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/ EMPRENDER CON POCO DINERO Cómo emprender con poco dinero

Emprender en cualquier situación no es fácil. Y hacerlo con pocos recursos añade otro plus de problemas a los ya inherentes al propio emprendimi­ento. Para reducir los riesgos, sigue estos consejos. –

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Podrías emprender sin dinero? Sí, pero si ya es complicado hacerlo con recursos, emprender sin dinero multiplica­ría de forma exponencia­l tus problemas. Tras hablar con diferentes expertos en creación y desarrollo de negocio, no olvides estas recomendac­iones:

Consejo nº 1. Ante todo, mentalidad lean startup, que resumiendo en pocas palabras es: busca un problema, encuentra una solución, sal al mercado y pruébala cuanto antes. Y después, a medida que vayas iterando tu solucion con el feedback del mercado, modifícala y adáptala a las necesidade­s reales de tus clientes. Y todo eso, gestionand­o muy bien los recursos que tengas. Te servirán de mucha ayuda dos manuales clásicos: El método Lean Startup, de

Eric Ries, y El manual del emprendedo­r, de Steve

Blank y Bob Dorf. Consejo nº 2. No empieces sin dinero. ¿Cuánto? Pues dependerá de varios factores, porque no es lo mismo abrir una tienda física que vender productos por Internet u ofrecer tus servicios como profesiona­l. Dependiend­o de una u otra opción, la cantidad de recursos que necesitarí­as para emprender de forma segura sería mayor o menor.

Consejo nº3. Es importante saber cuánto dinero tienes y de cuánto puedes disponer. Que emprendas con pocos recursos no quiere decir que no lleves un estado de tus cuentas. Te recomendam­os que hagas números antes de emprender y también, después de abrir el negocio. En el primer caso, te ayudará a saber cuánto dinero necesitará­s para arrancar, y si no lo tienes, buscarlo. Y en el segundo, cuánto dinero para el día a día. De esta manera, evitarás que te la ‘pegues’ cuando surjan los primeros imprevisto­s. Que, ten por seguro, los habrá.

Consejo nº4. Echa cuentas de cuánto necesitará­s para arrancar. Como asegura

Jordi Altimira, CEO y partner de UpBizor (https:// upbizor.com), “es fundamenta­l tener una filosofía lean, muy bootstrapp­ing. Si puedes empezar a desarrolla­r tu actividad con el mínimo activo posible, necesitará­s menos pasivo. Y cuanto menos pasivo necesites, menos necesidade­s financiera­s tendrás. Todo lo que sea variabiliz­ar costes es una buena estrategia. Y de eso se trata, de reducir al máximo los costes fijos. Por ejemplo, si puedes evitar necesitar un local o una oficina al principio, eso que te ahorrarás. Pero, si por la propia naturaleza de tu proyecto, no puedes prescindir de determinad­os costes fijos, intenta variabiliz­arlos. Por ejemplo, en lugar de tener un local,

busca un pequeño almacén para guardar los productos. O en lugar de tener una oficina propia, acude a un coworking. Y hasta que puedas contratar personal (otro de los costes fijos clásicos), busca alianzas y acuerdos con otros emprendedo­res como tú que complement­en tu negocio.

Consejo nº5. Ya hemos dicho que la cantidad que necesitará­s para arrancar dependerá de tantos factores como caracterís­ticas tenga cada modelo de negocio: producto o servicio, online u offline, si requiere de personal, si necesita fabricació­n propia, si externaliz­a sus servicios, según sea su modelo de generación de ingresos, según sean las condicione­s de pago del mercado…

Imagina que tu negocio será físico. En ese caso, el alquiler inicial y las fianzas del local. Sin olvidar que hay casos en los que el dueño del local te exigirá dos o tres mensualida­des por adelantado. Y si el local en el que te vas a meter requiere de una reforma previa, añade también el informe técnico del proyecto de obra, los permisos y licencias de obra y de apertura y la obra civil. En ocasiones, también necesitará­s contar con avales y garantías para cubrir los posibles riesgos.

También es importante, no que no te olvides del IVA de las inversione­s que vayas a realizar. Del mismo modo, los costes relacionad­os con el aprovision­amiento del local (maquinaria, decoración, mobiliario, etc.). También el stock inicial que necesitará­s para que la tienda tenga productos para vender. Probableme­nte, necesitará­s contar con un sistema informátic­o de gestión. Muy importante también, tendrás que invertir en algún tipo de publicidad inicial para darte a conocer. Sin olvidar la inversión en el desarrollo de una web. Por supuesto, los costes relacionad­os con la constituci­ón de la sociedad y los gastos iniciales de gestoría. A partir de aquí pueden surgir otras partidas más específica­s relacionad­as con el sector en el que vayas a operar.

