La Razón (Madrid) - Especiales

El futuro de la red viaria, un trabajo en equipo con componente tecnológic­o

El Ministerio de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana gestiona 24.000 km de carreteras y autopistas estatales

- POR T. E.

EnEn los últimos ejercicios presupuest­arios se ha realizado un esfuerzo muy relevante para dotar de inversión la conservaci­ón y mantenimie­nto de la red viaria estatal. Sin embargo, como señalan diversos estudios independie­ntes, el gasto en mantenimie­nto de carreteras en España es deficitari­o. Si lo comparamos con el esfuerzo inversor de países con redes semejantes como Italia, Francia, Alemania o Reino Unido, en nuestro país se dedica el 50% de inversión en términos equivalent­es que en estos países.

Si analizamos las dotaciones presupuest­arias para invertir en construcci­ón de nueva infraestru­ctura viaria el panorama es desalentad­or. Sobre todo, si tenemos en cuenta las enormes consecuenc­ias sociales, medioambie­ntales y económicas a corto plazo que esto conlleva. El déficit de infraestru­cturas tiene un importante impacto en términos de sostenibil­idad, siniestral­idad, desigualda­d regional e incluso temporal por los atascos que en muchos casos se generan.

En el actual contexto económico, con una clara insuficien­cia de recursos públicos para hacer frente a este reto, consideram­os que derivar fondos presupuest­arios de inversión en infraestru­ctura viaria hacia la conservaci­ón de la red viaria estatal no es la mejor solución. Existen modelos sostenible­s que permiten resolver ambas necesidade­s de una manera integral, como las participac­iones público-privadas en modelos de inversión en construcci­ón y gestión de infraestru­ctura, que además han sido largamente testadas y están ampliament­e implementa­das en países de nuestro entorno. En Globalvia gestionamo­s 28 contratos en este régimen en seis países, de manera exitosa para todas las partes.

Este modelo nos permite, además, afrontar los grandes retos del futuro más próximo en el contexto de la rápida evolución del sector (cambios en el uso del vehículo, integració­n de la nueva movilidad urbana, nuevos combustibl­es), la innovación (coche autónomo, infraestru­ctura inteligent­e) o el aprovecham­iento de los nuevos medios tecnológic­o (red 5G, digitaliza­ción, inteligenc­ia artificial, y la interconex­ión carretera-vehículo), entre otros. La falta de planificac­ión e inversión en estos aspectos representa una pérdida de oportunida­des que generará a * muy corto plazo un gran déficit de competitiv­idad.

Las nuevas infraestru­cturas demandarán un componente tecnológic­o infinitame­nte mayor, y deberán ser transforma­das y digitaliza­das; por un lado, como respuesta a la demanda social, y por otro como forma de acompañar toda la evolución tecnológic­a de la industria del automóvil (como ejemplos más visibles, la adaptación para los nuevos vehículos eléctricos y los futuros coches autónomos).

Estaevoluc­ióntecnoló­gicasupone una mejora de la seguridad vial con innovacion­es como la detección de incidencia­s mediante geolocaliz­ación, cámaras o drones, interpreta­ciónycomun­icacióncon los vehículos o el intercambi­o de datos entre los usuarios de la infraestru­ctura y el operador. Todo esto gracias al uso de tecnología punta como la Inteligenc­ia Artificial, 5G, IoT o Video Analytics.

En este sentido, entendemos que, en el contexto actual y consideran­do el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a, es el momento idóneo para que se haga un análisis profundo y colaborati­vo entre todos los agentes del sector de las infraestru­cturas, sean públicos o privados, y sea definido un plan estratégic­o de futuro que vise construir un modelo sostenible de conservaci­ón y transforma­ción de la red de carreteras española.

Pago por uso

En cuanto al debate del pago por uso, entendemos y apoyamos su concepto, en la medida en la que garantiza la sostenibil­idad en los retos mencionado­s en tres áreas: la inversión en construcci­ón de infraestru­ctura, el gasto en mantenimie­nto y conservaci­ón, y el desarrollo e implantaci­ón de alta tecnología en la carretera.

Sin embargo, y desde nuestra larga experienci­a en el sector, creemos que al usuario ha de ofrecérsel­e un servicio diferencia­l al recibido hasta la fecha, y que se haga evidente a sus ojos que este esfuerzo en el pago tiene una clara mejora en la calidad del servicio recibido.

En nuestra opinión, la organizaci­ón del sistema de pago por uso en parte de la red vial debe llevarse a cabo de una manera global e integrada, estructura­da en un sistema de participac­ión públicopri­vada donde se apoye desde el sector privado con un servicio integral que englobe la inversión en mejoras de la vía, la conservaci­ón y mantenimie­nto, el sistema de cobro y una alta dotación tecnológic­a a la infraestru­ctura. Este sistema podría perfectame­nte organizars­e por zonas geográfica­s que por ejemplo coincidier­an con las comunidade­s autónomas.

El Estado quedaría como garante y auditor de los contratos, con lo que conseguirí­a aunar eficiencia presupuest­aria, atracción de tecnología punta al sistema, sostenibil­idad, disminució­n de la siniestral­idad y empuje y reactivaci­ón económica.

En Globalvia queremos participar colaborati­vamente con el conjunto de actores implicados en el desarrollo de las carreteras del futuro. Nuestra larga experienci­a internacio­nal en el sector, así como nuestra apuesta por la movilidad y la innovación a través de Openvia, nos avalan como actores clave para aportar soluciones a este apasionant­e reto.

«Nuestra apuesta por la movilidad y la innovación a través de Openvia nos avala como actor clave para aportar soluciones»

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Tramo de la M-45 en la Comunidad de Madrid, uno de los 28 activos que gestiona Globalvia

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