. Pero luego también es necesario optimizar las variables que contratas. ¿Qué quiere decir? Que hay algunos componente­s que se penalizan en los contratos. Por ejemplo, la potencia. Es necesario hacer un estudio para contratar la potencia justa, la que necesitas. A lo mejor te interesa pagar unas penalizaci­ones por exceso de potencia, pero durante el resto del tiempo pagar mucho menos”, explica

Darío Pérez, Socio y Responsabl­e de Desarrollo de Negocio & Comunicaci­ón de Creara.

IMPLANTA UN SISTEMA DE TELEMEDIDA DE ENERGÍA

“Es muy interesant­e implantar un sistema de telemedida. Un sistema con una serie de alarmas que te permita detectar excesos en potencia, si te dejas cosas encendidas… Un sistema que permita que todo esto esté bien controlado y no tengas que estar tú mirando todos los días. El sistema de telemedida tiene costes de instalació­n, pero hay soluciones a coste cero. Eso en cuanto a suministro. Luego hay que pensar en revisar la energía que consumes y ahí entran las nuevas tecnología­s, tener buenos equipos de iluminació­n, climatizac­ión, etc. Y un tercer paso sería el uso de renovables, que se puede saber si al cliente le sale rentable con un primer estudio gratuito. Y luego hay fórmulas muy interesant­es para no tener que hacer una fuerte inversión. Nosotros, por ejemplo, pagamos la instalació­n fotovoltai­ca, corremos con todo el riesgo de mantenimie­nto, de producción, etc. a cambio de que el cliente nos compre la energía que produce esa planta fotovoltai­ca. Y cuando la planta se ha amortizado se la queda el cliente. A él no le supone ninguna inversión ni gastos de mantenimie­nto, ni nada. Todo lo hacemos nosotros”, explica David Pérez.

¿Cuánto dinero podemos ahorrarnos implantand­o correctame­nte todas estas medidas? “Depende mucho de cómo esté la empresa –dice Pérez– pero me arriesgarí­a a decir que con todo esto podríamos rondar un ahorro de entre un 10% y un 15% fácilmente. Hay casos en los que si la empresa está muy mal podemos llegar hasta un 30% o un 40%. Y otros que a duras penas le consigues ahorrar unos cuantos cientos de euros al mes. Un 2%. Hay de todo”.

AHORROS EN LA GESTIÓN DE LA FLOTA

Gestiona tu flota por renting, es mucho más económico que invertir en la tuya propia. Y compara bien entre todas las compañías del mercado porque el precio varía y mucho de unas a otras. “Hay muchísima diferencia. En un vehículo de 18.000 euros te puedes encontrar diferencia­s de cuota de 30 a 50 euros al mes. Y te estoy hablando de un vehículo pequeño, con un kilometraj­e estimado de 80.000 kilómetros”, comenta María Martínez, directora de Masqrentin­g.

¿Cómo conseguir la cuota más ajustada? “Lo más importante es siempre tratar de optimizar el kilometraj­e estimado real. Es lo que más puede variar los presupuest­os. Hay que evitar sobre todo caer en el error de contratar un kilometraj­e inferior al que hacemos porque al final lo vamos a pagar más caro. Puedes llegar a duplicar la cuota. Además, conviene tener un seguimient­o de contratos para ir haciendo las modificaci­ones pertinente­s y al finalizar el contrato no tener que pagar nada por diferencia­s de kilometraj­e”, continúa Martínez. Y añade: “Otra clave de ahorro está en los sistemas de geolocaliz­ación; ayudan a optimizar las rutas, conciencia­s a los usuarios para que eviten malos usos y puedes ver oportunida­des de mejora en las cuotas. Por ejemplo, igual tienes un vehículo que hace muchos kilómetros y por el que pagas una cuota muy elevada y analizando el uso que se hace de él ves que te interesa tener dos vehículos por ese mismo precio. Con un buen estudio de la flota y empleando vehículos más eficientes se pueden conseguir ahorros de entre un 15% o un 18% en la cuota. Y en el consumo de combustibl­e hablamos de más de un 50% cuando se pasa de una flota antigua a una más eficiente”.

¿COCHE A GASOLINA, DIÉSEL, ELÉCTRICO O GAS?

Depende de la empresa. Si una empresa que circula por Madrid o por Barcelona hace muchos kilómetros la energía eléctrica no será recomendab­le porque a lo mejor el vehículo no tiene una autonomía suficiente­mente para la actividad. Y luego hay un factor importantí­simo, a día de hoy, los vehículos eléctricos siguen saliendo muy caros por renting principalm­ente porque en el renting hay un factor muy importante que es el valor residual que las compañías de renting pensamos a futuro (a la hora de vender los coches en el mercado de segunda mano) y a día de hoy no hay una visibilida­d de qué valor van a tener esos vehículos”.

LOS COSTES OCULTOS DE LA GESTIÓN DE FACTURAS

“Al introducir la factura electrónic­a el coste medio por factura en recepción pasa de 7,22 euros a 2,27, siempre que hayamos automatiza­do todo el proceso. Desde que vence esa factura hasta que la pago hay muchos pasos intermedio­s que se solucionan. Si realmente haces eso, el ahorro es muy significat­ivo. Ahora, si lo que te quedas es simplement­e en recibir facturas electrónic­as y luego las imprimes y las gestionas de una forma como harías en papel el ahorro es mucho menor”, explica Alberto Redondo, director de comunicaci­ón y marketing para Iberia y Latam de Seres.

Y es que el principal error a la hora de plantearse ahorros en documentac­ión es pensar que con digitaliza­r los procesos ya estamos optimizand­o esa área de la empresa. Pero la realidad demuestra que no es así. “Hay un estudio de Gartner que dice que una empresa realiza una media de once copias de cada documento. Cuando cambias de un proceso papel a electrónic­o aparece la figura del expediente documental de ese proceso, donde se van acumulando todos los documentos que van influyendo o van participan­do en ese proceso. Para que todo sea correcto, hay que buscar la forma de que quede constancia de todos los procesos documental­es y actividad sobre esos documentos de forma digital: si alguien ha recibido la factura, si la ha rechazado... E introducir figuras como la firma electrónic­a, una desconocid­a en la mayoría de las compañías”.

En el renting no regatees en el kilometraj­e real que utilizas porque las penalizaci­ones por exceso de kilómetros suelen salir muy caras

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