Hacer sostenible la sostenibilidad
El impacto de la actividad económica en el entorno es una cuestión de la que venimos hablando de manera espontánea con nuestros entrevistados desde hace ya mucho tiempo. Lo hacemos porque es un tema verdaderamente candente, que en muchos casos surge por la preocupación e interés que muestan los propios emprendedores con los que hablamos. Está claro que no se trata de una moda: está calando de una manera muy intensa en los consumidores y también en las empresas... quizá menos de lo debido en los gobiernos, pero eso ya es otra cuestión.
La duda que nos planteamos es si con la situación de crisis que estamos viviendo, es momento de hablar de sostenibilidad o sería prudente congelar el debate unos meses hasta que las dificultades aminoren. Nuestra respuesta es un no rotundo, como avanzábamos en el editorial del número pasado.
La sociedad y, por consiguiente, la economía, el consumo y la empresa están cambiando de forma muy rápida y profunda a consecuencia de la pandemia que estamos sufriendo.
Al igual que los expertos han detectado que la digitalización ha experimentado un gran impulso en los últimos meses, tenemos todos que trabajar fuerte para poder decir lo mismo de la sostenibilidad.
Para inspirarnos, hemos buscado expertos y ejemplos muy relevantes en el ‘dossier’ de este número. También hemos invitado a nuestra portada a
Javier Goyeneche, fundador de Ecoalf y uno de los mejores exponentes que se puede encontrar en este cambio de filosofía. De hecho, nuestra revista y la ONG Educo le han concedido el Premio Emprendedores a la Pyme Socialmente Responsable que entregaremos en noviembre (más info en este número).
Lo primero que comentamos con Goyeneche fue cómo superar el más evidente freno de la sostenibilidad ambiental: lo difícil que es ser competitivo por los sobrecostes que suele tener. Lo complejo que es hacer sostenible económicamente la sostenibilidad, en definitiva.
De sus palabras y de todo lo aprendido al elaborar el resto de contenido que ofrecemos sobre esta cuestión este mes, nos queda claro que se trata de una cuestión de filosofía.
Si pensamos a largo plazo, analizando bien cuál es la contribución que deseamos realizar desde nuestras empresas, qué impacto tendrémos directamente en nuestros clientes y en nuestra organización interna, en cómo tratamos a nuestros empleados y proveedores... si tenemos todo esto claro y lo gestionamos con coherencia habrá muchas más posibilidades de conseguir un resultado sólido.
Queda que la sociedad de verdad exija que los productos y servicios sean sostenibles,. Que no haya falso activismo de reinvindicaciones y, en paralelo comprar camisetas de seis euros o cuestiones semejantes.
La empresa suele adelantarse al mercado. La sostenibilidad ya está aquí. Contribuyamos todos en hacerla sostenible.
Para ser sostenibles, los negocios necesitan coherencia a largo plazo... y que el mercado responda con verdadera conciencia