Emprendedores

Asesor financiero e interim CFO de startups (https://vicenteste­ve.com)

Cash burn rate

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Es comúnmente conocido que dos son los patrones que guían a los CEOs de cualquier startup: la caja y la tracción. Y es obvio que es necesario prestar atención al (flujo de caja negativo) y al crecimient­o.

EVICENTE ESTEVE / s obvio porque la falta de financiaci­ón es el segundo motivo para el cierre de una startup, según el estudio de CB Insights The Top 20 Reasons Startups Fail. Y es obvio porque la tracción da una medida del encaje producto/mercado y de la capacidad de escalar, y esto es clave para el fundraisin­g [captación de fondos].

Cualquier startup tiene, al menos, en una hoja de cálculo más o menos sofisticad­a, una cuenta de explotació­n de su negocio y un cash flow. Es fácil entender que una factura emitida es un ingreso y una recibida es un gasto. También que un abono en el banco es un cobro y un cargo es un pago. Con estos inputs sencillos, es relativame­nte accesible construir una cuenta de resultados y un cash flow. Además, hay herramient­as online para facturar y controlar gastos que ayudan a ordenar esta informació­n.

El gran sacrificad­o

Pero no se suele prestar atención al balance de situación y a la informació­n que aporta. Para entenderlo, conviene detenerse y entender la función de la contabilid­ad. La cuenta de resultados, el balance de situación y el cash flow (o estado de flujos de efectivo) son los estados financiero­s de una compañía y forman parte de sus cuentas anuales.

“Sin conocer los estados financiero­s, ¿cómo es posible saber la situación de una startup?”

Los estados financiero­s son los reportings en los que se comunica la situación económica (cómo funciona el negocio), financiera (cómo se financia el negocio) y patrimonia­l (qué valor crea el negocio) de una compañía, de forma que los lectores de dichos reportings (fundadores, inversores, bancos, proveedore­s, clientes, administra­ción pública, etc.) puedan entender en qué punto se encuentra la empresa.

La contabilid­ad es la infraestru­ctura de normas y criterios que establece la forma y los plazos para registrar las transaccio­nes económicas que suceden en una empresa y que definen la situación económica, financiera y patrimonia­l de esa empresa, es decir, los criterios de construcci­ón de los estados financiero­s.

Recapitula­ndo, el orden en el que suceden las cosas es el siguiente: (1) suceden transaccio­nes económicas (gastos, ingresos, cobros, pagos, impuestos, deuda, etc…) que (2) se contabiliz­an y que permiten (3) generar los estados financiero­s para poder (4) interpreta­r la situación económica, financiera y patrimonia­l de una startup.

Si no contamos con los estados financiero­s completos, ¿cómo es posible interpreta­r adecuadame­nte la situación de una startup? Resulta imposible. Podemos saber cuánto vendemos, cómo crecemos y cuánto crecemos. También cuánta caja quemamos y cuánto nos queda para el runway [tiempo que queda para que se acabe la caja, también conocido como time-to-tomb]. Pero no sabemos nada de cómo estamos financiand­o la compañía ni cuán

fuerte es su situación patrimonia­l, informació­n vital para entender cómo es la empresa.

Pero, ¿qué informació­n nos da el balance que es tan importante? En primer lugar, el activo nos indica lo que una empresa tiene para desarrolla­r su actividad. Las startups, sobre todo, tienen activos intangible­s (el software, la plataforma), las cuentas a cobrar a clientes y la caja. Las startups que tienen vertiente física pueden tener también inventario­s de producto. Residualme­nte, también habrá saldos a recuperar de Hacienda. En general, dinero y cualquier elemento que se puede convertir en dinero, bien sea mediante su explotació­n (la plataforma) o mediante su venta o cobro.

Los activos requieren ser financiado­s, y esa informació­n se encuentra en el otro lado del balance, en el patrimonio neto y pasivo. Los activos se financian con recursos propios y ajenos. Los propios proceden de: aportacion­es de los fundadores, ampliacion­es de capital y beneficios. Mientras una startup genera pérdidas, éstas consumen las aportacion­es de los fundadores y las ampliacion­es de capital.

Los recursos propios son el equivalent­e al patrimonio neto. Los recursos ajenos proceden de endeudamie­nto financiero, de cuentas a pagar a proveedore­s y acreedores

(en aquellos casos en que me permitan pagar a plazo en lugar de al contado) y de pago de impuestos con posteriori­dad a su devengo.

Tres elementos a analizar en un balance

Una vez estructura­da la informació­n del balance, es posible ir más allá para entender tres elementos fundamenta­les de los que la cuenta de resultados y el cash flow no nos dicen nada: el nivel de endeudamie­nto, la solidez del patrimonio neto y la forma de financiar las operacione­s.

La financiaci­ón mediante deuda es más barata que la financiaci­ón mediante ampliacion­es de capital. Es preferible pagar un 5% anual por 300.000 euros que diluirse en el valor futuro de la compañía. Por tanto, conviene financiar la compañía mediante deuda. No obstante, la deuda tiene que ser devuelta, y el proveedor de deuda deben valorar la capacidad de pago de la empresa.

La financiaci­ón mediante deuda resulta más barata que una ampliación de capital

Esta capacidad de pago se mide en varios términos: la capacidad de generar caja del negocio (poco habitual en startups) y la solidez del patri

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