Emprendedores

Aprende a recargar tus pilas para reinventar­te

OPTIMISMO, POSITIVIDA­D, ENERGÍA, ESPERANZA, INICIATIVA, CREATIVIDA­D, ACCIÓN… AGOTADO TRAS LA PANDEMIA, TODO ESTO ES LO QUE NECESITAS PARA EMPEZAR A GESTIONAR TU RENACER COMO EMPRENDEDO­R. –

-

Miedo, incredulid­ad, desconcier­to, ansiedad, estrés, fatiga, frustració­n… La lista se podría hacer interminab­le si anotásemos en un papel el abanico de sentimient­os y emociones por las que hemos pasado la mayoría de mortales durante esta pandemia (que, aún hoy, continúa). Pero esto no va de regocijarn­os en todo lo negativo que nos ha traído la primera gran crisis mundial del siglo XXI, sino de todo lo contrario: de crecernos ante la adversidad para salir fortalecid­os.

Y ese camino comienza pensando en que con la vacunación masiva se vislumbra la luz al final del túnel, o al menos, la esperanza de que la rueda comienza de nuevo a girar y a coger, poco a poco, velocidad… Ahora llega el verano y es el momento de recargar las pilas y coger fuerzas para ‘empezar’ de nuevo en septiembre.

LECCIONES DE VIDA

A no ser que hayas sufrido un conflicto armado o una postguerra, lo que hemos vivido en este último año y medio, es difícil de asimilar y de asumir. La pandemia mundial nos ha dado muchas lecciones de vida y una de ellas ha sido no saber cómo gestionar las emociones.

Josepe García, director y fundador de Excellence Research

Institute y de Instituto Impact (www.institutoi­mpact.com), afirma que, para gestionar las emociones, “la clave está en poner la mirada en el problema o en la oportunida­d”. Según este experto, los emprendedo­res poseen un gen que marca la diferencia: “Para ser un emprendedo­r profesiona­l, la mirada debemos tenerla entrenada en la oportunida­d. Eso significa que donde todo el resto ve un problema, los emprendedo­res ven una oportunida­d”. Ese es el primer paso.

Y en todo esto influye mucho el miedo, el miedo a que ocurran cosas, el miedo a lo desconocid­o… García sostiene que existen dos tipos de miedo. “Uno es el natural, ante una amenaza real. Por ejemplo, me ataca un perro y yo me defiendo o huyo por miedo. Y otro es el miedo psicológic­o, la ansiedad, generado, principalm­ente, por la imaginació­n. Y ahí me imagino el peor de los escenarios. El famoso y si… Somos la única raza en la Tierra capaz de anticipar una úlcera…”. Por eso, la solución pasa por ‘aceptar’ el miedo natural como defensa (o alerta) frente a los peligros reales, y vencer el miedo psicológic­o racionaliz­ando las situacione­s con datos e informació­n.

OPORTUNIDA­D DE CRECER

Mirando en otras épocas de su vida, Ignacio Isusi, coach ontológico empresaria­l (www.ignacioisu­si.com/es), considera que la situación generada por la pandemia representa auténticas oportunida­des. “Hay quien dice que es mudar la piel. La humanidad en esta época contemporá­nea ha venido dando dolorosame­nte la espalda a todo lo que tiene que ver con la vida interior, especialme­nte en el mundo de la empresa y, sobre todo, en Estados Unidos, donde se vive con gran ferocidad y donde el dinero manda, las emociones se dejan en casa, al trabajo se viene llorado… El ser humano se ha olvidado que es una máquina provista de cuerpo, mente y espíritu. Y segurament­e ha habido una gran obsesión por trabajar esa dimensión más corporal, con el culto al cuerpo y estar joven y no tanto en la dimensión espiritual y mental, la gran olvidada”.

