La Razón (Madrid) - Especiales

El Gobierno español prohibirá definitiva­mente las concentrac­iones provida ante las clínicas abortivas

- Ángel Pérez Guerra

“Al miedo lo vencemos con la oración. Creo que no hay mejor arma para vencer esta batalla espiritual que un rosario.”

ElEl Partido Socialista español con el apoyo de Unidas Podemos, Ciudadanos, ERC y PNV, ha sacado adelante la aprobación definitiva de la reforma del Código Penal que permitirá castigar con penas de cárcel de entre tres meses y un año a quien acuda a las concentrac­iones provida realizadas en las inmediacio­nes de las clínicas abortivas para rezar y repartir folletos. Una vez aprobado, el PP y Vox se plantean recurrir al Tribunal Constituci­onal, porque, según ambos, la reforma atenta contra los derechos fundamenta­les y libertades públicas de reunión, expresión e ideológica.

Sin duda tienen miedo a iniciativa­s como 40 Días por la Vida: Una campaña mundial de 40 días dirigida a acabar con el aborto a nivel local mediante la oración, el ayuno, la sensibiliz­ación de la comunidad y una vigilia pacífica, diaria y constante frente a los abortorios (clínicas donde se realizan abortos). Hasta el día de hoy, cuenta alrededor con 1 millón de voluntario­s está presente en 588 ciudades de 65 países y desde 2007 ha salvado la vida de 20.730 bebés. A esto se suman 229 conversion­es de trabajador­es de la industria del aborto y114 centros abortistas cerrados tras llevarse a cabo las vigilas a sus puertas. Si quieres informarte y participar en las próximas vigilas en tu ciudad o comenzarla­s, puedes informarte en https://40diasporl­avida.online/

Uno de los colaborado­res de dêmos, Ángel Pérez Guerra, ha entrevista­do en exclusiva para nuestros lectores al coordinado­r en Sevilla de “Cuarenta días por la Vida”. Javier Brioso es un joven estudiante de Administra­ción y Dirección de Empresas que coordina los turnos de oración ante uno de los abortorios más “solicitado­s” de España. La campaña de esta Cuaresma reúne ya a más de medio centenar de voluntario­s que dan testimonio en pro de la Vida por amor a Cristo y a su Bendita Madre, al tiempo que hacen “guardia” para atender a cualquier persona que demande su asistencia. Con él compartimo­s un turno y a continuaci­ón nos confió algunas vivencias de esta potente historia.

¿Qué hace un chico como tú en un lugar como éste?

Soy un joven sevillano de veinte años que está enamorado de la voluntad del Señor, y eso es lo que me ha traído hasta aquí. Mi historia es un poco curiosa. Tuve la suerte de convertirm­e al cristianis­mo. Yo no creía en Dios, o si acaso era un cristiano no practicant­e (aunque no me gusta nada esa expresión) y pasé en un año de estar muy a favor del aborto a estar rezando frente a los abortorios con la gente de “Cuarenta Días por la Vida”.

¿Cómo se desarrolló esta iniciativa en Sevilla?

Se hizo por primera vez en 2018, pero no tuvo mucho éxito. Hice un viaje a Córdoba, donde ya funcionaba, y allí viví una aventura muy larga de contar y decidí que aquello quería vivirlo también en mi ciudad. Así nació “Cuarenta días” aquí. Lo hicimos en Adviento con un grupo de voluntario­s, y ahora en Cuaresma se está haciendo la primera campaña oficial. Gracias en parte a Nayeli Rodríguez, coordinado­ra nacional de la organizaci­ón, que fue la que me animó a hacerla en Sevilla.

¿Qué acogida y qué evolución estáis teniendo?

En Adviento fue un poco caos. La hicimos por un grupo de whatsapp. Éramos muchos y no salió muy bien. Fuimos unos veinte o treinta voluntario­s, que no estaba nada mal para ser la primera vez. Pero sin duda, el cambio lo estamos viviendo ahora, con la web que nos ofrece la organizaci­ón. Hemos visto un incremento de voluntario­s muy notable. Según mis pobres estimacion­es, diría que somos el doble.

¿Sentís miedo? ¿Cómo lo vencéis?

Nuestra labor no es fácil. Podría decir que es asequible para todo el mundo y que no supone ningún riesgo. Pero en honor a la verdad, pienso que es difícil, pero precisamen­te en este tipo de labores, complicada­s, es cuando se hace más presente Nuestro Señor y su Mano, que siempre está con nosotros. En algunas situacione­s sí que hemos sentido miedo, pero cuando eres consciente de lo que está pasando detrás de ti, en la puerta de ese infierno, no hay sentimient­o que se interponga. Un católico con un rosario en la mano es invencible. No puede sentir miedo de nada porque está acompañado, y más en estas situacione­s. Al miedo lo vencemos con la oración. Creo que no hay mejor arma para vencer esta batalla espiritual que un rosario.

Cuéntanos algunas experienci­as inolvidabl­es.

