HUMANIDAD
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS DESCONCERTANTES –IMPOSIBLES DE CATALOGAR, PUES TIRARÍAN POR TIERRA MUCHOS DE LOS DOGMAS ACADÉMICOS SOBRE NUESTRO REMOTO PASADO– SON LA PRUEBA EVIDENTE DE QUE LA TIERRA ESTUVO HABITADA POR SORPRENDENTES CIVILIZACIONES DE LAS QUE CASI NADA CONOCEMOS, Y DE LAS QUE ÚNICAMENTE NOS HAN LLEGADO RETAZOS. EN LAS SIGUIENTES LÍNEAS MOSTRAMOS CUÁLES SON ESOS DESESTABILIZADORES DESCUBRIMIENTOS Y QUÉ PUEDEN SIGNIFICAR…
Todos estudiamos en el colegio que las primeras civilizaciones de la humanidad nacieron hace unos 5.000 años en Sumer y en Egipto, sin embargo, una serie de hallazgos arqueológicos –algunos de ellos realizados en los últimos años– muestran lo equivocada que está dicha aseveración, que ya pocos especialistas defienden a la vista de las evidencias. Pero si asumimos la invalidez de ese dogma histórico férreamente establecido en el campo de la arqueología académica, debemos modificar muchas de las bases sobre las que asienta nuestra historia antigua, y aceptar que sobre la Tierra existieron un buen puñado de antiquísimas civilizaciones desparecidas e, incluso, otras humanidades, barridas por el paso de los milenios.
En este sentido, una serie de sorprendentes descubrimientos suponen un golpe directo en la línea de flotación de la arqueología oficial. Como, por ejemplo, una aparente huella de sandalia encontrada por el buscador de trilobites William J. Meister en las proximidades de Antelope Spring, en Utah (EEUU), que podría tener más de 500 millones de años, o la también suela de sandalia fosilizada en una roca del Triásico en Nevada (EEUU), datada en unos 200 millones de años. Por no referirme a las famosas huellas humanas halladas junto a otras de dinosaurios cerca del río Paluxi, en Texas (EEUU), lo que en su momento causó una enorme conmoción mundial, pues los dinosaurios son millones de años anteriores a la aparición de la especie humana sobre la Tierra. O las hormas de pies encontradas en estratos de hace más de tres millones y medio de años, que corresponden a pies enormemente modernos según los antropólogos que las investigaron.
Y qué decir del martillo encontrado en 1934 en London (Texas, EEUU) dentro de una roca datada en unos 500.000 años. Los estudios realizados sobre la herramienta mostraron una serie de anomalías –además, claro está, de su existencia hace medio millón de años–, como que está fabricada con hierro de una pureza del 97%, casi sin mezclas ni impurezas, por lo que debió ser endurecida empleando alguna técnica que se nos escapa. También han aparecido utensilios manufacturados provenientes de estratos de entre 2 y 55 millones de años en Red Crag (Inglaterra) y en una cueva del Valle de Makapan, en Sudáfrica.
Más cerca en el tiempo, causan desconcierto entre los especialistas unas figuras de pequeño tamaño y aspecto femenino, a las que se les calcula entre 200.000 y 800.000 años de antigüedad. Aparecieron en un sedimento del río Draa, en las proximidades de la localidad marroquí de Tan-Tan, y a los pies del monte Hermón, al noroeste de Israel. Todavía de mucha más edad es una figura de aspecto humanoide, hecha de arcilla, que se descubrió en Nampa (Idaho). Fue datada por los especialistas en unos 2 millones de años. Casi nada.