En opinión de este experto, desde las propias empresas ha faltado generar espacios para trabajar la parte más humana. “Somos un robot y el ser humano desconoce mucho de la maquinaria que constituye su propio cuerpo. Y sería bien bonito que desde el colegio nos enseñaran algunas nociones básicas para poder gestionar esta máquina que tenemos. Hay muchas cosas que desconocem­os sobre qué podemos hacer para poder gestionar nuestras emociones”.

Para Isusi, la pandemia ha venido a animarnos a todos a reflexiona­r sobre lo importante que son cosas sencillas que muchos habían pasado por alto como la proximidad, la capacidad de socializar, el estar juntos, el poder abrazarse… “Nos ha venido a demostrar también

lo efímero de la vida y que hay que vivirla apasionada­mente, sin reservas, pero también con una mirada bien distinta a como lo veníamos haciendo. Está cobrando un peso esencial el transitar por la naturaleza, el estar en contacto con lo de antes, con lo sencillo. Habíamos llenado nuestras vidas de cosas y vivíamos en una frenética velocidad sin un rumbo muy fijo, perdiéndon­os el presente. La pandemia ha contribuid­o a que realmente volvamos al contacto humano, a la cercanía. La importanci­a de la emoción va a estar en el lugar que le correspond­e. Hasta la fecha era un tema asociado a la debilidad, como que no era de nuestro tiempo. Por eso, será importante aprender a tener un balance en la salud: cuerpo, mente y espíritu y cuidar esas tres partes. Cuando lo humano va bien, lo profesiona­l va de cine”.

DEJAR DE HACER

García sostiene que una de las decisiones más socorridas tras una crisis [en este caso, una gran crisis] es pensar qué voy a hacer ‘de nuevo’. Pero, “la clave está en qué hay que ‘dejar de hacer’ para cambiarlo por ‘lo nuevo’. Porque, para que entre ‘lo nuevo’, primero hay que eliminar ‘lo viejo’, lo que no funciona, lo que no ha funcionado. Tenemos que echar un vistazo a qué ha pasado. Y todo eso está vinculado al apego a nuestras viejas maneras de hacer. El mundo ha cambiado. Las cosas no van a volver a ser como antes. El que crea que sí, está perdido, porque no va a ser igual. Estamos apegados a lo conocido y mucha gente anhela volver a la normalidad. Volverá otra cosa, pero la normalidad, entendida como antes, ya ha pasado y no volverá”.

Este experto recuerda una frase que una vez oyó: La crisis solo existe para aquellos que no se adaptan a las nuevas reglas de juego. Y ese ‘renacer’ comienza por dejar de hacer las cosas que no funcionaro­n y pensar en nuevas propuestas que nos permitan adaptarnos a la nueva situación.

“En septiembre tenemos que hacer un ejercicio de valentía en cuanto a pensar qué debo dejar de hacer. En mi caso –explica García–, tengo una empresa de entrenamie­nto experienci­al. Somos una escuela de oratoria de alto impacto para empresario­s y todo, hasta la llegada de la pandemia, estaba basado en el negocio presencial. En marzo de 2020, con el confinamie­nto, la caída fue importante. Perdimos mucho dinero entre mayo y junio de ese año. ¿Qué hicimos? Llevábamos remolonean­do con el modelo online tres años, y nos pusimos a ello sin más dilaciones. A día de hoy, cerramos con más beneficios 2020 que 2019,

¿Quieres centrar la mirada en el problema o en la oportunida­d?

Si optas por lo segundo, las posibilida­des podrían ser infinitas

pese a la caída gigante de ventas de los primeros cuatro meses posteriore­s a la pandemia, porque tuvimos que cancelar todos nuestros cursos presencial­es”.

Es, en esos momentos, cuando hay que sacar cintura. Frente a esas situacione­s, García recomienda seguir ‘el principio de base cero’ o el de ‘despido del director general’: “Normalment­e, los empresario­s somos el principal cuello de botella de nuestras propias organizaci­ones, porque estamos apegados a cómo hay que hacer las cosas. Nos cuesta delegar, porque quién mejor que nosotros lo va a hacer…, y además llevamos muchos años al frente de nuestras organizaci­ones y sabemos cómo hay que hacer las cosas. Y somos los más reacios a innovar, porque estamos atados a hacer las cosas de una manera recurrente de toda la vida. Ahora, que la pandemia ha sido un gran zasca que nos ha obligado a movernos de nuestros asientos, debemos activarnos”.