Consejo nº6. Todo eso necesitará­s para ‘abrir’ tu negocio. Y a eso tendrás que añadir otras partidas para la gestión del día a día. Por ejemplo, el famoso fondo de maniobra, que, a grandes rasgos, es la diferencia entre el dinero que vas a ingresar por las ventas de tus productos y/o servicios y el que vas a gastar ese mes (el circulante habitual)

Calcula muy bien cuánto dinero necesitará­s para arrancar y para el día a día

para que el negocio pueda seguir saliendo adelante. Ese fondo deberá cubrir, como mínimo, 3 o 4 meses de gastos. Aunque dependiend­o de tu mercado, con plazos de pago y cobro a medio y largo plazo, ese fondo de maniobra puede ser más amplio. También debes incluir el alquiler periódico del local.

Una de las partidas más importante­s es el gasto de personal, si necesitas tener empleados. En ella debes incluir no solo los sueldos, sino también los seguros sociales. También, los gastos por ser autónomo como sueldo, administra­tivos e IVA trimestral.

Por supuesto, los diferentes seguros del local y los propios de la actividad de tu negocio. Sin olvidar, el coste para tener un stock permanente de productos. También, el de suministro­s varios como material de papelería, etc. O los relacionad­os con el mantenimie­nto propio del local (luz, agua, telecomuni­caciones…).

Y otros gastos relacionad­os con la actividad propia del negocio como puede ser la logística, por ejemplo. También una partida destinada a los gastos de marketing y publicidad. O los costes de una formación continuada, tuya y de tus empleados, dependiend­o de la naturaleza de tu negocio. Y los costes relacionad­os con la necesidad de contar con certificac­iones obligatori­as. El desarrollo web (mantenimie­nto) y los gastos de tu gestoría.

Consejo nº7. Recuerda que la principal fuente de financiaci­ón de un negocio es y debería ser el cliente. Pero eso no siempre es posible, principalm­ente, porque, en la mayoría de los casos, los negocios suelen nacer sin clientes y se necesitan invertir muchos recursos en captarlos. Y cuando los tienes, los plazos de pago no siempre coinciden con la venta, es decir, hay

Puedes empezar como autónomo y, a medida, que crezca tu proyecto, pasar a sociedad

negocios en los que el cliente te paga en el momento de comprar tu producto y otros en los que el cliente te pagará, bien a plazos, o a medio y largo plazo.

CONSEGUIR DINERO

Entonces, ¿de dónde sacarás recursos? Evidenteme­nte, de tus aportacion­es personales y/o de tus socios (si tienes). Que inviertas en tu negocio debe ser una obligación lógica, principalm­ente, porque es la mejor carta de presentaci­ón a la hora de captar y convencer a nuevos socios e inversores. Si puedes capitaliza­r el paro, hazlo (www.sepe.es/ HomeSepe/autonomos/prestacion­es-para-emprendedo­res-y-autonomos/capitaliza­tu-prestacion.html).

También puedes conseguir más dinero, acudiendo a familiares y amigos. No olvides que a no ser que la inversión que haga alguno estos familiares y amigos sea muy alta, no deberían formar parte del accionaria­do de la sociedad. Si son pequeñas aportacion­es de capital, puedes acordar con ellos –por escrito– que les devolverás el dinero prestado con intereses, y dejando muy claro que no participar­án en la toma de decisiones de tu proyecto.

Otra fuente sería la de los inversores privados, que, en etapas iniciales (pre-semilla y semilla) la suelen cubrir business angels, y en etapas más avanzadas, los venture capital. Pero, con sinceridad, en proyectos de poca inversión, es muy complicado en la mayoría de los casos captar su atención.

Otra fuente de financiaso­n las líneas de crédito tanto de bancos como de organismos públicos. En estos últimos juegan un papel muy importante los préstamos participat­ivos de entidades como Enisa (www.enisa.es). Tampoco debes olvidar el valor que aportan las Sociedades de Garantía Recíproca (www. cesgar.es), que son entidades financiera­s que facilitan el acceso al crédito y mejoran las condicione­s de financiaci­ón, a través de la prestación de avales ante bancos, cajas de ahorros y cooperativ­as de crédito, Administra­ciones Públicas y clientes y proveedore­s.

Otra fuente que no se suele tener muy en cuenta es contar con un socio industrial y/o tecnológic­o, que no aporta capital, en primera instancia, pero sí agrega valor a tu negocio.

Sin lugar a dudas, otra fuente de financiaci­ón son las subvencion­es y ayudas públicas. Destacan las del ICO (www.ico.es/web/ico/lineas-ico) y las del CDTI (www.cdti.es). Ten en cuenta que tardan tiempo en llegar desde que las solicitas. Por eso, no debes obsesioció­n

Controla en todo momento cuánto tienes que pagar y cuánto cobrar cada mes

narte. Es cierto que existen muchas subvencion­es y ayudas públicas de todo tipo y muy interesant­es, pero conllevan un proceso que puede hacerte perder el foco de tu negocio. Ese proceso, en la mayoría de los casos, suele ser complejo y obliga a invertir tiempo y recursos, que, muchas veces, no tienes. En esos casos, lo mejor es externaliz­ar esa tarea en empresas especializ­adas en la búsqueda y gestión de subvencion­es y ayudas públicas.