LOS ANCESTRALES DIOSES INSTRUCTORES
Y los anteriores son tan sólo algunos ejemplos de hallazgos que tirarían por tierra todo lo que sabemos sobre nuestra más remota antigüedad. En suma, demostrarían que remotas civilizaciones, tragadas por el tiempo, estaban infinitamente más avanzadas de lo que nos pensamos hace muchísimos miles de años atrás. En cuanto a los hallazgos de utensilios y huellas de sandalias de millones de años, mostrarían la existencia de otras humanidades anteriores a la nuestra, mucho antes de que evolucionáramos como seres humanos. Entonces, ¿hubo otras especies avanzadas pisando nuestro planeta, las cuales también habrían evolucionado a partir de homínidos y se habrían extinguido a causa de fenómenos naturales como violentas subidas o bajadas de temperatura, el impacto de meteoritos, etc? Lo único seguro es que, a medida que avanzan los conocimientos sobre nuestro más remoto pasado, nos damos cuenta de que subestimamos demasiado a nuestros antepasados. Por ejemplo, en 1969 un científico del Museo del Cairo (Egipto), aficionado al aeromodelismo, descubrió una figurilla –recuperada en la metrópolis egipcia de Saqqara– que mostraba lo que a todas luces parecía un aeroplano. Presentaba alas con un ángulo correcto para alzar el vuelo, un timón de cola y curvas más que aerodinámicas. Se llegó a construir un planeador siguien–La do exhaustivamente las medidas y formas de la figurilla, que llegó a volar. Los especialistas que participaron en esta investigación concluyeron que se trataba de un planeador tallado hace 22 siglos en el Antiguo Egipto.
Para Enrique de Vicente, que ha estudiado en profundidad aquellos descubrimientos que tiran por tierra la visión académica de nuestro pasado, además de las estrictamente arqueológicas hay muchas más pruebas en mitos y leyendas que apuntan a la existencia de otras humanidades. En uno de sus numerosos y siempre exhaustivos trabajos, De Vicente apunta a las siguientes evidencias:
–Relatos legendarios a lo largo de todas las épocas y territorios del planeta hacen referencia a una Edad de Oro que concluyó con un cataclismo; hay más de 200 narraciones sobre un Diluvio, algunas de ellas inexplicablemente similares.
–La creencia en que la Tierra estuvo poblada por gigantes que convivieron con los humanos hasta que degeneraron y se extinguieron.
creencia en dioses y héroes que nos legaron la civilización, la agricultura y la domesticación de animales, o las que, en uno y otro lado de este océano, sitúan el origen de éstos o la tierra de los muertos en una isla del Atlántico.
–La esvástica aparece en lugares tan dispares como la Creta prehelénica, el Egipto predinástico, Sumer, País Vasco, China, Tíbet, Centroamérica… Como ocurre con la cruz rectilínea y otros símbolos. Y con el laberinto, figura cósmica que algunos expertos ven como una representación del eterno retorno cíclico, al igual que identifican los cuatro brazos de la cruz y especialmente la esvástica con las cuatro eras.
–La civilización megalítica, cuyos menhires, círculos y dólmenes aparecen por todo el globo en épocas donde supuestamente no existían contactos transoceánicos.
–Lo mismo ocurre con los geoglifos, esas enormes figuras y líneas que a veces sólo son visibles desde el aire, y que frecuentemente aparecen ligadas a senderos sagrados o líneas cosmo-telúricas.
MUCHO MÁS ANTIGUAS QUE SUMER Y EGIPTO
Desde luego, las evidencias aportadas por Enrique de Vicente no son para dejar en saco roto, sino que debemos tenerlas muy presentes. Pero volvamos a la arqueología. Al principio de este capítulo escribía que en los últimos años una serie de descubrimientos arqueológicos acabaron derrumbando definitivamente el dogma de que las primeras civilizaciones fueron la sumeria y la egipcia hace unos 5.000 años. Pues bien, vamos a ver a qué hallazgos me refiero. En este apurado recorrido debemos comenzar por Göbekli Tepe, en Turquía, un complejo hallado en 1994 por el arqueólogo Klaus Schmidt, de la Universidad de Heidelberg (Alemania), en colaboración con expertos del Museo Sanhurfa de Turquía. Las excavaciones sacaron a la luz un complejo arqueológico datado en unos 12.000 años, aunque se estima que sus inicios pudieron ser muy anteriores. Esta datación está plenamente aceptada por el establishment académico, pues se ha empleado la técnica del radiocarbono.
Se trata de cuatro estructuras ovaladas de entre 10 y 30 metros de diámetro, formadas por paredes de piedra, en cuyo centro destacan dos pilares en forma de “T” de 5 metros de altura. Se cree que estos pilares servían para sostener el techo de las estructuras circulares. Los estudios geofísicos mostraron que todavía hay al menos 16 estructuras similares pendientes de excavar. Pero lo más interesante es que hay una serie de figuras esculpidas en relieve, como diferentes clases de animales, representaciones humanas y una serie de brazos y manos en posición de plegaria, lo que ha llevado a los especialistas a concluir que, muy probablemente, se trata de un gigantesco templo.
Sin duda, los responsables de tan colosal construcción debían pertenecer a una civilización muy avanzada, pues fue necesario una mano de obra especializada, unos dirigentes que coordinaran la construcción, una casta sacerdotal y, por supuesto, un excedente económico que permitiera el sustento de los trabajadores. En definitiva, una civilización tal como la entendemos, sólo que al menos 7.000 años antes del nacimiento de las de Sumer y Egipto. Además, Göbekli Tepe es un monumento pétreo 6.000 años más antiguo que el que hasta entonces ocupaba tal puesto: el enigmático Stonehenge.
También en Turquía, esta vez a unos 40 kilómetros al suroeste de la capital de la provincia de Konya, se descubrieron en 1958 una serie de asentamientos humanos datados en al menos 11.000 años. Me estoy refiriendo al sitio arqueológico de Çatal Hüyük, cultura imposible de catalogar, pues ya entonces entre sus muros llegaron a convivir unas 10.000 personas. Está en medio de una llanura inhabitada. Sus habitantes construían casa sobre casa, de modo que los arqueólogos llegaron a descubrir hasta doce ciudades superpuestas. No había calles ni pasadizos entre las viviendas y tampoco restos de basura, lo que indica que las gentes de Çatal Hüyük practicaban una higiene sorprendente para la época.
Los arqueólogos hallaron en algunas paredes no sólo las pinturas más
El conjunto de Göbekli Tepe, tras años oculto bajo una colina artificial, continúa siendo una inmensa incógnita para los arqueólogos
del Neolítico, sino las primeras realizadas por seres humanos sobre paredes de edificaciones. Y entre ellas una absolutamente sorprendente, que parece mostrar… ¡un mapa de la zona! Sí, un mapa de 11.000 años o incluso más. En las excavaciones se recuperaron numerosas figuras, entre las que destacan algunas de mujeres con el vientre y los pechos abultados. Muchos especialistas, incluido James Mellaart, descubridor de Çatal Hüyük, piensan que son representaciones de la Diosa Madre, de modo que concluyó que aquella podría tratarse de una sociedad matriarcal donde se levantaron numerosos templos. Es decir, una sociedad estratificada, organizada y tan avanzada para la época que parece de ciencia ficción.
18.000 AÑOS ANTES…
Pero es que la propia civilización del Antiguo Egipto, aparecida de la “nada” hace unos 5.000 años, en realidad procedió de otra civilización previa, tal como han descubierto John A. West, el ingeniero y escritor Robert Bauval y el geólogo Robert Schoch. Para estos reconocidos investigadores del pasado remoto de Egipto, la civilización del país del Nilo nace como tal cuando en tiempos de faraón Zoser comenzó el proyecto de construcción de la primera pirámide escalonada, lo cual requería enormes conocimientos astronómicos, arquitectónicos y de otro tipo. La pregunta es: ¿de dónde obtuvieron tales conocimientos? ¿Cómo es que, aparentemente, surgieron de la nada?
Según West, Bauval y Schoch la respuesta se encuentra en Nabta Playa, un yacimiento megalítico de piedras artificiales que conforman círculos y líneas y se extiende por un área de 2,5 kilómetros de largo por 1,5 de ancho, en los confines surocantiguas cidentales del desierto egipcio. Los constructores de este, a todas luces, centro ceremonial, fue un pueblo del que nada sabemos pero que poseía una serie de conocimientos astronómicos que nada tenían que envidiar a los de los sabios del Antiguo Egipto. Una serie de especialistas de diversas universidades de EEUU y Europa, que investigaron “in situ” las piedras de Nabta Playa, concluyeron que señalaban a la estrella Sirio y a las constelaciones de la Osa Mayor y Orión, indicando con inusitada precisión la posición de esta última hace unos 17.000 años.
Según los hallazgos de West, Bauval y Schoch, coinciden con las mismas estrellas hacia las que los egipcios apuntaban sus monumentos, pero muchos miles de años antes de que éstos lo hicieran, porque el yacimiento megalítico de Nabta Playa data de unos 9.000 años atrás, es decir, 4.000
antes de que naciera la civilización egipcia. Para más inri, en Nabta Playa se encontraron restos de enterramientos de vacas y pinturas rupestres cercanas con representaciones de estos animales. Sin duda, los consideraban sagrados. De momento, únicamente se han encontrado enterramientos de seres humanos a unos 20 kilómetros de Nabta Playa, datados en más de 6.000 años. Como no podía ser de otro modo, los antiguos egipcios adoraban a la diosa vaca Hathor, de gran relevancia en su panteón.
Al final de la Edad de Hielo, hace unos 10.000 años, se produjeron una serie de monzones con lluvias torrenciales que provocaron que las tierras del actual Egipto no pudieran ser habitables. Al mismo tiempo, ese abrupto cambio climático hizo que el Sáhara se convirtiera en un auténtico vergel, con agua en abundancia y animales. Pero hace unos 6.000 años el Sáhara se convirtió en el desierto que es hoy en día, de modo que el pueblo que erigió el complejo megalítico de Nabta Playa abandonó esta zona, instalándose en Nubia. De ahí acabaron en el territorio del actual Egipto, y sus conocimientos astronómicos y arquitectónicos se convirtieron en la base de la esplendorosa civilización de las pirámides. De hecho, en plena era de las pirámides se organizaron varias expediciones al misterioso país de Yam, sobre cuya ubicación hay varias teorías enfrentadas. Una de ellas sugiere que Yam en realidad era Nabta Playa, puesto que los faraones y los sabios de la civilización del Nilo sabían que allí se encontraban sus orígenes.
Pero si existe un hallazgo que está removiendo por completo los pilares sobre los que se asienta la ortodoxia académica ese es, sin duda, el yacimiento arqueológico de Gunung Padang, en la isla de Java (Indonesia). Se trata de un conjunto megalítico de 25 hectáreas en forma de colina y de 855 metros de altura. Los arqueólogos que están excavando en la zona consideran que la parte superior del montículo podría ser en realidad una construcción piramidal. Pero lo absolutamente desestabilizador es que los análisis radiométricos efectuados en 2012 sobre muestras de carbón halladas en cemento, indican una antigüedad de entre ¡16.000 y 23.000 años!
Las investigaciones han arrojado otros datos sorprendentes, como que, según los análisis por georadar, existen bajo la superficie del yacimiento largas cámaras subterráneas; o que la técnica constructiva de las terrazas es muy similar a la empleada para erigir Machu Picchu, en Perú. Por no hablar del hallazgo de fragmentos de hierro y acero, lo que muestra que el pueblo de Gunung Padang dominaba las técnicas metalúrgicas hace al menos más de 16.000 años. El responsable de las excavaciones, Danny H. Natawidjaja, defiende que los datos apuntan a que en Indonesia existió una civilización tan avanzada como la egipcia, pero muchísimo más antigua y que habría sido devastada por alguna catástrofe natural.
IMPERIOS SUMERGIDOS
Ahora bien, si sobre la superficie terrestre los hallazgos arqueológicos no paran de dar sustos a los defensores de la ortodoxia, no digamos ya los descubrimientos que se están produciendo bajo el mar. Para muestra un botón. Durante los años 1999 y 2000, el Instituto Nacional de Tecnología Oceánica de India llevó a cabo una serie de estudios geológicos a lo largo de diversos puntos de la costa de ese país, hallando así, por casualidad, unas estructuras sumergidas en el golfo de Cambay, en la costa noroeste de la India. Dichas estructuras resultaron ser los restos de milenarias ciudades sumergidas. Y tan milenarias, porque, según los estudios realizados por los arqueólogos, estuvieron habitadas hace unos 9.500 años, al final de la última era glacial. La datación se pudo llevar a cabo gracias a una serie de muestras recuperadas de las ciudades sumergidas, como trazas de
El proceso de deforestación de la Amazonía está haciendo que salgan a la luz extraños geoglifos que estaban ocultos
madera carbonizada. Pero no son las únicas… Muy conocidas por los aficionados a los enigmas de la antigüedad son las estructuras sumergidas de la isla japonesa de Yonaguni. La mayor de todas ellas semeja una pirámide escalonada. Se desconoce la antigüedad de estas edificaciones, pero lo seguro es que durante la última era glacial en esa zona del Pacífico había una vasta extensión de terreno. Hace unos 10.000 años tuvo lugar el fin de la citada era glacial, que habría durado unos 100.000. Las temperaturas ascendieron drásticamente, lo que provocó un deshielo que hizo subir el nivel del mar unos 130 metros, dejando bajo las aguas grandes extensiones de terreno con restos arqueológicos de incalculable valor, como las estructuras pétreas de Yonaguni.
La antropología y la arqueología oficial describen a nuestros antepasados de hace decenas de miles de años atrás como seres primitivos que se agrupaban en tribus. Concluyen esto en base a los restos arqueológicos que se han estudiado sobre tierra firme, pero la mayor parte de los vestigios de ese oscuro período están bajo las aguas, puesto que la enorme mayoría de asentamientos humanos se localizaba cerca de la costa, donde las temperaturas eran más suaves y había mayor acceso a alimentos. El ascenso de las aguas en unos 130 metros con el fin de la era glacial ocultó esas civilizaciones y pueblos que pudieron existir en épocas tan remotas, y que la arqueología aún está empezando a descubrir, tal como pretendo mostrar en este artículo.
Pero si hablamos de restos de civilizaciones desaparecidas bajo las aguas, no podemos pasar alto a Mega, nombre con el que se bautizaron una serie de estructuras sumergidas,
Los tsunamis que han sufrido las costas de la India han sacado de nuevo a la luz vestigios de antiguas ciudades sumergidas
localizadas en julio de 2000 por la doctora Paulina Zelitsky, quien dirigía un equipo de búsqueda de galeones hundidos a profundidades de entre 300 y 500 metros. Por casualidad, el sónar de barrido lateral localizó una serie de extrañas figuras al occidente de la isla de Cuba. Cuando el hallazgo se dio a conocer en 2003, Zelitsky se convirtió en directora de un equipo de científicos, logrando obtener imágenes de la ciudad sumergida que, a decir de los especialistas implicados en la investigación, podría haber estado habitada hace unos 8.000 años por una civilización que habría terminado colonizando ciertas zonas del continente americano.
Uno de los científicos del equipo, el ilustre geólogo Manuel Iturralde, del Museo Nacional de Historia Natural de La Habana, reconoció que no existe una fácil explicación para las enormes estructuras sumergidas, algunas de varios cientos de metros. El periodista Luis Mariano Fernández, director y presentador del ya legendario programa televisivo “Mis enigmas favoritos”, viajó a Cuba para entrevistar a Zelitsky, Iturralde y al resto del equipo que estaba investigando las ruinas de Mega. El geólogo cubano le dijo lo siguiente: “Son estructuras gigantescas a partir de unas piedras muy grandes de formas geométricas perfectas, como si hubieran sido cortadas e instaladas una sobre otra, con tal perfección que creo que a día de hoy no podemos hacer nada similar. No pertenecen a la geología del lugar. No puedo decir de dónde llegaron porque no tengo la respuesta. En el momento que publicamos por primera vez la noticia del hallazgo, la Universidad de Veracruz (México) se interesó por nuestro trabajo y por las imágenes que habíamos grabado de esas estructuras en el fondo del mar. Concretamente, el Instituto de Antropología de esa universidad me invitó a unas excavaciones que estaban realizando sobre piezas y ruinas de la civilización olmeca (…). Su interés era claro ya que los olmecas y otros pueblos precolombinos pudieron proceder de los constructores de la ciudad de Mega”.
Los olmecas fueron una civilización que parece surgida de la nada hace unos 3.500 años y que ocupó parte de los territorios de los estados mexicanos de Tabasco y Veracruz. En este sentido, Manuel Iturralde confesó al periodista Luis Mariano Fernández lo que sigue: “En realidad se desconoce su origen y antigüedad –de los olmecas–, pero todos coinciden en que provenían del este. Es muy probable que algunas de las islas que se hundieron con ciertas civilizaciones establecidas, fueran habitadas por olmecas. Algunos hablan de la Atlántida, y en México de Atlanticú. Yo creo que las estructuras de Mega tal vez pertenezcan a este interesante y desconocido pueblo del pasado. Nosotros pensamos, y muchos científicos están de acuerdo, que la península de Yucatán estaba unida mediante una descomunal cordillera a Cuba y que, probablemente, allí vivieron nativos y construyeron una ciudad”.