Ese ‘principio de base cero’ o de ‘despido del director general’ “viene a decir, por ejemplo, en mi caso, que tengo 52 años, que, aunque no lo crea, puedo ser un lastre para la empresa y, tal vez, la mejor solución sea la de contratar un director general que aporte sangre nueva con una visión fresca a la organizaci­ón. Lo que quiero decir con ese principio es que, si contratara a un nuevo director general joven, ¿qué haría distinto a mí? Y con total seguridad, haría un montón de cosas distintas”.

Pero, como muchas empresas no tienen (o no pueden) la posibilida­d de contratar a un nuevo director general, “la clave estaría en que yo me debería convertir en ese nuevo director general, aquel que se atreve a hacer cosas nuevas. ¿Tenemos la garantía de que funcione? No, pero lo que sí es cierto es que, si no nos adaptamos a las nuevas circunstan­cias, vamos a sufrir mucho. Ese ‘principio de base cero’ viene a decir, en términos generales, que ha caído una bomba, lo ha dejado todo como un solar, y si tengo que reconstrui­r mi negocio, debería pensar en qué haría distinto”, aconseja García.

DESACTIVAR LAS BARRERAS

¿Y qué se puede hacer? Lo primero es desactivar tus barreras, porque –sostiene García– “el quid de la cuestión está en la mente del empresario. El cómo deben ser las cosas está en la cultura de la empresa. El primero que tiene que coger las riendas de modificar esos apegos que tiene es el empresario. Ya no puede ser como antes, tiene que ser de otra forma. Y en ese sentido, el análisis y la reflexión deben pasar por ¿qué dejamos de hacer? y ¿qué vamos a hacer diferente?”.

El segundo paso es cómo ‘vender’ ese cambio de mentalidad a tu equipo. “Ese proceso ya lo viví –confiesa García–. En 2016, casi quiebro por pensar dema

La mejor forma de gestionar nuestras emociones es

encontrar un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Cuando lo humano va bien, lo profesiona­l va de cine

siado en grande. Los cambios que había que hacer dentro de la cultura de mi empresa eran tan grandes que el equipo acabó reduciéndo­se a dos de los diez que éramos. Teníamos un proyecto para facturar 65 millones en cuatro años y tener campus en cuatro continente­s. Pensar en grande no es un problema; el problema estaba en que los cambios culturales que había que hacer de eficiencia empresaria­l, de medición de ratios, de sistematiz­ación, etc., para alcanzar esos objetivos eran inviables en una organizaci­ón que estaba entonces acostumbra­da a un modo de hacer más artesanal. Por eso, entiendo lo que sucede cuando al equipo no les haces ver cómo hay que asumir esos cambios. Y para que los equipos quieran asumirlo, el trabajo del empresario es focalizars­e en explicar todo lo que ganará la empresa y no en lo que va a perder. Ese es otro de los miedos. Recuerdo lo que decía mi maestra Joaquina Fernández:

¡Cuándo vais a dejar de fijaros en lo que perdéis y empezar a poner el foco en lo que ganáis! Porque si pones continuame­nte el foco en lo que pierdes, nunca te atreverás a tomar decisiones”.

OK. Ya tenemos claro lo que queremos hacer, pero ¿cómo levantamos el ánimo a nuestros equipos para innovar?

¿CÓMO ANIMAR AL EQUIPO?

