La Razón (Madrid) - Especiales
Una vida combatiendo el cáncer
2019 quedará en su abultado curriculum, en el que se incluyen hitos tan notables como el aislamiento del primer oncogén o la creación del CNIO, como el año en el que logró eliminar, por vez primera, el tumor de páncreas
QQuímicoQQuímico de formación, la investigación ha sido el eje de su exitosa carrera profesional, y el cáncer el enemigo a batir. Su trabajo condujo en 1982 al aislamiento del primer oncogén humano y a la identificación de la primera mutación asociada con el desarrollo de los tumores. Este hecho supuso un increíble avance para el estudio de las bases moleculares de esta enfermedad y su descubrimiento fue publicado en la prestigiosa revista científica «Nature» ese mismo año. Creador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, (CNIO) que dirigió hasta 2011 para volver a dedicarse a la investigación, a todo ello este año le ha sumado un hito más: el de lograr eliminar, por primera vez, uno de los cánceres más letales, el de páncreas, en ratones. Es por todo ello que LA RAZÓN ha querido reconocer la brillante trayectoria de Mariano Barbacid con el Premio al Investigador del Año.
«Recibir un reconocimiento es siempre un acontecimiento importante en la carrera de un investigador. Si, además, se trata de un reconocimiento que proviene de un medio de comunicación tan prestigioso como LA RAZÓN se convierte en un estímulo para seguir trabajando, sobre todo teniendo en cuenta la urgencia del problema que estamos investigando en el que todavía la Medicina se siente impotente en un gran número de casos», asegura.
Este año, él y su equipo han logrado, como decíamos al principio, eliminar el cáncer de páncreas en ratones, un tumor al que apenas el 5% de los pacientes sobrevive cinco años después del diagnóstico, lo que da una idea de la importancia de este hecho aunque sea en roedores, además de abrir nuevas puertas a su tratamiento. Porque, en sus propias palabras, «los avances en investigación no se producen con la asiduidad que a todos nos gustaría. Estas investigaciones no han sido el fruto de un año sino de casi toda una década, pues los primeros resultados de este trabajo los empezamos a obtener en 2010».
Entre los proyectos que en la actualidad ocupan su tiempo destaca varios centrados en los oncogenes KRAS que cree pueden llegar a tener una aplicación práctica. «Estos oncogenes están implicados en un 25% de todos los tumores humanos, incluidos el cáncer de páncreas, el de pulmón no microcítico y el carcinoma colorrectal. Además se da la circunstancia de que, a pesar del grandísimo esfuerzo de la industria farmacéutica durante la última década, todos los inhibidores contra estos tumores han fallado en ensayos clínicos. La razón de estos fracasos, como ya apuntamos hace tiempo, es que las dianas seleccionadas son esenciales para la vida por lo que su inhibición causa toxicidades aún peores que la quimioterapia. Nuestros estudios demostrando demostrando que la eliminación de la quinasa RAF1 induce un importante efecto terapéutico con toxicidades muy tolerables abre de nuevo la esperanza de poder desarrollar inhibidores selectivos que hagan revertir estos tumores sin causar excesivo daño a las células normales, el “Santo Grial” de toda terapia antitumoral», nos cuenta Barbacid.
Ahora, asegura, lo que hace falta es conseguir la financiación necesaria para poder llevar a cabo estos estudios, ya sea del Consejo Europeo de Investigación (ERC en sus siglas en inglés) o de organizaciones privadas, pues, lamenta, «me temo que la financiación del Ministerio de Ciencia va a seguir bajo mínimos».
De cara al futuro tan sólo se plantea un reto: seguir investigando. «Afortunadamente tengo la misma pasión por investigar que hace 20 años cuando volví a España a poner en marcha el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Por lo tanto, le pese a quien le pese, voy a seguir investigando mientras la cabeza y los recursos no me fallen. Este año se ha aprobado un fármaco, larotrectinib, muy eficaz contra el oncogén TRK que descubrimos en los años 80, por lo que ya puedo “presumir” de haber contribuido, aunque sólo sea minimamente, a mejorar las respuestas de aquellos pacientes de cáncer portadores de esta mutación. Ahora me gustaría que, durante esta nueva década que se nos abre, pueda ayudar a conseguir, ya sea directa o indirectamente, un fármaco eficaz contra los tumores causados por los oncogenes KRAS, algo que indudablemente tendría un grandísimo impacto en la larga lucha contra el cáncer». Palabra de Barbacid.