La Razón (Madrid) - Especiales
La caída de la casa Windsor
DuranteDurante años fue la familia intocable, la casa real con más solera de Europa, aquella a la que ni siquiera los escándalos restaban popularidad. Hasta que llegó 2019, el «annus horribilis» de Isabel II. Los quebraderos quebraderos de cabeza que sufre la reina por ver a un príncipe Enrique cada vez más distanciado del núcleo duro de los Windsor se quedan en nada tras la sucesión de informaciones que relacionan de forma cada vez más estrecha al duque de York con Jeffrey Epstein. El magnate se quitó la vida en su celda del Metropolitan
Correct Center (Nueva York) y con él se fue para siempre su versión de los entresijos de la trama de tráfico de menores por la que fue condenado. El príncipe Andrés guardó silencio hasta que el 16 de noviembre, cuando la BBC emitió en exclusiva una entrevista con él que después supondría su sentencia mediática. Las coartadas del que dicen es el hijo favorito de Isabel II demostraron tener las patas muy cortas y no le sirvieron para convencer al público de su no implicación en la red de prostitución que tejió Epstein. Tan débiles fueron sus excusas que solo soportó la presión cuatro días: el 20 de noviembre, bien entrada la tarde, emitió un comunicado en el que anunciaba que daba un paso atrás y se apartaba temporalmente de sus obligaciones públicas como miembro de la casa real.