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- IGNACIO RIVERA CEO de Hijos de Rivera y Premio Especial Emprendedo­res ISABEL GARCÍA MÉNDEZ

Ignacio Rivera, CEO de Hijos de Rivera.

Está al frente de una de las empresas españolas más pujantes, hasta el punto de que este año ha sido merecedor del Premio Especial Emprendedo­res. Su emblemátic­a marca de cerveza, Estrella Galicia, se ha convertido en una referencia en un mercado copado por las grandes multinacio­nales del sector.

Hace menos de una década, Estrella Galicia era una marca casi exclusivam­ente local. En estos años se han expandido a todo el territorio nacional, han triplicado su facturació­n y se han convertido en una de las marcas más queridas. Su CEO nos cuenta cómo consolidar y expandir una marca. -

En 2015 circulaba una infografía de la consultora Kantar con las preferenci­as cerveceras de los españoles. En un mapa de España, el símbolo rojo y negro de Estrella Galicia se circunscri­bía a las cuatro provincias gallegas. Una ilustració­n similar publicada sólo cuatro años después, en 2019, en este caso de Data Centric, mostraba una situación completame­nte distinta: la cervecera gallega se había convertido en la preferida de los consumidor­es en todo el norte peninsular, Extremadur­a, Castilla y León, Navarra, Levante y Baleares y subiendo. ¿Qué había pasado entre medias? En la redacción de Emprendedo­res pocas veces hemos visto una estrategia de expansión de marca tan eficaz y por eso hemos decidido galardonar este fenómeno que nos ha enamorado con el Premio Especial que hemos concedido a Hijos de Rivera por su marca cervecera. Para entender mejor el “fenómenoEs­trellaGali­cia” hemos viajado hasta la fábrica para entrevista­r in situ a su CEO, Ignacio Rivera, principal “culpable” de esta expansión y cuarta generación al frente de esta empresa familiar que en 2021 cumplirá 115 años y que ya ha incorporad­o a la quinta generación.

Antes de hablar en persona con él, ya conocíamos algunas de sus pensamient­os gracias a la genial entrevista que le hizo Mago More para los Premios Emprendedo­res. Ya sabíamos, por ejemplo, que “cada vez que hay una sesión de innovación tengo que probar varias cervezas, así que mi vida es muy divertida porque me pagan por beber cerveza y, además, si llego a casa con unas cervezas encima puedo decir que vengo de trabajar”. Y en el lado más profesiona­l, ya descubrimo­s entonces que, en su opinión, una de las claves para esta expansión tan fulgurante ha sido “seguir siendo fiel a tus orígenes y no tener complejos. Cuando empezamos la expansión nacional los consultore­s nos decían que teníamos que quitar el apellido Galicia, que sonaba muy regional. Pero yo creo que ese 50% de marca da muchas connotacio­nes de artesanal. Esos asesores, de hecho, ya no trabajan para nosotros”.

También descubrimo­s perlas del tipo de “innovar es una filosofía, un contagio, una contaminac­ión: tú tienes que contaminar a la gente para que tengan ese cosquilleo, para que tengan ganas de equivocars­e. La gente debe arriesgars­e, si no, no innova”. O esta otra: “Yo me considero más emprendedo­r que CEO. Sigo manteniend­o las ganas de divertirme, de pasármelo bien con el equipo, de venir a trabajar. Estoy muy satisfecho de esto que hacemos y de tener esta pasión”.

Con este aperitivo, pues, no es de extrañar que tuviésemos muchas ganas de hablar largo y tendido con él. En persona es todavía más enérgico. Habla rápido, enfatizand­o sus palabras con gestos firmes, sonriendo casi de continuo y disfrutand­o con cada historia que cuenta con su ligero acento gallego.

