Los emprendedores que ‘contrataron’ a un cura para bendecir las escrituras de su empresa
Ya hay que tener fe para constituir una empresa en pleno confinamiento, pero la de los fundadores de una empresa navarra trasciende los límites terrenales. No les bastaba con la propia fe ni la del notario, querían también la bendición celestial, según se recoge en el libro Notario de Guardia, obra de Javier Ronda y Marián Campra.
Así, además de solicitar vez en la notaría, citaron a un sacerdote parabendecir las escrituras una vez firmadas al objeto de que las cosas, feas en ese momento, salieran más o menos bien.
El problema fue que la notaría activó el protocolo con las medidas de seguridad y distanciamiento dictadas para los meses del estado de alarma y el confinamiento sin contar con la asistencia del sacerdote, de la que no estaban advertidos. La consecuencia fue que impidieron al sacerdote la entrada al despacho, quien tuvo que esperar en la puerta a que concluyera el acto de constitución para bendecir, a posteriori, las escrituras, con mascarilla e hidroalcohol incluidos.