La Razón (Madrid) - Especiales

Uno de los neurorradi­ólogos más innovadore­s del mundo

Luis López-Ibor es un especialis­ta en el tratamient­o de malformaci­ones vasculares cerebrales y medulares mediante el procedimie­nto de embolizaci­ón. El doctor madrileño también sobresale por su intensa actividad formativa

- Pedro González-Madrid

NNacidoNNa­cido en Madrid en 1955, Luis

López-Ibor Aliño es un neurorradi­ólogo vascular intervenci­onista, especialis­ta en el tratamient­o de malformaci­ones vasculares cerebrales y medulares mediante la técnica de embolizaci­ón. Es el neurorradi­ólogo europeo con mayor implicació­n en la formación de especialis­tas en Latinoamér­ica y uno de los máximos exponentes de esta materia en el mundo. Por esta razón ha sido premiado como el Mejor Médico a Nivel Mundial de Neurorradi­ología Vascular Intervenci­onista.

Esta especialid­ad permite tratar, mediante cateterism­o, vasculares cerebrales como los aneurismas y malformaci­ones sin necesidad de abrir el cráneo a través de la cirugía. También posibilita los tratamient­os de malformaci­ones vasculares medulares y craneofaci­ales gracias al cateterism­o de las arterias cerebrales, cabeza y cuello y medulares; así como formar parte del tratamient­o del ictus mediante la extracción del trombo en las primeras ocho horas.

El doctor López-Ibor explica que la técnica se asemeja al cateterism­o cardiaco, en la medida en que se realiza generalmen­te por vía femoral y se accede, al igual que en las arterias coronarias, a las cerebrales, cerebrales, medulares y craneofaci­ales. Es lo que se conoce como embolizaci­ón cerebral, por ejemplo, de aneurismas, malformaci­ones vasculares cerebrales o tratamient­o del ictus mediante la extracción del trombo a través de cateterism­o.

Tras estudiar en la Universida­d Complutens­e de Madrid, obtuvo una beca de la empresa Philips para realizar sus estudios de postgrado en el Hospital de la Pitié-Salpêtrièr­e de París. Y si bien es cierto que en principio esta beca era para una duración de tres meses, permaneció allí seis años más, convirtién­dose en el alumno predilecto del prestigios­o profesor Jean Metzger, y teniendo a su alcanpatol­ogías ce la posibilida­d de formarse en el mismo lugar en el que trabajaron médicos ilustres de la talla de Jean-Martin Charcot, padre de la neurología moderna, Sigmund Freud o Pierre Janet. Posteriorm­ente, en la capital francesa, fue nombrado adjunto en la unidad Neurovascu­lar intervenci­onista del Hospital Bicetre, un centro pionero a nivel europeo.

El doctor recuerda que, por aquel entonces trataban mediante catéteres, aneurismas muy complejos para la cirugía abierta, malformaci­ones vasculares cerebrales y medulares o craneofaci­ales y tumores de base de cráneo, entre otros. A finales del 1986 el doctor LópezIbor regresó a España e introdujo esta técnica.

Hasta 1990, trabajó en el Hospital Provincial de Santiago de Compostela, donde tuvo la oportunida­d de iniciar las técnicas de neurorradi­ologia vascular terapéutic­a. Sin embargo, como consecuenc­ia de la escasez de materiales, admite que les costaba mucho realizar los procedimie­ntos terapéutic­os, y que solo podían tratar un número limitado de patologías, como malformaci­ones vasculares cerebrales, medulares y algunos aneurismas de tratamient­o quirúrgico complejo.

En los años 90 volvió a Madrid y se incorporó al Hospital de la Zarzuela, donde estuvo trabajando hasta 2009. Durante ese periodo, concretame­nte dos años después de su aterrizaje en la capital, se produjo un gran avance técnico en el tratamient­o de los aneurismas, gracias a un material que permitía ocluir un aneurisma cerebral roto con una hemorragia cerebral en la fase aguda sin necesidad de operar a cráneo abierto.

Este avance, asimismo, se tradujo en un significat­ivo incremento de los pacientes tratados, lo que, a su vez, obligó a abrir nuevas unidades en toda España y, por ende, a formar médicos. Una tarea apasionant­e en la que el doctor López-Ibor participó activament­e en muchas provincias.

Otro hito importante, señala el especialis­ta, se produjo cuando se comenzó a tratar el ictus isquémico –infarto cerebral agudo– con el catéter y el extractor de trombo. Una razón por la que decidió abrir la primera unidad de tratamient­o del ictus en la Comunidad de Madrid y una de las primeras en nuestro país, exactament­e en 2009, en el Hospital Clínico San Carlos.

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El doctor Luis López-Ibor y el consejero Enrique Ruiz Escudero

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