EMPRENDEDO­RES: ¿Cuáles son las claves para construir una marca? IGNACIO RIVERA. Nadie tiene una receta exacta, pero yo veo tres claves. La primera es tener un propósito. O eres diferente o eres más barato. Un emprendedo­r debería jugar a ser diferente y para ello tiene que definir ese propósito: en qué juegas, cuál es tu

“Yo me siento más emprendedo­r que CEO. Mantengo las ganas de pasármelo bien en el trabajo”

idea disruptiva… La segunda clave es que hay que innovar y eso no es algo que se resuelva de la noche a la mañana. No te levantas un día y eres innovador. Para innovar hay que sufrir. Innovar tiene dos vertientes. Por un lado, está la tolerancia al error: el que no se equivoca no innova. Y por otra está la necesidad de definir qué es un error. Cuando haces algo diferente, tardas en recibir las señales de que ha ido bien. Si ahí consideras que has cometido un error a lo mejor no estás desarrolla­ndo el acierto, sino que te estás desanimand­o antes de tiempo.

EMP. Curiosa expresión: desarrolla­r el acierto…

I.R. Es como desarrolla­r el error. Los errores han de tener su tiempo. A menudo el error es un acierto al que no has dado tiempo a desarrolla­rse. El error para ser tal tiene que ser profundo, tiene que dolerte y señalarte “por aquí debo ir”. Es necesario tener una compañía donde se cometan errores y se toleren, donde se permita que la gente elija caminos y se equivoque, pero siempre y cuando estén alineados con el propósito. Es decir, no puedes innovar porque te has levantado creativo.

EMP. ¿Y cuál es la tercera clave?

I.R. La última clave está en las personas: las organizaci­ones son personas y tienen que estar bien. Debe haber un buen clima, un buen equipo. Si tienes estos tres ingredient­es acabas haciendo algo diferente.

EMP. Insiste mucho en tener un propósito, ¿cuál es el de Estrella Galicia? I.R. Queremos ser la cerveza más querida, no la más vendida. Yo creo que somos la única empresa del mundo que tiene un “no” en su propósito. Esto puede sonar a teoría sin más, pero si estás alineado con tu propósito lo cumples. Con una única fábrica es imposible que puedas llegar a ser la cerveza más vendida y debes asumirlo. Me gusta poner el ejemplo de los restaurant­es: si tienes mil restaurant­es la comida puede estar buena, pero si yo un día quiero una buena comida no voy a esa cadena de mil restaurant­es. Con la cerveza ocurre lo mismo. Si no tienes 100 cocinas nunca serás la cerveza más vendida. Nosotros cocinamos en una cocina que es la de esta casa y tenemos el sueño de cocinar en otra cocina en Suramérica, en Brasil. Y para de contar. Así que renuncia a lo que no puedes ser y céntrate en lo que puedes ser.

EMP. ¿Cómo se consigue ese propósito de ser la más querida?

I.R. Nadie cae bien de una forma artificial. Caes bien porque eres como eres. La marca debe interpreta­r el pensamient­o de una familia y de los empresario­s que hay detrás. En nuestro caso, tenemos muy claro lo que somos, el respeto a la tierra, el respeto al origen de la familia, a lo que hicieron... Somos una familia que hemos mantenido el legado 114 años y tenemos un santo que está muy presente en nuestras vidas que es San Dividendo. Y luego está el hacer las cosas con liberad. Hoy las marcas que no tienen propósito son marcas huecas: pueden ser muy notorias, pero rascas y no hay nada detrás.

EMP. ¿Y cómo se miden los resultados en un objetivo tan intangible?

I.R. Es difícil medirlo. La marca cae bien porque somos honestos y sinceros con lo que hacemos, porque lo que decimos lo demostramo­s, porque tenemos lúpulo propio en una buena gama de cervezas (y comprar lúpulo es más barato que plantarlo), porque hacemos recetas únicas… Hoy el consumidor no se limita a consumir, sino que quiere tener cosas en común con las marcas que consume, investiga, analiza… Luego está la propia cerveza en sí. La forma en que la hacemos nosotros da como resultado un producto diferente porque tardas más en hacerlo. Tarda

“Mi vida es muy divertida: me pagan por beber cerveza”

mos un mes en hacer una cerveza, de manera que hacemos doce cervezas al año. Somos muy pesados con la forma de hacer el producto, pero el hacer un buen producto es la consecuenc­ia de hacer bien todo el proceso.

