La Razón (Madrid) - Especiales
RIVALIDAD SANA ENTRE AMIGOS EN LA NUEVA NORMALIDAD
Los casi 60 participantes disfrutaron el ansiado regreso al campo en una espléndida y soleada mañana de deporte en el Club de Golf ASR, en Los Ángeles de San Rafael, un enclave natural en plena Sierra de Guadarrama con el viento como principal adversario
EsEs difícil encontrar una mejor manera de volver a la nueva normalidad que disfrutar de un espléndido día de golf en el Club ASR en Los Ángeles de San Rafael (Segovia), un complejo esculpido en plena sierra del Guadarrama, para celebrar el XXXII Torneo de Golf de LA RAZÓN. La competición que organiza este diario es ya una tradición que se celebra cada pocos meses desde hace diez años. A pesar de ser un clásico, esta edición estaba claro que iba a ser diferente. No solo por el ambiente, sino por ser la primera que se celebraba tras el fin del estado de alarma.
Una vez hechas las presentaciones y los pertinentes controles de temperatura para garantizar la seguridad de los participantes,
el momento de demostrar quién ha aprovechado mejor los pocos días en los que se han podido practicar actividades deportivas tras el confinamiento.
Los 20ºC de temperatura y la brisa hicieron que el día no pareciera propio del mes de julio, al menos en sus primeras horas. El frescor mañanero sirvió para despertar a algunos participantes, pero también hizo que el calentamiento fuera más necesario que nunca. Ya desde la Casa Club se veía cómo la mayoría de los presentes aprovechaba para poner a tono sus músculos y articulaciones, pero también sus cuerdas vocales conversando sobre las ganas que tenían de volver a golpear la bola.
Uno no se da cuenta de cuánto echa de menos este deporte hasta que vuelve a oler el aroma de la hierba húmeda a primera hora de la mañana. «Empecé hace ya diez años y desde entonces no puedo parar», reflexionaba uno de los participantes minutos antes del comienzo de la competición. También era el momento para las bromas: «El día que sepa jugar, tendré que dejarlo», replicó uno de los compañeros del equipo, que lleva cerca de 20 años practicando golf.
Con los 17 equipos y los cerca de 60 participantes en sus respectivos hoyos de salida, el director de Golf del Club ASR, Eduardo Tapia, inauguró la jornada con el chupinazo que marcó el comienzo del torneo. Los primeros golpes dieron paso a los alardeos y los recuerdos de las competiciones de antes de la pandemia.
Un parón como el que hemos vivido afecta a cualquiera, por lo que los golfistas se mostraron muy prudentes a la hora de prollegó nosticar cómo sería su desempeño en la competición. Pero las bromas y los elogios no tardaron en aparecer en cuanto se sucedieron los primeros golpes.
El viento, que era un buen aliado antes de la competición, se convirtió en un adversario más a superar, sobre todo en el hoyo 11, donde soplaba en contra y desviaba las bolas a su antojo. Los participantes con mayor atino celebraban un golpe realmente difícil de controlar: «Están jugando de maravilla», elogiaban sus compañeros de equipo. Otros no tuvieron tanta suerte. Y es que en esto del golf hay que levantarse con bien pie para que las bolas no se den un refrescante chapuzón en uno de los lagos del club o caigan en un búnker estratégicamente colocado para complicar la mañana a más de uno.
Los hoyos iban pasando y el viento se fue calmando, dando paso a un clima algo más propio del mes de julio, por lo que los pocos que se animaron a recorrer los 18 hoyos a pie quizá se estaban arrepintiendo de su decisión. No obstante, el entorno natural, con el embalse de los Ángeles al norte y el granito milenario de la Sierra de Guadarrama al sur, invitaban a disfrutar de la belleza del paisaje con más detenimiento. Además, el campo contaba con lugares estratégicos para recargar las pilas.
Sin embargo, varios participantes aprovecharon cualquier lugar para disfrutar del almuerzo que el Club se encargó de repartir durante el juego. «Hay que reponer fuerzas y continuamos», comentaba uno de los golfistas mientras quitaba el envoltorio.
EL AROMA DE LA HIERBA HÚMEDA A PRIMERA HORA DESPERTÓ LOS SENTIDOS DE LOS CERCA
DE 60 PARTICIPANTES QUERÍAN DISFRUTAR AL MÁXIMO DEL PRIMER TORNEO DE GOLF CON PREMIOS TRAS EL CONFINAMIENTO
Con las energías renovadas, la rivalidad se alternaba con consejos de aquellos que abrían los hoyos. «En este es mejor un hierro 6», se lamentó un participante al no quedar satisfecho con su golpe. «Esa gana el premio al mejor aproach», vaticinó otro golfista, segundos antes de que la bola de su compañero cayera en el «green».
La brisa del trayecto entre hoyo y hoyo en el «buggy» hizo más llevadera la jornada, sobre todo a partir de las 12 de la mañana. A pesar de que el mercurio no paraba de subir, las fuerzas de los participantes no decayeron y los hierros cortaban el viento con más fuerza todavía. Eso sí, los ánimos de unos y otros demostraban el rumbo que estaba tomando su partida. «Vais a ver el mejor swing que existe», alardeó uno de los integrantes del equipo 2. Otros, con menor fortuna, se lamentaban: lamentaban: «¡Vaya día más malo estoy teniendo!», exclamó un jugador que necesitó dos golpes en el «green». Uno de sus compañeros se mostró más animado y se atrevió, incluso, a compararse en tono irónico con Tiger Woods.
Salvando las distancias, el nivel de los participantes fue alto; y eso que el XXXII Torneo de Golf de LA RAZÓN era la primera competición con premios que se celebraba en Madrid tras el fin del estado de alarma. Pero los premios, al final, son lo de menos cuando por fin podemos volver a practicar un deporte que nos apasiona.