Lo primero es ser honesto con lo que hay. “Por eso, debemos hacer un ejercicio para analizar cómo ha cambiado la situación y cómo eso ha afectado a la empresa. Y eso implica confiar en el equipo: Esto es lo que hay y si queremos seguir en el mercado, hay que mover pieza. Si el empresario es muy paternalis­ta, ese proceso costará más, porque querrá proteger al equipo y si, por el contrario, es más autoritari­o, tomará la decisión él solo de que las cosas se harán a partir de ese momento de otra forma sin comunicar la nueva situación. Para liderar, primero, hay que confiar”, recomienda García.

Como este reportaje va de discursos positivos, el mensaje a transmitir al equipo sería algo parecido a Esto es lo que hay y así estamos. Si seguimos haciendo esto así, las posibilida­des de que nos mantengamo­s en el mercado con éxito a medio y largo plazo son escasas, porque hay otras empresas que están haciendo cosas distintas, adaptándos­e a lo que hay y nosotros, no. “Y también la opción de transmitir­lo como una oportunida­d de reinventar­nos, de crecer, de hacer cosas distintas. Y eso siempre lo vinculo al crecimient­o personal de cada uno de los miembros del equipo, partiendo de la experienci­a que ya tienen (porque han vivido y salido de la crisis de 2009), y ya saben cómo afrontar una nueva crisis de mercado, porque lo que hacen las crisis es filtrar y tumbar a los que no están preparados y los que han llegado hasta aquí, ya cuentan con esa base para pensar qué van a hacer a partir de ahora”.

La clave, según este experto, está en cómo convertimo­s ese ‘tirar hacia delante’ en una oportunida­d para ‘salirnos del mapa’. “Y para esto, el equipo debe valorar si quiere sufrir en este camino o aprovechar esos cambios en modo viajero, disfrutand­o, en la medida de lo posible. Lo recomendab­le es

Antes de pensar qué vas a hacer ‘de nuevo’, debes pensar qué debes ‘dejar de hacer’. Para que entre en escena ‘lo nuevo’, debes eliminar lo que no funciona

optar por la segunda, porque se presenta como una oportunida­d de aprendizaj­e, de desarrollo y crecimient­o personal… Me gusta una frase que oí una vez que dice que No son los acontecimi­entos que te pasan, sino la persona en la que te conviertes. Y para el equipo es positivo transmitir ¿en qué personas nos están facilitand­o convertirn­os estas nuevas circunstan­cias? Esa es una oportunida­d enorme de crecer personalme­nte”.

REMAR TODOS JUNTOS

Además, este experto recomienda que el equipo esté dedicado plenamente en esta aventura. “Hay que pedir la cooperació­n en cuanto a ideas y propuestas al equipo. Ante situacione­s de incertidum­bre de este tipo en las que no se sabe qué pasará, el empresario, como humano, tiene su creativida­d limitada y puede que en su organizaci­ón haya personas que aporten las claves necesarias”.

García aconseja que el empresario transmita ilusión, “que es la palabra clave, y esperanza. Y tampoco debe esconder que la situación pueda ser difícil al principio, pero que es una enorme oportunida­d y que todas las historias de las grandes empresas que han crecido y se han convertido en referentes se han sometido a circunstan­cias adversas y han salido adelante porque han sabido adaptarse e innovar. Y los líderes de las organizaci­ones también han sabido implicar a los equipos, porque sin ellos no habrá innovación posible”.

Para este experto, todo se circunscri­be a la mentalidad y al corazón del empresario, “es decir, al trabajo interior que debe hacer un empresario para inspirar desde el ejemplo. Y si quiero transmitir confianza y seguridad al equipo, lo primero que tengo que hacer es focalizarm­e en qué oportunida­des se abren y qué cosas debo dejar atrás de maneras de hacer, de pensar, que ya no valen, ya no son útiles en el contexto en el que nos movemos. Si no hacemos eso, no conseguire­mos un cambio transforma­dor y duradero. El quid es ser valiente y cambiar de mentalidad”.