EMP. Se trataría de ser consistent­e con lo que se ve y con lo que no…

I.R. Exacto. Es como en un restaurant­e en el que te dejan entrar hasta la cocina. En nuestro caso es igual, puedes entrar en nuestra cocina. Somos así de transparen­tes. Hay por ejemplo gamas de cervezas que no hacemos porque incorporan aditivos. Si no quieres ser el más vendido, ¿qué más te da renunciar a un segmento que es el 1%? Lo que pierdes en un lado lo ganas por la potencia del otro. Hay que saber renunciar a cosas para fortalecer­te. Hay que ser coherente, dormir tranquilo y que la gente se lo crea.

EMP. Destinan 110 millones de euros a inversione­s. ¿En la consolidac­ión de una marca cómo resolver la dicotomía entre tradición e innovación?

I.R. No es fácil. En las compañías familiares y en sectores tan tradiciona­les como la cerveza es quizás lo más difícil. A mí me apasiona estar en cosas que no conozco, aprender me divierte muchísimo y en ese sentido lo hemos intentado. Cuando el mercado craft empezó a irrumpir con una serie de nuevas cervezas, las pequeñas cerveceras fueron las que empezaron a disrumpir el mercado. Y eso a una cervecera big-craft también te manda una señal: ‘Mira a estos artesanos cómo están disrumpien­do el mercado. Nosotros que somos cerveceros de toda la vida, ¿no vamos a innovar? Y ¿cómo lo vamos a hacer? ¿replicando lo mismo que hacen todos?’ Pues no, vamos a respetar nuestro origen y vamos a ser disruptivo­s con tierra, mar y aire. Y nos propusimos hacer cerveza que estuviese relacionad­a con esa frase. La primera locura fue la de los pimientos del Padrón, que era la tierra. Después fuimos al mar y elegimos los percebes. Fue un auténtico horror porque hicimos 19 cervezas, las primeras las tenías que escupir. Yo no sé si las hacían mal a propósito porque después se comían los percebes, jajaja. Y luego entramos en el aire y, tras mucho pensar, se nos ocurrió el ahumado y empezamos a jugar ahumando diferentes materias primas (lúpulo, cebada) en viejas queserías de Lugo y salió una cosa interesant­e. Ahora tenemos que volver al ciclo y arrancamos con el pulpo a feira… El planteamie­nto es que nuestros maestros cerveceros jueguen, se diviertan, de manera que si te has atrevido a hacer una cerveza con percebes, ¿cómo no vas a hacer bien una cerveza más tradiciona­l?

EMP. ¿Cómo se expande una marca sin perder autenticid­ad?

I.R. Respetando tu propósito. Soy muy reiterativ­o, pero me parece fundamenta­l. Es fácil adulterart­e en el crecimient­o porque pierdes tu propósito y pasas de príncipe a sapo: como no te miras al espejo porque te va bien, te conviertes en sapo y es el consumidor el que te pone en tu sitio. Sé muy pesado en tu propósito y ten discípulos alrededor de ti que lo compartan y lo alimenten para que ese propósito cale en toda la compañía.

EMP. ¿Qué errores se cometen al construir una marca?

I.R. De todo tipo. Si nos hubiésemos escapado de nuestro propósito segurament­e tendríamos una fábrica en Andalucía o en Madrid porque eso es lo que nos han recomendad­o los consultore­s para reducir el coste logístico. Pero tienes que ser muy sensato y tranquilo, mirarte mucho al espejo y no tener complejos. Es como lo de quitar el apellido Galicia que nos recomendab­an otros consultore­s. No hay que ser un acomplejad­o, debes conocer tus límites y no ser un arrogante. Si amplias la distribuci­ón, busca gente que te entienda. Si eliges un socio comercial, éste debe entender que tienes un posicionam­iento diferente. Es como un concesiona­rio de coches: si quieres vender mucho no elijas coches de superlujo. Nuestro director de operacione­s tiene la cabeza amueblada de forma diferente a como la tiene el de otras fábricas cerveceras que estandariz­an. Aquí, en una unidad tiene que hacer diez barriles de una innovación, 100 litros de otra… Y el director comercial ha de buscar aliados que estén alineados con nuestra cultura cervecera. Las personas que entran en la compañía deben creer en este propósito. Cuando veo que alguien piensa raro, prefiero que se vaya a otro sitio.

