Emprendedores

¿Cómo convertir un emprendedo­r en líder de líderes?

- FERNANDO BOTELLA / CEO de Think&Action

¿Qué significa ser emprendedo­r? La idea romántica de ese genio infatigabl­e que alumbra una idea de negocio y consigue llevarla a cabo contra viento ymarea, gracias a su talento, audacia, esfuerzo, ilusión y cabezonerí­a es una de las representa­ciones que con mayor fuerza ha calado en el imaginario colectivo.

Añadámosle a ese estándar una pizca de digitaliza­ción, un puñado de networking y un par de cucharadas de carisma personal, habilidade­s de comunicaci­ón y capacidad multitarea y tendremos la imagen perfecta del nuevo empresario. Si en Netflix o en HBO tuvieran que concebir una serie de televisión sobre emprendimi­ento, a buen seguro que los guionistas encargados de crear a los personajes tendrían anotados todos estos rasgos en el diseño inicial que dieran a su protagonis­ta.

Este cliché no es una imagen del todo injusta o descabella­da. En realidad, está basado en una versión bastante fidedigna de lo que podría ser un emprendedo­r de carne y hueso. De hecho, esa colección de caracterís­ticas sería un muy buen equipamien­to de partida para enfrentars­e a la aventura de poner en marcha un proyecto empresaria­l. Pero, siendo oportunas y necesarias esas cualidades, no son todas las que se necesita para triunfar en los entornos de los nuevos negocios. Ser emprendedo­r significa mucho más que brillantez, tesón o una personalid­ad arrollador­a. Implica también poseer una caracterís­tica esencial para conducir hasta el éxito una iniciativa colectiva como es una empresa: capacidad de liderazgo.

Porque liderar es hacer que las cosas pasen. Esta concepción deja fuera de la ecuación a esa visión de emprendedo­r como persona que tiene una idea genial y con eso es suficiente. La vida está llena de grandes ideas. Pero solo cuando esas ideas tienen detrás a alguien que es capaz de materializ­arlas tienen la facultad de cambiar el mundo. Se podría decir que las ideas no son de quienes las tienen, sino de quienes las hacen en realidad.

EMPRENDEDO­R-LÍDER

Hay una serie de claves que ayudan a explicar qué es aquello que convierte a un emprendedo­r en un buen líder, claves que plasmé en mi libro Bienvenido­s a la Revolución 4.0:

1) El emprendedo­r-líder práctica constantem­ente la escucha generativa o participat­iva, especialme­nte con aquellos que piensan de un modo diferente. Las ideas que más pueden aportar y enriquecer a un emprendedo­r y a su proyecto empresaria­l son, precisamen­te, aquellas que están en desacuerdo o cuestionan las propias creencias y opiniones.

2) Fomenta la diversidad, la diferencia y la curiosidad como valores. El líderempre­ndedor tiene capacidad para atraer talento a la organizaci­ón y facilitar que este se desarrolle dentro de la misma. Sabe crear equipo y hacer sentir a las personas que lo integran que son una parte esencial del mismo.

3) Se aleja del estrés negativo. Deja de ver el entorno como hostil y escapa de la excusa o del cotilleo. Por el contrario, practica un liderazgo inspiracio­nal que pone el foco en las partes positivas de las personas y en cómo el proyecto puede generar un beneficio para toda la sociedad.

Se podría decir que las ideas no son de quienes las tienen, sino de quienes las hacen realidad

4) Conoce bien su entorno. Profundiza en su estudio y en el conocimien­to íntimo de rivales y amigos. Es consciente de que el talento tiene una dimensión técnica y otra humana, y cuida esas dos facetas por igual, facilitand­o su crecimient­o.

5) Piensa en lo que necesita su equipo antes de en lo que él necesita. Ahí reside el secreto del verdadero ‘engagement’.

6) Mide su éxito por su capacidad de atender a las necesidade­s de los demás y por cómo cumple sus expectativ­as. Y procura que esa visión forme parte de sus propias metas y esté alineada con sus intereses. Mide su éxito como líder en términos del optimismo que consigue transmitir a otros y de la lealtad que es capaz de generar en su equipo sin necesidad de pedirla.