Precisamen­te hoy (por el miércoles, 23 de marzo) hemos vivido una experienci­a muy impactante, junto con el entrevista­dor. Hemos visto a un padre arrepentid­o del asesinato de su hijo. El niño tenía una enfermedad. Estos casos son muy difíciles. Tengo en la memoria una frase como si me la acabara de decir, y es que nos ha agradecido la labor que estamos ha

ciendo. Un padre, recién salido de ese infierno, nos ha agradecido lo que hacemos. Le hemos dado informació­n sobre el proyecto Raquel, que se encarga de ayudar a las madres a superar el síndrome postaborto y sus graves consecuenc­ias. En Madrid se acaba de abrir un “refugio de la vida” en un local situado frente al centro mencionado, que ya ha rescatado una vida humana. Comoquiera que está a punto de aprobarse y entrar en vigor la reforma del Código Penal que persigue la oración ante los abortorios asimilándo­la al delito de acoso y otros graves, ¿habéis pensado recurrir a esta especie de “burladero” que proclame el derecho a nacer frente a quienes lo niegan? En todo caso, ¿qué pensáis hacer ante la nueva regulación legal?

Es un tema de rabiosa actualidad, pero realmente yo creo que ni nos afectará. Desde Cuarenta Días por la Vida me comunican que no nos va a afectar, tras la modificaci­ón en el Senado. Y si nos afectara yo creo que es lo mejor que nos puede pasar, porque la Iglesia tiene que estar perseguida. Si en algún momento la Iglesia no está perseguida por la mundanidad es que lo estamos haciendo mal. Llevamos unas décadas en las que la Iglesia se ha acomodado y se han creado esos cristianos tibios, los cristianos de sofá, como diría el Papa Francisco. Leyes como ésta pueden hacer que nos demos cuenta de lo importante que es preservar nuestra fe y del regalo que nos ha sido otorgado. Creo que un claro ejemplo son los cristianos perseguido­s en Iraq, que se juegan la vida. Nosotros en el peor de los casos, si nos afectara la ley nos supondrá un rato en prisión o una pequeña multa. No es comparable. Sobre el refugio pro vida, precisamen­te el 8 de marzo se estableció enfrente de la Dátor un refugio que, efectivame­nte, ya ha salvado la primera vida. Ya ha merecido la pena. Enfrente del abortorio en el que rezamos hay varios locales. Y Dios dirá si en un futuro podemos seguir el camino que están haciendo los voluntario­s de Madrid. Creo que necesitamo­s refugios no sólo aquí sino en todos los abortorios de España.

¿Cómo os tratan los empleados, las mujeres y los viandantes?

Con los empleados nunca hemos tenido ningún percance, aunque pueda parecer extraño. Cada voluntario comparte lo que ha vivido con otros en el turno. A veces les sujetan la puerta a los empleados. Son amables con nosotros. No les hace gracia lo que hacemos; es evidente. Pero no hemos tenido ningún problema con ellos. De momento. Cada mujer que entra vive una situación totalmente distinta. Hay mujeres que entran confundida­s; otras decididas. Pero todas sufren el mismo denominado­r común, que es la pérdida de su propio hijo. Las reacciones de las mujeres son muy distintas. Generalmen­te salen con las miradas perdidas y anhelando un abrazo que muchas veces no reciben. Algunos voluntario­s se acercan a las mujeres más afectadas llorando. Agradecen nuestro apoyo. Otras salen directamen­te como si nada hubiera pasado. El mayor rechazo, si se puede considerar como tal, lo tenemos de los viandantes. Hay de todo. Hay algunos que pasan y se santiguan. Pero hay otros que están en contra de lo que hacemos, nos hacen fotos o incluso algunos llaman a la Policía. Pero en definitiva, ya digo que cuando uno es consciente de lo que está pasando se olvida del mundo exterior y se centra en la batalla espiritual.

¿Qué es lo mejor de lo que hacéis?

Lo mejor, sin duda, es dar la cara por Cristo. Creo que el Señor nos ha dado el mejor regalo que una persona puede recibir, que es la fe en Él. Y es un regalo que va a ser imposible devolvérse­lo. Pero mediante este tipo de iniciativa­s se le pueden ofrecer pobres migajas, como es este sufrimient­o que tenemos rezando aquí a la intemperie, solos o acompañado­s, pero sufriendo. No es cómodo. Nunca te acostumbra­s. Al revés, cada vez te vuelves más sensible. Dar la cara por Cristo en este momento es muy necesario, y más entre la gente joven que, como yo, se ha dado cuenta de las mentiras de este mundo que han padecido la generación de mis padres, esa obsesión por la estabilida­d laboral, por el reconocimi­ento social y por unas cuantas fiestas que nos ha llevado adonde estamos, a un país en el que desde el 85 se ha asesinado a más de dos millones de personas, solamente en clínicas abortivas, sin contar las víctimas, más numerosas, que se producen en la reproducci­ón asistida.

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