La relación con su equipo se basa en la cercanía absoluta y en el “buen rollo”
Les preguntamos a nuestros clientes cómo nos veían: si como Goiko Grill o simplemente Goiko, y el 90% respondió lo segundo. Es decir, teníamos un segundo apellido que casi nadie utilizaba. Además, de cara a la internacionalización la palabra Grill no aportaba nada. Así que apostamos por hacer un rebranded y pusimos a un equipo a trabajar en ello, liderado por De ahí salió esta nueva marca que es más clara, más rebelde, más irreverente, más nosotros”. Para fundador y presidente de esta cadena de hamburgueserías gourmet, llamar por el nombre propio a sus colaboradores es un mantra que repite de forma constante. Y eso da una pista de cómo entiende este emprendedor la relación con su equipo que se basa en una cercanía absoluta y se resume en dos conceptos: proyección y buen rollo.
“La directora de operaciones era ayudante de cocina; el director de RRHH era camarero... Todos empezamos en los fogones o en la sala. No todos los que comenzaron siguieron. Pero los que conseguimos el máximo encaje hemos desarrollado una carrera espectacular en Goiko y eso implica al menos a 200 personas. Y los que se van, a menu
Valentina Martínez. Andoni Goicoechea,
do montan sus propios restaurantes. Conozco más de 30. La gente no viene a Goiko a trabajar de por vida, pero la empresa permite desarrollarse y proyectarse a futuro. El camarero que te sirve una hamburguesa en un restaurante de Murcia seguramente puede incorporarse a una multinacional al día siguiente”.
La segunda clave es el buen rollo. “El truco es compartir un objetivo común y pasarlo bien. Dejar de segunda o tercera importancia el hacer dinero. El buen rollo se basa en la justicia y la comunicación: si estamos todos con un objetivo común y todos lo entendemos, lo compartimos y lo vivimos, nuestro trabajo se transforma, no en una obligación, sino en la manera en la que pasas el día a día de una forma justa. Ves a mucha gente disfrutando, creciendo y superándose. Tenemos récord mínimo de rotación en el sector”.
¡CON TODOS USTEDES…. EL SEÑOR EMPRENDEDOR!
Pero ¿quién es Andoni Goicoechea y qué es Goiko? Él es un emprendedor atípico. Lo suyo ha sido como la lucha entre el Doctor Goicoechea y Míster Goiko, o la del geriatra residente en La Paz frente al emprendedor deseoso de montar un negocio, aunque estuviese en las antípodas de su expertice. Es un cúmulo de casualidades e improvisaciones. “Escapé de Venezuela porque la situación era insostenible. Tras graduarme en Medicina monté un negocio de alquiler de equipos audiovisuales, pero con la crisis empezaron a acabarse los recambios, los proveedores cerraban… Aprovechando que era español por mi familia paterna, probé suerte en España. La manera más sencilla para salir fue olvidarme del negocio y preparar el MIR. Tras conseguir plaza de Geriatría en La Paz, tenía mucho tiempo libre porque salía a las 3 o 4 de la tarde y gran parte de ese tiempo lo pasaba en el mismo bar. Un día su dueño me llamó para decirme que lo dejaba y ahí fue cuando “se me prendió el bombillo” y dije “este local bien gestionado puede vender”.
“Yo quería hacer algo más y rescatar al emprendedor que tenía agazapado. Y monté el Goiko allí. A nadie le parecía una buena idea y que era una locura. Era plena crisis. Lo cogí a finales de 2012 para abrir en enero de 2013. Mi padre me prestó 60.000 dólares para arrancar. Una tarde me acerqué a Mercamadrid. Solo había una tiendica pequeña en la que me atendió una chica, dueñas de las carnicerías Luis de Blas. Me animó a vender una hamburguesa y me orientó sobre todos sus ingredientes. Así fue como encontré al proveedor de carne de mi primer local”. Y así fue como surgió la idea de crear una hamburguesería. Probablemente si en lugar de estar abierto el puesto de carnes,
María de Blas,