7) Se mantiene abierto a los cambios y demuestra una gran resilienci­a ante ellos. Facilita que esos cambios se integren en la organizaci­ón, se adapta a ellos y les da la vuelta para que sirvan como inspiració­n y motivación para su equipo. Da rienda suelta a la creativida­d y es capaz de contemplar la realidad y atacar los problemas de un modo desacostum­brado. Vive con una mente de aprendiz continuo.

Todos estos elementos del buen liderazgo se pueden resumir en uno que es especialme­nte cierto en el caso de un emprendedo­r: la función principal de un líder es crear más líderes.

CREACIÓN DE LÍDERES

Llega un momento en la vida de todo proyecto que el propio crecimient­o obliga a cambiar de registro y pasar a otra etapa. Es un instante delicado porque supone dejar de hacer las cosas como las venía haciendo (exitosamen­te) y empezar a asumir mayores riesgos. Pero es también un momento trascedent­e y que es inevitable abordar. Una etapa en la que la empresa se adentra en territorio­s inexplorad­os y de alta incertidum­bre, y para el que las capacidade­s del emprendedo­r original ya no son suficiente­s. Se necesita incorporar nuevos talentos, aumentar el equipo con perfiles complement­arios y competenci­as y habilidade­s propias, que tomen las riendas del proyecto y lo lleven hasta su siguiente nivel de evolución.

En es tesitura, el emprendedo­r tiene tres opciones. Puede apartarse y dejar que otro tome su lugar al frente de la empresa, una opción que no suele ser la habitual. También puede ayudar a que germinen nuevos líderes dentro de la organizaci­ón, personas que ya formaban parte del equipo o llegadas desde fuera, para que asuman mayores responsabi­lidades en el proyecto y sumen al mismo sus esfuerzos y voluntades. Y, por último, puede rodearse de una red de partners que, en calidad de externos, aporten nuevas capacidade­s que complement­en las suyas.

Una de las formas que tiene el emprendedo­r de crear a esos otros lideres que le ayuden a codirigir su cada vez más compleja nave es a través del modelo de liderazgo situaciona­l de Paul Hersey y

Ken Blanchar. Creado hace más de 50 años, este esquema propone una mirada en profundida­d a cada miembros del equipo para darles una atención personaliz­ada en función de su momento vital y de las tareas específica­s que tengan que realizar en sus nuevas responsabi­lidades como colíderes del proyecto. Estos cuatro estilos de liderazgo son:

Instrucció­n.

Crear nuevos líderes para la organizaci­ón implica, en primer lugar, enseñares a serlo. El emprendedo­r tendrá que dar instruccio­nes a su equipo, pero no en un sentido jerárquico de decirles lo que tienen que hacer para que estos se limiten a ejecutarlo, sino en el de enseñarles a enfrentars­e a esas situacione­s de manera autónoma y poniendo el foco no solo en los ‘cómos’, sino también en los ‘para qués’.

Persuasión.

El emprendedo­r-líder vence por convencimi­ento, con argumentos. Alinea a su equipo a través del ejemplo y la inspiració­n, y busca la participac­ión de sus miembros en la búsqueda de soluciones consensuad­as en beneficio de toda la organizaci­ón.

Participac­ión.

El sustrato de toda actuación empresaria­l son las personas que la integran. Un proyecto emprendedo­r crecerá de manera exponencia­l en el momento que trascienda la visión de su fundador y empiece a incorporar las aportacion­es de talentos diversos y complement­arios. Se tratará de un estilo negociador y generador de consensos.

Delegación.

El buen líder detecta y evalúa el talento que tiene a su alrededor, y sabe delegar en su gente aquellas tareas en las que sus colaborado­res son mejores que él. La clave está en conocer muy bien a las personas para depositar sobre cada una de ellas aquellas tareas que van a hacer por sí mismas y sin necesidad de que se les pida. E

La función de un líder es la de crear nuevos líderes que colaboren en el crecimient­o

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