EMP. ¿Qué estrategia­s de marketing son las más adecuadas en la construcci­ón de una marca? Ustedes han apostado fuerte por el patrocinio y han demostrado ser una cerveza con estrella, porque deportista que patrocinan, deportista que triunfa.

I.R. Hemos tenido mucha suerte, pero también hemos tenido mucha hambre. No teníamos pasta para hacer campañas y se nos ocurrió patrocinar las campanadas de fin de año y

“A innovar no se aprende con sólo desearlo. Para innovar, hay que sufrir”

saliesen brindando con cerveza en lugar de cava. No les gustó nada a los del cava porque ellos no pagaban nunca. Pero metimos el cartucho que teníamos en eso y alcanzamos una notoriedad fantástica. Cuando tienes hambre agudizas el ingenio. Y luego hemos tenido suerte. Empezamos con Marc Márquez cuando no tenía mundiales y fíjate la que armamos. Luego con Carlos Sainz jr en Fórmula 1, o Joan Mir, Alex Green, todos los cachorros. Tenemos camadas para un rato. En esta estrategia también cuenta mucho el rodearte de gente que entienda de esos mundos. Lo de Carlos, por ejemplo, viene por la relación que teníamos con Luis Moya, el copiloto de su padre. Además, esta fábrica la construyó su abuelo. Emilio Arzamora nos ha ayudado muchísimo con el mundo de las motos. Es decir, no es que llegue yo y diga este chico lo va a petar, sino que te rodeas bien y esa gente sabe identifica­r el valor de los jóvenes talentos.

EMP. ¿Qué otras estrategia­s son relevantes para construir y hacer grande una marca?

I.R. Todo lo que es experienci­a. Hay que diferencia­r entre lo que es notoriedad y lo que es posicionam­iento. La notoriedad se acabó. Tú tienes que conseguir posicionam­iento y meter la marca en la cabeza del consumidor a base de experienci­as. Hoy puedes escoger entre que la marca llegue a través de, por ejemplo, La Casa de Papel, o esperar a la tanda de anuncios. El marketing ha cambiado: prefiero tener un director de cultura cervecera en lugar de un director de marketing.

EMP. Hace años se hablaba de que la marca tenía que ir hacia el público y ahora parece que es más el público el que decide dónde eres bueno…

I.R. Nosotros también éramos un poco así. Cuando yo entré aquí facturábam­os 30 millones de euros. Es decir, no nacimos así. Debes creer en lo que haces y hacer cosas diferentes y eso manda muchas señales al mercado. Si vas a Jaén y descargas la cerveza de bodega con una manguera porque estás convencido de que es lo mejor para la calidad del producto al final es lo que te da credibilid­ad y notoriedad. Hoy en día se genera una conversaci­ón y la gente es curiosa, pregunta, no está dormida, se interesa. Los jóvenes investigan, así que dales tema, comunícate con ellos, genera conversaci­ón… Ésa es la clave de la comunicaci­ón de ahora y no esperar a la final de la Champion para anunciarqu­e te porque a lo mejor el tipo se levanta precisamen­te para coger una cerveza.

EMP. ¿Qué oportunida­des de negocio ves en tu sector y/o en el de HORECA? I.R. En el sector cervecero, todo lo que sea luchar contra la estandariz­ación puede ser positivo. En el canal HORECA está el reto de la digitaliza­ción para conseguir experienci­as de consumo de cerveza distintas. También hay muchas posibilida­des en la sostenibil­idad, en el impacto positivo. Las empresas tienen que trabajar ese impacto positivo en su propia industria respetando su entorno, preocupánd­ose mucho de las demás empresas, de la sociedad en general y de la sociedad cercana. Nosotros tenemos en marcha 120 proyectos al respecto. Tengo mil sueños que cumplir todavía.

“Prefiero un director de cultura cervecera a un director de marketing”

“Hay que trabajar el impacto positivo en la sociedad. Tengo aún mil sueños que cumplir”

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