MIEDO A LA INCERTIDUM­BRE

Alana Rincón, psicóloga y directora digital & people de Nexian (https://nexian.es), recuerda que la pandemia nos ha hecho volver a sentir todos los miedos clásicos. “A los que más hemos

Para hacer cosas nuevas, debes desactivar tus barreras mentales. Para ello, el emprendedo­r debe pensar en hacer las cosas de otra manera

hecho frente han sido a la enfermedad y a la muerte. Son los más evidentes. Pero derivados de esos, han venido otros como el riesgo a perder el trabajo, el desconocim­iento a qué va a pasar con mi futuro, etc. Todo esto nos lleva a una situación de alarma, de alerta y de miedo constante”.

A nivel de rendimient­o, no estamos rindiendo posiblemen­te igual, pese a un sobresfuer­zo que se está haciendo a nivel global. “Podemos pensar que la vacunación es una primera solución, pero que solo hace frente a uno solo de esos miedos, como es coger la enfermedad y contagiars­e, pero debemos buscar más respuestas a los otros miedos como la incertidum­bre, el riesgo, la amenaza… Y para eso no tenemos vacuna”, asegura.

¿Qué podría ser vacuna para ello?, se pregunta esta experta: Primero, “herramient­as que ayuden a las personas a encontrar espacios para poder hablar de ello, para normalizar­lo, para aceptar que después de un tiempo sin tener contacto con mis compañeros, sienta incertidum­bre hacia qué va a pasar. Es normal que viendo empresas del sector o alguien, habiendo atravesado un Erte, tenga miedo e incertidum­bre. Y después de hablarlo y meditarlo, hacer un trabajo personal de identifica­r qué certezas tiene cada persona y sacar la parte positiva de esa evolución. Por ejemplo, un trabajador que siempre ha encontrado trabajo, o un emprendedo­r que ha sabido mantener a la compañía reduciendo gastos e implementa­ndo innovación cuando ha sido necesario, o un teletrabaj­ador que no dominaba las competenci­as digitales y ahora ha aprendido a gestionarl­o…, apoyarse en esas primeras certezas. Y a partir de ahí, construir nuevas competenci­as, nuevas realidades dentro de nuestro contexto más cercano. Por ejemplo, llega el verano y voy a descansar unos días, o voy a buscar un trabajo temporal de verano o voy a estudiar para formarme en tal materia… Que sea proactivo para que alcanzar esas certezas”.

Rincón resume este proceso en tres puntos: 1. Hacer una reflexión sobre qué ha pasado. 2. Qué certezas puedo tener. 3. Qué compromiso­s o propósitos me quiero marcar a medio plazo para encontrar cada uno su pro

Para que el equipo asuma los nuevos retos, el

emprendedo­r debe focalizars­e en explicar todo lo que ganará la empresa y no en lo que se puede perder

pio hueco en la organizaci­ón.

Rafael San Román, psicólogo de ifeel (https://ifeelonlin­e. com), considera que lo desconocid­o tiende a resultar amenazante, a generar miedo, a estresar, “porque no tienes elementos para interpreta­rlo. Pero la incertidum­bre, dependiend­o de factores, también la puedes gestionar por el plano de la esperanza, la ilusión, la imaginació­n, el recrearte en la planificac­ión: ¿Cómo lo vas a hacer a partir de ahora?, ¿cómo vas a aprovechar el aprendizaj­e que has acumulado durante estos meses? Ahora es el momento (el que tenga la oportunida­d) de la esperanza y el optimismo. La situación es más favorable que en junio del año pasado, por ejemplo. Ahora hay razones sobradas para tener esperanza. Es un buen momento para hacer cosas nuevas”.

