La Razón (Madrid) - Especiales
El precio de la libertad
ElEl proyecto de ley que permitía la extradición de Hong Kong a China para que los sospechosos fueran juzgados por el deficiente sistema judicial chino encendió la mecha de las mayores protestas en la ex colonia británica desde 1997. No era un hecho aislado. Para los hongkoneses era una prueba más de la falta de compromiso de Pekín con el principio de «un país dos sistemas». La fórmula por la ex colonia británica pasó a dominio chino. Una especie de cuadratura del círculo. El acoplamiento de dos contrarios. El régimen de partido único (China) se erigía en garante del sistema de libertades (Hong Kong). El experimento político empezó a dar señales de agotamiento en 2014 con la revolución de los Paraguas. Los estudiantes salieron a la calle para reclamar un sistema electoral más democrático. Cinco años después, la percepción de que China trata de homogenizar Hong Kong al modelo continental se ha disparado. Los paraguas han sido sustituidos por arcos y flechas. Hong Kong vive inmerso en un ciclo de caos y violencia permanente. El territorio autónomo está al borde del colapso total. La represión policial ha sido la gasolina de las protestas. Las fuerzas de seguridad asiáticas mejor valoradas por la opinión pública se han convertido en un instrumento feroz de la errática política china. Hong Kong pelea con uñas y dientes por su democracia. No es un movimiento independentista. No son aceptables los intentos de apropiación por parte de los secesionistas catalanes. Es un movimiento por la supervivencia del sistema de libertades en la China continental. Una lucha de David contra Goliat. Las democracias liberales no pueden ponerse de perfil. No pueden rendirse ante el coloso chino. La democracia no es una fuerza inexorable. Su defensa es hoy una obligación. En Asia y en Occidente.
09 - 06 - 19 La primera manifestación convocada reunió 1,3 millones de personas