ESTA EMPRENDEDORA BUSCÓ INVERSIÓN CON SU BEBÉ EN BRAZOS. HOY FACTURA 4,5M
La idea de montar un negocio de restauración, con servicio de reparto a domicilio especializado en sushi, la tuvo Sara Serantes durante su estancia en Nueva Zelanda. Allí se fue para conocer mundo y perfeccionar el inglés. En una época en la que el mercado de reparto de comida a domicilio se restringía a las pizzas y algún que otro establecimiento, en la que nadie en España había oído hablar del concepto del ‘dark kitchen’ y en plena crisis, la idea de Serentes consistía en alquilar un espacio a una cocina de un hotel, elaborar y empaquetar ahí los platos de sushi y luego repartirlos a domicilio. Esto que nosotros hemos resumido en una frase, le costó a ella 9 meses de cálculos para elaborar el plan de negocio. No era fácil, porque apenas había referencias en España para calcular los costes.
Con plan milimetrado de un negocio del que nadie había oído hablar y la niña nacida seis meses antes, se fue Sara Serantes al banco a pedir el dinero que no tenía. Ni en el banco la entendieron ni en las instituciones públicas destinadas en ese momento a apoyar el emprendimiento. Ninguna salvo Enisa, la única que le concedió un préstamo participativo de 50.000 euros de su Línea Jóvenes Emprendedores. “Todavía recuerdo la ilusión que llevaba en el AVE cuando iba a firmar el préstamo”, dice. Hoy factura 4,5 millones de euros.
A día de hoy, el grupo cuenta con más de 80 empleados, más de 30 de ellos repartidores (todos contratados), está presente en Barcelona y Madrid y con planes de seguir expandiendo su ámbito de actuación por Valencia y el resto de España. Las previsiones para el cierre de 2020 son de 5 millones de euros.