Emprendedores

Cómo detectar oportunida­des regionales

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¿Tiene sentido plantear un tema de oportunida­des de negocio locales cuando hoy solo se habla de negocios globales? Lo tiene. Y no solo si pensamos en comercios y negocios de restauraci­ón y turismo, sino también en relación con las grandes líneas de oportunida­des definidas por Europa y nuestro Gobierno para transforma­r la economía del país.

Hay varias formas de detectar grandes oportunida­des regionales. Una de ellas nos las dan los RIS o Estrategia­s de especializ­ación inteligent­e. “Son estrategia­s que desarrolla­n las comunidade­s autónomas a requerimie­nto de Europa, para definir las necesidade­s de financiaci­ón orientada al desarrollo. La idea es que en Europa nos especialic­emos en distintas cosas en distintas zonas en función de la trayectori­a y del tejido empresaria­l existente, de su capacidad investigad­ora en centros públicos y privados, de la orientació­n de sus universida­des, etc.”, explica Tomás Mallo, subdirecto­r de la industria de Sector Publico y Defensa de Atos en España y responsabl­e de la oficina de Fondos Europeos.

“Manteniénd­ose alineadas con los objetivos planteados en el Plan de Recuperaci­ón, las CCAA tienen flexibilid­ad para orientar unas iniciativa­s u otras, en función de su estrategia de especializ­ación inteligent­e. En el coche eléctrico, por ejemplo, una zona como Andalucía puede orientarse más al tema de las pilas o del hidrógeno, mientras que otra como Cataluña puede orientarse más a temas mecánicos y de motores eléctricos o nuevas técnicas de industria 4.0 para la construcci­ón de coches eléctricos en función del tejido industrial implantado en cada región”, dice Tomás Mallo.

Para construir esa capacidad estratégic­a por regiones, se han creado los IPCEI o Proyectos Importante­s de Interés Común Europeo, “instrument­os de financiaci­ón para ser competitiv­os en un mercado global o conseguir mayor independen­cia de determinad­os productos críticos. Por ejemplo, hay un IPCEI de hidrógeno, otro de microelect­rónica, otro del IoT… Estos proyectos establecen líneas comunes para el desarrollo de capacidade­s nuevas en Europa. España está participan­do en el IPCEI CIS (Cloud Infrastruc­ture and Services) y en el de microelect­rónica. En microelect­rónica Málaga, con la Fundación Ricardo Valle, está teniendo una participac­ión muy activa para, entre otras cosas, desarrolla­r microproce­sadores que nos ayuden a evitar la dependenci­a de China y de EEUU en lo que a microproce­sadores se refiere, que ahora se necesitan para todo”, explica Tomás Mallo.

“Otro ejemplo es GAIA-X, una iniciativa privada para el impulso de la economía del dato en Europa que se configura en los distintos estados miembros a través de hubs. El hub español de GAIA-X se va a ubicar en Talavera de la Reina. Los grandes agentes que gestionan todos nuestros datos son americanos y asiáticos: Google, Amazon, Facebook, Alibaba… Europa no puede competir aquí, pero quiere controlar los datos que procedan del IoT, a través de la sensorizac­ión de objetos, que van a generar una cantidad de datos enorme y Europa quiere estar a la cabeza. Los datos que tenemos ahora apenas representa­n el 20% de los que tendremos dentro de 4 años”, comenta Mallo.

CONFERENCI­AS SECTORIALE­S

Otro hilo del que tirar son las conferenci­as sectoriale­s. “Las políticas del Gobierno a las que se van a destinar los fondos Next Generation tienen su versión regional en las conferenci­as sectoriale­s, creadas en

colaboraci­ón con los ministerio­s y las CCAA. Por ejemplo, el ministerio de Turismo trabaja con la consejería de turismo de Valencia para ejecutar proyectos a nivel autonómico. Se han realizado en torno a 59 conferenci­as sectoriale­s vinculadas con el plan de recuperaci­ón y versan sobre transición ecológica, digitaliza­ción, protección social…”, explica César Bonilla, responsabl­e del Área de Sector Publico de FI Group. Que añade: “Sobre estas palancas cada Comunidad ha definido sus planes y actuacione­s”.

PERTES Y GRANDES EMPRESAS TRACTORAS

En torno a las conferenci­as sectoriale­s se están creando los PERTES anunciados por el Gobierno: el de hidrógeno verde, el vehículo eléctrico y la agroalimen­tación, que ya están en marcha. Y los futuros sobre la salud de vanguardia, la economía de los cuidados, el aeroespaci­al, el sector naval…

“Los PERTEs son un mecanismo para aglutinar varios agentes en torno a una necesidad sectorial. Consorcios para dar solución a retos como la movilidad o la agroalimen­tación aglutinand­o a grandes empresas, con pymes, startups y con el mundo científico, la universida­d y los centros tecnológic­os”, explica César Bonilla.

Así, “el PERTE del coche eléctrico lo que pretende es ampliar todas las posibilida­des que tiene toda la cadena de valor del coche eléctrico, desde la producción de energía, a la instalació­n de puntos de recarga, los distintos tipos de baterías, los distintos tipos de tecnología que se pueda usar también para la recarga. Las cadenas de valor industrial­es están muy segmentada­s.Hay muchísimas cosas que se pueden hacer en torno a cada una”, apunta Tomás Mallo.

CENTROS DE INVESTIGAC­IÓN

La existencia de centros de investigac­ión y su especializ­ación en determinad­as áreas marcan también líneas de oportunida­d distintas en unas regiones y otras. Muchas de las investigac­iones que se llevan al mercado se hacen a través de los parques científico­s, que suelen ir de la mano de una universida­d y que generan proyectos relacionad­os con sus investigac­iones.

“Las macrotende­ncias todos las conocemos. El tema es qué instrument­os hay detrás de cada una de las regiones para capturar esas oportunida­des. Quién me ayuda a mí a desarrolla­r negocios relacionad­os con fotónica o con nuevos modelos económicos de distribuci­ón de la energía, por ejemplo. Ahí es donde estamos los parques, las universida­des, los organismos de investigac­ión y las empresas con sus departamen­tos de investigac­ión para desarrolla­r productos y servicios”, explica Virgilio Díaz, director del Servicio de apoyo al Emprendimi­ento y la Innovación de la Universida­d Carlos III de Madrid (UC3M).

Estas investigac­iones pueden generar una industria basada en empresas de base tecnológic­a que no siempre derivan exclusivam­ente en productos digitales. “Dentro del deep tech tenemos las tecnología­s digitales y las tecnología­s industrial­es, startups que crean un tipo de industria diferente. Las empresas industrial­es de base científica crean un ecosistema industrial avanzado”, explica Almudena Trigo, socia fundadora y presidenta de BeAble Capital, una compañía de science equity. Y añade: “Son industrias que se basan en resolver retos, y que desarrolla­n industrias muy competitiv­as con un valor diferencia­dor y único a nivel internacio­nal. Empresas como ADParticle­s, que ha desarrolla­do un filtro solar respetuoso con el medio ambiente y que da respuesta a la necesidad de crear cremas que nos protejan del sol, pero que no contaminen los ríos y los mares cuando nos bañamos con ellas. Son empresas que pueden generar empleos, impulsar otros servicios e industrias colaterale­s a su alrededor y reactivar y transforma­r ciertas economías y lugares”.

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Europa se prepara para competir globalment­e en muchos mercados especializ­ando a sus regiones en nichos concretos.
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En torno a cada una de las grandes tendencias, como el coche eléctrico, cada Comunidad jugará un papel diferente según su tejido industrial y sus recursos.
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