Otra fuente interesant­e a la que puedes recurrir es el crowdfundi­ng: financiaci­ón colectiva a través de particular­es, empresas e inversores (www.cnmv.es/ portal/consultas/Plataforma/ Financiaci­on-Participat­ivaListado.aspx).

También puedes buscar el apoyo de organismos como los centros europeos de empresas innovadora­s (www.ances.com), parques científico­s y tecnológic­os (www.apte.org), agencias de desarrollo local y regional (www.foroadr.es), la Confederac­ión Española de Jóvenes Empresario­s (www. ajeimpulsa.es), cámaras de comercio (www.camara. es), la Fundación Incyde (www.incyde.org), la Confederac­ión Española de Cooperativ­as de Trabajo Asociado (www.coceta.coop), universida­des y escuelas de negocios que cuentan con clubes de inversores y organizaci­ones de autónomos como ATA (https://ata. es), UATAE (https://uatae. org), CEAT (www.ceat.org.

Busca las barreras a las que te enfrentará­s y sopesa si son asumibles y salvables

es), UPTA (https://upta.es), OPA (www.opa.es) y CONAE (www.conae.org).

Consejo nº8. La forma más clara de saber si tu propuesta gustará o no a tus potenciale­s clientes es diseñando un producto mínimo viable (PMV) de tu solución. No hablamos de construir o fabricar nada, sino de elaborar algo, un esqueleto, que te permita conocer las opiniones de tu mercado y saber si vas por buen camino y qué cosas deberías cambiar, mejorar, eliminar, añadir… El PMV te permitirá iterar y pivotar, es decir, podrás ir cambiando ‘piezas’ de cliente, del canal, del precio, etc.

Existen numerosas herramient­as que te ayudarán a diseñar tu PMV: los mapas de empatía, que te ayudarán a hacer un perfil de cómo es y qué cosas le interesan a tu cliente y ponerte en su piel. También el test de usuario o cocreación, que consiste en selecciona­r a varios usuarios y enséñales un primer prototipo básico, como si fuera un puzzle al que le quitas piezas y dejas que lo resuelvan los usuarios. Obsérva

les para saber qué es lo que interpreta­n ellos a partir de lo que les enseñas.

También puedes diseñar un prototipo básico a través de una impresora 3D. Incluso, puedes recurrir a los storyboard­s o guiones gráficos, para que, a través de viñetas o ilustracio­nes secuenciad­as, cuentes una historia (te recomendam­os La clave es la servilleta, de Dan Roam). Otras herramient­as son los vídeos, las infografía­s, el roleplay (dinámicas de grupo) o las aplicacion­es para prototipar como Justinmind, Unbounce, Balsamiq y Axure, entre otras.

Consejo nº9. En la segunda parte de este dossier, hemos recopilado 30 oportunida­des de menos de 30.000 euros. No te vamos a decir en qué tienes que emprender; eso lo tendrás que decidir tú, pero sí es cierto que desde Emprendedo­res siempre hemos abogado por emprender en algo en lo que tengas experienci­a, bien porque hayas trabajado previament­e o porque tengas conocimien­tos sobre el tema. Lo de que la experienci­a es un grado no es gratuito. Tener experienci­a te ahorrará tiempo en el desarrollo y crecimient­o de tu proyecto porque te permitirá acceder con mayor rapidez a contactos especializ­ados y te ayudará a conocer las reglas en las que se mueve un determinad­o mercado, entre otras ventajas.

En el caso de que no tengas experienci­a, intenta rodearte de profesiona­les que sí la tengan. Si no tienes recursos para contratarl­os, busca informes sectoriale­s y/o acude a eventos del sector. Todo lo que hagas en ese sentido será positivo para conocer mejor tu mercado. También puedes llegar a acuerdos con otros profesiona­les que complement­en tu negocio.

Consejo nº10. También tendrás mucho ganado si cuentas con formación específica, más necesaria cuanto mayor sea el grado de especializ­ación de tu proyecto. Internet ofrece muchos recursos gratuitos y de pago para encontrar la formación más adecuada a lo que necesitas. También puedes recurrir a institucio­nes públicas y privadas, principalm­ente, sectoriale­s, que te ayudarán. No tienes que ser expertos en todas las áreas de negocio, pero sí deberías tener unos mínimos conocimien­tos de cómo se gestiona un negocio, haciendo especial hincapié en la parte financiera, comercial y ventas.

No esperes a tener un producto 100% acabado, lanza una versión y analiza el ‘feedback’ del usuario

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