¿SE PUEDE DEJAR EL TRABAJO Y COBRAR PARO E INDEMNIZACIÓN?
Aunque en ocasiones dejar el trabajo es una cuestión necesaria para la salud mental y el progreso personal, la ausencia de subsidio e indemnización en casos de baja voluntaria son el principal freno para que multitud de trabajadores no se atrevan a dar el paso. En el caso de que el objetivo de la salida sea la creación de un negocio, ese dinero puede venir muy bien para abordar con cierta tranquilidad financiera tanto los meses de transición hasta el lanzamiento definitivo de la empresa como para abordar las primeras inversiones.
En realidad, cualquier empleado puede dejar su puesto de trabajo de forma voluntaria sin perder el derecho a paro ni a la indemnización. Siempre y cuando, eso sí, pueda demostrar que su salida de la empresa está condicionada por un factor que le perjudica de forma clara al tomar la decisión.
Así, el Estatuto de los Trabajadores reconoce ciertas situaciones en las que dejar el trabajo de forma voluntaria estaría justificado. Por ejemplo, las modificaciones sustanciales de las condiciones laborales, un punto donde se incluirían cambios en la jornada laboral, el horario, el cambio de un régimen de trabajo a turnos, el salario a percibir o un traslado forzoso.
Además, como empleado podrás dejar tu trabajo de manera voluntaria sin renunciar a la prestación por desempleo ni a la indemnización en casos de impagos o retrasos en la nómina de manera continuada o ante otros incumplimientos graves por parte de la empresa.
En todos estos casos, los empleados están protegidos por la ley para cobrar su prestación de desempleo y la indemnización correspondiente -de forma habitual, las contempladas en caso de despido improcedente-, ya que se entiende que, a pesar de tratarse de una renuncia voluntaria, la empresa empuja a tomar esta decisión.
Ante modificaciones sustanciales en las condiciones de trabajo, puede cobrarse el paro y la indemnización