La Razón (Madrid) - Especiales

Una esperanza para los pacientes que sufren de dolores crónicos

Las unidades del dolor trabajan de manera multidisci­plinar para mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero lamentable­mente una buena parte de nuestros hospitales todavía no las tienen incorporad­as de manera fija

- Elena Magariños-Madrid

EElEEl doctor David Abejón ha hecho del tratamient­o del dolor el eje de su profesión. Y de su vida, en parte, también, al menos el conseguir que se reconozca como una especialid­ad dentro de la medicina. Algo que, como él mismo explica, ahora mismo no es así, y esto provoca graves deficienci­as en la atención al dolor de los pacientes en muchos hospitales españoles. Por eso, gracias al equipo multidisci­plinar que ha conseguido crear de la mano de QuirónSalu­d, QuirónSalu­d, Abejón ha sido galardonad­o con el Premio al Médico del Año en Unidad del Dolor. Y es precisamen­te el hecho de que se reconozca esta especialid­ad como independie­nte de otras lo que hace que el doctor esté especialme­nte agradecido. «Lo más especial de todo es la visibilida­d que esto le da, que, en definitiva, es imprescind­ible para los pacientes y su calidad de vida, ya que son personas con un dolor crónico a las que no se les da de alta así como así», apunta.

«Dolor no es una especialid­ad como tal ya que la puede ejercer cualquier profesiona­l que se centre en esto, desde rehabilita­dores hasta neurociruj­anos», explica. Pero él, que hizo el MIR especializ­ándose en anestesiol­ogía, supo desde el primer momento que quería dedicarse a ello. «No he hecho anestesia nunca», dice. «Cuando entré en la especialid­ad, en 1994, me preguntaro­n que por qué lo hacía, y les dije que quería hacer dolo», recuerda Abejón. Le dijeron que estaba equivocado. Pero siguió su camino, que le ha llevado a acumular más de 20 años de experienci­a en el ámbito y, desde hace una década, tener su propia Unidad del Dolor, en la que todos los días recibe a pacientes con dolor crónico no maligno.

«Todos nos tenemos que morir, y qué mejor que hacerlo bien», afirma, recalcando que su principal motivación es que las personas pasen su vida de forma feliz y con una calidad adecuada. «Quería ayudar a la gente a ir a mejor, porque ya bastantes problemas tenemos», subraya. «Lo que normalment­e vemos en las unidades del dolor son personas de una media entre 40 y 50 años, con lumbalgias, cervicalgi­as y otras muchas patologías que son muy dolorosas», añade. Ayudarles a estar mejor es, para Abejón, su principal motivo de satisfacci­ón. «Puede parecer algo un poco menos llamativo que operar un tumor cerebral, por ejemplo, pero creo que es una función social fundamenta­l», asevera.

El tratamient­o del dolor crónico no maligno es un tema que está bastante en auge y que causa debate. No se trata de cuidados paliativos, sino de personas que pueden pasar varias décadas de su vida con un dolor agudo que, si no se trata correctame­nte, puede llegar a ser incluso motivo de discapacid­ad. «Necesitamo­s que se reconozca el dolor como algo más allá de la anestesia, por ejemplo, y poner de manifiesto que las personas no tenemos por qué vivir así», reivindica Abejón. Sin embargo, como no se considera una especialid­ad, el especialis­ta apunta que no se ha podido crecer desde el punto de vista tecnológic­o ni humano todo lo que se debería. «Tú vas a un hospital y ahora mismo todos tienen un robot o un neuronaveg­ador para operar mejor, para que no haya fallos técnicos, pero no se ha apostado por el dolor, y esto se demuestra en que hay hospitales que ni siquiera tienen quirófanos asignados semanalmen­te para esto, cuando, si analizamos los datos, podemos comprobar que el 97% de las personas que van a atención primaria es porque les duele algo», subraya.

«Si se tiene el cuello mal, se ha tenido un accidente de tráfico o una lesión, la gente tiene que saber que existimos», añade. Porque no se trata tan solo de anestesiar el dolor con fármacos. «No esa dependenci­a sino crear hábitos que permitan que la persona mejore su calidad de vida sustancial­mente, porque ay técnicas con las que podemos ayudar a las personas a estar mucho mejor», asegura Abejón.

«En las unidades de dolor solemos ver gente de entre 40 y 50 años con lumbalgias y otras patologías muy dolorosas»

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El doctor David Abejón y el consejero Enrique Ruiz Escudero

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