VENTAJAS DE EMPRENDER EN LA CRISIS
Para empezar, repasemos algunas de las ventajas de emprender en plena crisis:
Más oportunidades. Como comentábamos antes, “las crisis son siempre una oportunidad porque se cambian las reglas del juego del sector”, recalca
Miguel Vicente, fundador de Let’s Bonus en 2009 y cofundador de Wallapop en 2013. Y es cierto: hay cambio de paradigma, de hábitos de consumo, de jugadores… “No debemos olvidar que la oportunidad que estaba hace dos meses cuando pensabas emprender siguen estando ahí y es posible que te vaya mejor porque tienes menos competencia”, coincide Sara Werner, quien fundó Cocunat, marca y distribuidora de cosméticos naturales en 2013. Como resume Íñigo Juantegui, CEO de Ontruck: “De la escasez siempre surgen cosas interesantes y hay que partir de la idea de que si sobrevives está todo encaminado”.
Costes más baratos. “Los costes para emprender bajan una barbaridad y eso favorece la adquisición de materias primas, la contratación de talento, abarata las maquinarias, rebaja los alquileres…” señala Blanca Garelli, CEO y fundadora de Rocking
Baby, quien fundó BabyEco, una plataforma de compraventa de ropa y accesorios de bebé, en el año 2010 y “que está experimentando un inesperado crecimiento en esta pandemia”. Además, también existen más ayudas. Se abren más vías de financiación pública, en forma de fondos, subvenciones, créditos participativos… “En la anterior crisis, acceder a la primera fase de ENISA era mucho más fácil que hacerlo por ejemplo hace dos años porque estábamos en plena expansión”, recuerda Werner.
Mejora tu eficiencia. “Cuando tienes mucho dinero tiendes a hacer cada vez más cosas y a creer que más es mejor y eso no es cierto. Y, al revés, si no tienes fondos, tienes que ser muy eficiente con el capital y focalizarte sólo en lo esencial y recurrir a otras estrategias para avanzar. Nosotros, por ejemplo, utilizábamos muchas tácticas de guerrillas”, explica Juantegui recordando su etapa en La Nevera Roja, la compañía que creó junto a José
del Barrio en 2010, en plena crisis. Algo en lo que coincide completamente Noelia Amoedo, CEO y fundadora de Mediasmart (2012), hoy parte del grupo Affle Internacional, con sede en Singapur: “empezar en tiempos de crisis fue positivo para la compañía porque contribuyó a forjar el carácter discreto y austero, que tanto nos ayudó en años posteriores. Cuando estás acostumbrado desde que naces a ahorrar lo máximo posible, sigues siendo ahorrador incluso cuando las cosas van bien y ya podrías permitirte ciertos lujos. Esta actitud como empresa nos permitió estar en mejor posición que otros competidores cuando volvieron las vacas flacas”. En palabras de María Martín, CEO y cofundadora de Tiendeo, la web y app para consulta de folletos de los supermercados, que se fundó en 2011, “se crea un ADN muy sano de “control de costes” que te sirve para el momento de la crisis y para el futuro”.
Talento bueno a precios asequibles. “Una crisis puede dar acceso a buenos perfiles que en momentos de bonanza no estarían disponibles”, recuerda Amoedo. Además, como matiza Izanami
Martínez, antropóloga, fundadora de The Notox Institute y fundadora de Nonabox, “en 2012, la crisis nos ayudó a captar mejor talento, porque fue el punto de inflexión en el que los trabajos en las grandes empresas dejaron de ser algo para toda la vida y las startups nos convertimos en una opción de empleo atractiva”.
De aquí para arriba. “Lo mejor de empezar en una crisis es que desde que empiezas ya vas hacia arriba, porque partes de estar bajo mínimos. Justo después de una recesión viene la subida y tienes el viento de cola empujándote”, insiste Juantegui. “Una de las cosas que nos sirvió es plantearnos que a peor no puedes ir. Como todo está tan mal, más abajo no puedes ir”, refrenda Werner.