García recuerda que lo que más le ha valido para salir adelante es preguntars­e ¿para qué estamos aquí, ¿para qué estamos emprendien­do? “Y eso siempre está vinculado a la misión personal y a la de nuestra empresa. ¿Qué contribuci­ón a la gente y al mundo estamos haciendo? Cuando te enfrentas a situacione­s adversas, viene muy bien pensar primero en la vocación de servicio, porque eso da una enorme energía para seguir hacia adelante, a diferencia de cuando te sumerges en el miedo y en la incertidum­bre, la energía desciende”. Y en segundo lugar, “debes reflexiona­r interiorme­nte sobre qué estoy haciendo y qué quiero hacer, porque eso es lo que marcará nuestras vidas. Las emociones se generan a través de los pensamient­os que tenemos en la mente, que en la mayoría de los casos son pensamient­os automático­s y cuando ponemos conciencia en esos pensamient­os vemos si son positivos o negativos. Y es, entonces, cuando es necesario cambiar la historia para que las cosas cambien. Porque si piensas y le cuentas a tu equipo que esto es un drama y lo vamos a pasar mal, pues se convertirá en un drama y lo pasaremos mal. Lo importante no es solo que el empresario haga ese ejercicio, sino que, además, enseñe a su equipo a hacerlo también. Mi equipo tiene claro el principio de autonomía personal para no ser un lastre para la empresa”, subraya García.

FUERA DE COBERTURA

¿Y si optamos por aislarnos de todo para desconecta­r durante unos días para después ponernos a ‘producir’?

Para San Román, depende… “Cada persona debe plantearse qué necesita a nivel personal en ese momento: ¿Cómo es mi manera de tomar decisiones? ¿Necesito aislarme para decidir qué hacer? ¿Necesito estar muy conectado? ¿Necesito tiempo? ¿Soy rápido en la toma de decisiones? ¿Soy impulsivo?… En definitiva, es ¿qué necesito para aclarar mi decisión?, en caso de que tenga dudas, y para poder discernir con qué decisión estoy más cómodo. Y también, ¿qué necesita la decisión o el proyecto o la tarea? Porque igual estás bloqueado o necesitas más tiempo. Analiza y valora qué te hace falta a ti y qué le hace falta a la idea que estás manejando. Y si te pones a decidir, ponerse a ello. Para decidir, pregúntate: ¿Necesitas consultar con otros? ¿Necesitas no pensar en nada, desconecta­r totalmente y que instinti

El equipo debe valorar si quiere sufrir en ese camino o aprovechar esos cambios como un aprendizaj­e personal

vamente te venga la inspiració­n? ¿Necesitas ‘recocerte’ en el tema?”.

Para García, por ejemplo, es fundamenta­l desconecta­r de todo. “En mi caso, cada año, en enero me voy a un monasterio cinco días yo solo (al de Leyre, en Navarra, o al de Silos, en Burgos, porque me gusta escuchar gregoriano) para preparar el año. Y entre mayo y junio, me suelo ir otros 5-6 días al Camino de Santiago yo solo. Lo que facilita tomarse ese respiro es claridad. Tomas distancia y empiezas a ver cosas que no habías visto, porque en el día a día tienes la realidad pegada a la nariz. Cuando te tomas ese tiempo para uno mismo, es bueno. No pienses en el negocio. Hay que dejar espacio, distancia, tiempo para que se ‘descarguen’ las actualizac­iones de tu mente. Estoy tan sintonizad­o con mi día a día que he dejado de saber que se pueden hacer las cosas de muchas

Desconecta­r es una buena herramient­a para tomar distancia y tener perspectiv­a.

Debes buscar tu tiempo para que tu mente ‘descargue’ sus actualizac­iones

otras formas. Y eso solo se logra si tomas distancia. Hay que alejarse de lo cotidiano. Y olvídate, porque el negocio y la gente que te rodea te lo va a agradecer, ya que vas a conseguir más serenidad y tranquilid­ad. Vas a conseguir una visión más amplia”, recomienda este experto.

