“A veces es bueno tener a un Pepito Grillo detrás ”
FINOUT: EL DEPARTAMENTO FINANCIERO-ADMINISTRATIVO EXTERNO QUE VIGILA TU CAJA COMO SI FUERA SUYA
No todas las organizaciones empresariales pueden permitirse el lujo de contar con un departamento financiero-administrativo propio. Externalizarlo es una opción saludable siempre y cuando des con un equipo bueno de profesionales y de confianza. En Finout es lo que ofrecen.
Da igual que sean empresas emergentes o compañías mastodónticas con años de consolidación en el mercado. Al final, cualquiera de ellas puede morir por la caja y por el descontrol financiero de la organización. Esto lo saben bien en Finout donde llevan más de 20 años trabajando para la dirección financiera de proyectos de capital riesgo, primero, y para startups y empresas de nueva creación, después.
Desde esta doble perspectiva, tanto han visto el descalabro de multinacionales como de empresas de nueva creación que han descuidado la tesorería y los asuntos financieros. Para evitar el estropicio, en Finout ofrecen a las empresas la posibilidad de externalizar el área de administración, llevar la dirección financiera y gestionar las tareas de contabilidad, fiscal y laboral.
Luis M. Núñez, socio de Finout, habla de los servicios que ofrecen y los motivos por los que una empresa debería plantearse la opción de externalizar estos asuntos.
EMPRENDEDORES: ¿Es saludable delegar la dirección financiera en un tercero?
LUIS M. NUÑEZ: No solo diría que es saludable, sino que, en muchos casos, necesario, sobre todo cuando arranca un proyecto. Las grandes corporaciones no tienen problema dado que disponen de recursos suficientes para estructurar su propio departamento financiero-administrativo.
Distinto es el caso de una startup, donde los fundadores puede que sepan mucho de tecnología, pero poco de números. Se suma a ello la falta de tiempo para adquirir los conocimientos necesarios, de manera que, si encuentran a un equipo profesional de confianza que asuma todas estas tareas primordiales para la viabilidad de la empresa, es algo que agradecen siempre.
EMP.: ¿Y qué servicios ofrecen en Finout?
L.M.N.: Trabajamos en tres vertientes principales: la dirección financiera, la gestión de tareas relacionadas con la contabilidad, fiscal y laboral y la externacionalización del área de administración. Los clientes pueden optar tanto por una labor específica como por todas con un servicio integral 360º.
EMP.: ¿Qué distingue a Finout de otras asesorías?
L.M.N.: Primero, nuestro know how y amplitud de servicios. Otra de las peculiaridades que yo diría que nos distingue es la personalización del trato con el cliente. En Finout, a cada uno de los más de 250 clientes que tenemos en este momento, se le ha asignado un agente profesional con su número de teléfono y correo electrónico para que pueda ponerse en contacto con él siempre que lo desee.
EMP.: ¿Qué le diría a una organización que escatima gastos en los servicios de administración y financieros? L.M.N.: Que cometen un grave error porque el control de esas áreas es vital. Nos llegan muchos enamorados de su idea de negocio convencidos de que con eso es suficiente. En estos casos, conviene tener a una especie de Pepito Grillo detrás que les recuerde que ese bebé que para él es su empresa tal vez no guste a todos; que hay que validarlo en el mercado; que hay que ponerle números que nos dé una idea de futuro y que lo hagan atractivo; que crecimiento no siempre es sinónimo de rentabilidad; que hace falta una buena estrategia financiera que te guíe en el crecimiento… Estas cosas que, a priori, parecen obvias, a veces, se ven más claras desde fuera que desde dentro.
Es en los momentos de crisis cuando se dan cuenta de que este gasto es la mejor inversión que han podido hacer. Al menos, así nos lo hicieron saber muchos de nuestros clientes con el Covid. En ese momento, lejos de vernos como un coste a tratar de reducir, lo que nos comentaban era “menos mal que contábamos con vosotros”.
EMP.: ¿Qué consejo daría para los tiempos que se avecinan?
L.M.N.: Que vigilen la caja, el tema de la tesorería, que al final es la principal causa de muerte de muchas organizaciones, grandes y pequeñas.