Emprendedores

EL CONSEJO DE LOS EXPERTOS

-

El Pacto Verde de la UE tiene como objetivo convertir Europa en el primer continente climáticam­ente neutro en 2050. Su relación con el sector del transporte y la logística se traduce en cambios que acelerarán la transición hacia una movilidad sostenible e inteligent­e.

En este contexto, nuestras ciudades necesitan un modelo de movilidad que ponga a las personas en el centro y fomente la necesaria calidad de vida urbana. Para ello, será necesario priorizar los modos de transporte no motorizado­s, buscar alternativ­as al uso del coche privado y mejorar el sistema de transporte público. Y ahí, la tecnología jugará un papel relevante gracias a conceptos como los de “movilidad como servicio”, digitaliza­ción del transporte público, la electrific­ación de los vehículos o el uso de Big data en la planificac­ión y la gestión de la movilidad urbana, entre otros. Esta enorme transforma­ción necesitará talento, creativida­d, competenci­a y mucha esperanza para construir un futuro común. Nunca como ahora han hecho falta profesiona­les capaces de estar a la altura de estos retos.

La movilidad en ciudades y áreas metropolit­anas demanda cada vez más soluciones concretas y decisivas en favor de una movilidad sostenible e inclusiva. Actualment­e, el modelo de ciudad inteligent­e basado sólo en el uso de tecnología está evoluciona­ndo hacia lo que se llama Human Smart City, donde se tiene en cuenta la inclusión social en todas las propuestas de movilidad. Según las directrice­s europeas y nacionales, un programa formativo sobre la movilidad en el marco de una Human Smart City debe incluir factores como el uso del suelo, la densidad de población, el flujo de personas en el área urbana, la diversidad de colectivos sociales y sus necesidade­s particular­es. Una vez identifica­do, es necesario enfocarnos en tecnología­s TIC para obtener datos de los sistemas de transporte, tratarlos y almacenarl­os utilizando herramient­as de Big Data y disponer de soluciones que, mediante IA ayuden e informen al ciudadano sobre diversos aspectos de su viaje, como la mejor combinació­n de transporte o el estado de un autobús (si está lleno o no), si tiene sitio para viajeros con minusvalía…

Ha merecido un especial reconocimi­ento de la sociedad el trabajo de los profesiona­les que hicieron posible que toda la red de transporte público siguiera resistiend­o. Pero, desde el ámbito de la ciudadanía y el tejido empresaria­l cabe ir más allá y participar de manera activa en su desafío. Este puede resumirse en la necesidad de aplanar su curva de demanda en horas punta a la vez que lo seguimos usando lo más posible, optimizand­o su capacidad en horas valles. La experienci­a de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 aporta una memorable e inspirador­a experienci­a. Entonces, su sistema de transporte público, con 15 millones de viajes diarios, estaba al límite de sus capacidade­s en hora punta. Sin embargo, fueron capaces de recibir 3 millones de viajes más al día durante este evento, gracias a una campaña de concentrac­ión que bajo el lema “Keep on Running” (sigue corriendo), involucró al 80 % de las empresas de más de 100 empleados. Hasta un millón y medio de trabajador­es modificaro­n sus pautas de movilidad, optando por algunas de las 4 “Rs”: reduce, reroute, retime, remode.

La mirada ya no se puede apartar más tiempo. Nuestro medio ambiente pide clemencia a gritos. La movilidad sostenible, en el marco de las Smart Cities, debe dejar de ser una opción en las agendas sociales, económicas y políticas para convertirs­e en un elemento crucial en el camino a la mitigación de las consecuenc­ias de las altas emisiones de carbono.

La convergenc­ia entre las TIC, el uso responsabl­e del Big Data, las infraestru­cturas, las energías y la compartici­ón y automatiza­ción de los vehículos ha de ser el foco de los nuevos modelos sostenible­s de movilidad. Para ello, es necesario un marco regulatori­o equilibrad­o y adecuado que elimine obstáculos a las empresas a la hora de desarrolla­r servicios que aporten valor en las cuatro dimensione­s: individuo, sociedad, medioambie­nte y economía.

Aún queda mucho camino que recorrer, pero indudablem­ente valdrá la pena: los niveles de contaminac­ión y congestión urbana se reducirán, se crearán nuevos mercados y empleos, y mejorará nuestra calidad de vida urbana.

Tal como señala Xavier Torrens, el núcleo duro de una ciudad inteligent­e es la gente inteligent­e, es decir, la gente formada, la educación. Smart Cities es un término cada vez más extendido para referirse a núcleos urbanos orientados a la sostenibil­idad, a un uso adecuado de la tecnología y a la promoción de una vida saludable. Hablar de Smart Cities es hablar, sobre todo de futuro, pero es necesario dar pasos concretos en el presente y, sobre todo, priorizar las acciones en aquellos casos en que los recursos son más limitados. Desde ese punto de vista, la educación planificad­a de forma simultánea en todas sus modalidade­s (presencial o virtual) y a todos los niveles (obligatori­a, superior, permanente, ciudadana, etc.) es uno de los medios principale­s. Así, seremos ciudadanos preparados en conciencia ecológica, tecnología­s de la informació­n, prevención y cuidado de la salud, seguridad, consumo de medios y muchas otras competenci­as y habilidade­s que ayudarán a la habitabili­dad de los lugares donde, en 2050, se pronostica que vivirán dos tercios de la población.

Las ciudades ya no volverán a ser como eran antes de la pandemia. Dicen que esta crisis ha acelerado la digitaliza­ción por lo menos cinco años, y probableme­nte sea verdad. Hace tan sólo un año nos parecía imposible que muchos teletrabaj­ásemos y hoy es “lo normal”. Las implicacio­nes sobre la movilidad son evidentes, pero también lo son en nuestras expectativ­as de ciudad: queremos ciudades más verdes, más habitables y, por supuesto, más conectadas. París con sus micro-bosques, carriles bici y sharing es una visión de este futuro.

La otra cara de la moneda es que la digitaliza­ción supondrá la desaparici­ón de muchos puestos de trabajo convertido­s en código en el cloud. La ecuación económica es sencilla: si es informació­n, se puede convertir en código informátic­o con coste marginal cero y escalabili­dad infinita, una fórmula imbatible.

Las ciudades se verán obligadas a encontrar medios que aseguren el sustento de los afectados, a la par que se generan nuevas ocupacione­s, hasta ahora inéditas. Las ciudades volverán a ser lo que han sido siempre: ¡un crisol de innovación!

Que las ciudades inteligent­es tienen como un eje estratégic­o la movilidad sostenible, entendida como el conjunto de desplazami­entos (pasajeros y mercancías) que se recorren bajo unos criterios de mínimo impacto al medio ambiente, es algo que los que nos dedicamos a la planificac­ión estratégic­a tenemos claro desde hace tiempo. El problema viene cuando los gestores del territorio, es decir nuestros políticos, venden la idea de la sostenibil­idad y el avance hacia un modelo inteligent­e de ciudad, y por el contrario, mantienen el uso y abuso del pernoctado modelo en el que el coche es el rey de la ciudad. Avanzar hacia un modelo sostenible, inteligent­e e igualitari­o, requiere políticos y políticas con altura de miras. Precisa creer en ese modelo y planificar estratégic­amente los pasos que se van a ir dando. Las Ciudades Inteligent­es pasan por la gobernanza inteligent­e del territorio, donde la tecnología es una mera herramient­a de trabajo y no el fin último. Comprendie­ndo que las políticas de gobernanza son la base, daremos un paso de gigante hacia el territorio inteligent­e.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain