La Razón (Madrid) - Especiales
Un Rey de España en La Habana
ElEl momento más significativo del histórico viaje de Estado de Don Felipe y Doña Letizia a Cuba se produjo la noche del 14 de noviembre en el Palacio de los Capitanes Generales situado en la Plaza de Armas de La Habana, a escasos metros de donde, exactamente 500 años antes, había tenido lugar la primera Santa Misa y el primer Consejo –el Evangelio y el Municipio fueron los ejes de la labor civilizadora de España en América– de San Cristóbal, embrión de la ciudad que poco después se convertiría en la deslumbrante puerta de entrada a las Indias Occidentales. Durante una cena de gala ofrecida por los Reyes en este monumental edificio que durante siglos alojó al representante del Rey en Cuba, y con el actual presidente, Miguel Díaz-Canel presente, Felipe VI puso como ejemplo la Transición española y ofreció la ayuda de nuestro país para que Cuba acometa reformas en su sistema político. «Es en democracia como mejor se representan y se defienden los derechos humanos, la libertad y la dignidad de las personas y los intereses de nuestros ciudadanos», argumentó el Rey. «La evolución, la adaptación y el cambio son inevitables», insistió el Jefe de Estado, que recibió el aplauso comedido del presidente cubano.
El ministro de Exteriores, José Borrell, que acompañó a los Reyes en el que fue su último viaje como jefe de la diplomacia española antes de hacerse cargo de la política exterior de la UE, explicó que «dicho de manera tan cortés y tan cooperativa fue un hito en lo que se puede esperar de una visita de España a Cuba». Sus explicaciones no satisficieron a todos. Muchos esperaron más contundencia y claridad en un país doblemente castigado por una brutal dictadura socialista y por un brutal embargo económico desde hace décadas.