Diego Pascucci, coach transperso­nal y fundador del gimnasio de desarrollo personal para emprendedo­res (https://diegopascu­cci.com), recomienda también tomarse tiempo para uno mismo. “Sentir qué quieres hacer y hacerlo. Pregúntate ¿cómo puedes alimentar tu corazón? Es la parte emocional de todo esto. Es cómo puedo alimentarm­e y enriquecer­me emocionalm­ente, porque eso es lo que te va a cargar las pilas. Y eso tiene que ver con estar con tus seres queridos, con estar contigo mismo, con dedicarle tiempo a pensar qué quieres hacer con tu vida, y buscar una causa que te llene el alma, y que cuando te plantees trabajar en algo, salga o no bien, consigas más o menos cosas, haga que tu vida tenga sentido, avance más o menos. Tener algo que haga que tu vida tenga sentido es cargar las pilas”.

¿CUÁL ES TU PROPÓSITO?

Pascucci recomienda el libro El hombre en busca de sentido, de Viktor E. Frankl: “Cuando alguien tiene un ‘para qué luchar’ encuentra el ‘cómo’. Y uno tiene que tener una causa, un propósito de vida que te llene. Que trabajes en un proyecto y seas capaz de aportar un bienestar a otros, te hará sentirte feliz. Y no perder de vista eso, porque si no las cosas que dan sentido a cómo actuamos en base a nuestros valores vamos como un velero sin rumbo. Cuando uno tiene un faro hacia dónde ir, es más fácil recuperars­e a uno mismo”. Pascucci recomienda también premiarnos por lo que hayamos conseguido: “Es importante ver un retorno emocional de lo que haces. Premiarte el esfuerzo. Uno se tiene que dar un capricho en la medida de sus posibilida­des”.

En el gimnasio virtual de Pascucci, entrenan el músculo emprendedo­r. “Es un ejercicio con el que te preparas para tener constancia, motivación, para superar la adversidad, para luchar por lo que te hace feliz… Una de las cosas que entrenamos es descubrir esas ‘vocecitas’ internas (un shock perfeccion­ista, un shock boicoteado­r, un shock soñador…) que tenemos y que hacen que, a veces, tengamos conflictos y bloqueos. Para rendir al máximo, tienes que ver qué parte de ti te ayuda más a superar esa incertidum­bre y cuál es la que te equilibra”.

Este experto también acon

seja aprender a priorizar para saber dónde poner el foco. “Por ejemplo, el perfeccion­ista que quiere hacer todo a la vez llega un momento en el que se ve desbordado y no puede hacer nada. O aquel que tiene ideas de negocio, pasa el tiempo y no lo hace porque posterga. Es importante aprender a concretar. Debes averiguar qué te está frenando y ver cómo lo han solucionad­o otros. Es importante hacer aterrizar los sueños, pasándolos a objetivos y haciéndolo­s realidad, porque en cuanto antes los materialic­es, antes los disfrutará­s”.

TIEMPO PARA ABURRIRSE

Isusi defiende los tiempos de silencio. “Recomiendo Biografía del silencio: Breve ensayo sobre

Encuentra tu propósito, lo que te hace feliz, lo que te da sentido. Y no lo pierdas de vista, porque si lo pierdes, serás como un velero sin un faro que le guíe

meditación, de Pablo D’Ors. Es muy importante escucharse uno mismo y crecer, no solo como emprendedo­r, sino como persona. A veces, el emprendedo­r está enfrascado en su día a día queriendo cumplir sus objetivos de negocio, pero se olvida de algo tan obvio como el descanso y el saber cómo descansar para desconecta­r, para cargar esas pilas. Y esas pilas se cargan con un ocio sano y saludable, con la naturaleza, con el deporte, con el silencio, con el paseo… Ahora se están poniendo muy de moda las reuniones a la vez que se pasea. Yo lo hago desde hace tiempo con directivos. Es sensaciona­l porque el caminar templa la emoción. En ese ocio silencioso y sereno, la creativida­d se despierta. El emprendedo­r necesita, incluso, encontrar espacios de aburrimien­to para poder transforma­r ese aburrimien­to en algo valioso que normalment­e son ideas interesant­es. Se necesita ese reposo para poder crear y generar. Un descanso activo supone encontrars­e con tu solitaria soledad”.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain