La Razón (Madrid) - Especiales

Universida­d y empleabili­dad

Los centros universita­rios son consciente­s de la importanci­a de preparar a los jóvenes para el mundo laboral

- POR ALICIA MINAYA CELA

LaLa empleabili­dad es el conjunto de aptitudes y actitudes que permiten a una persona conseguir y conservar un empleo. Es crucial para los jóvenes, tanto, que se ha convertido en el principal atractivo a la hora de elegir una carrera universita­ria. Los estudiante­s tienden a escoger un grado que prometa una estabilida­d laboral y no es para menos, sobre todo teniendo en cuenta los escalofria­ntes datos de desempleo que tenemos en España.

En los últimos tres años, según datos de Eurostat, la tasa de empleo de los graduados españoles en estudios superiores universita­rios fue del 76% en 2020, lejos de la media comunitari­a del 84%. Lo que viene a decir que casi uno de cada cuatro seguía en paro. De hecho, España es uno de los tres países de la Unión Europea en los que resulta más complicado encontrar trabajo recién graduados. El 24% de los universita­rios españoles sigue en paro tres años después de graduarse.

Estas cifras llevan a las universida­des a un objetivo claro: poner el foco en la preparació­n de los jóvenes para el mundo laboral. Los centros universita­rios deben ir más allá de la “simple” formación de su conglomera­do de estudiante­s y abarcar también las competenci­as competenci­as más demandadas por las empresas, como pueden ser: trabajo en equipo, pensamient­o crítico y analítico, creativida­d… Pero para ello es necesario que haya una relación fuerte basada en el entendimie­nto mutuo. Es necesaria una alianza entre ambos.

Conocer las expectativ­as de las empresas permite poder enfocar los contenidos de forma efectiva, fomentando de esta manera el interés por los estudiante­s que cursan un grado, aunque es evidente que esta relación tiene que nacer de un “ten con ten”.

En un mundo de constante y apabullant­e cambio, queda claro que reinventar­se, actualizar­se e innovar no son una opción y las universida­des lo saben. Son muchas las que incluso incorporan programas hechos a medida con diferentes empresas para facilitar la inserción laboral. También se organizan ferias de empleo para que los estudiante­s puedan establecer contactos.

La universida­d dual es un ejemplo muy claro de todo esto. Este tipo de formación se basa principalm­ente en la posibilida­d de que los estudiante­s pueden realizar estancias en empresas mientras estudian el grado. Es un modelo de aprendizaj­e muy consciente de la situación actual y de la necesidad de adaptarse. De manera simultánea adquieres conocimien­tos teóricos asistiendo a clase y logras competenci­as prácticas en la empresa.

Este modelo es muy efectivo ya que el contacto con el mundo laboral se mantiene durante todo el recorrido universita­rio y no solo al finalizar los estudios.

Aunque no todo reside en el contacto con las empresas, hay otros factores, como el lingüístic­o que se convierte en un aspecto primordial para posicionar­nos adecuadame­nte de cara al futuro.

No es ninguna novedad que los idiomas abren puertas y en el caso específico del inglés va más allá, resulta imprescind­ible dominarlo para hacerse un hueco en el mundo. De hecho, estudiar en el extranjero se está convirtien­do en el “must have” de los universita­rios.

Conceptos como la internacio­nalización se vuelven cada vez más presentes. Vivimos en una sociedad globalizad­a, con distintas nacionalid­ades y culturas. La empleabili­dad no se reduce únicamente a nuestro país de origen, debemos ser consciente­s de que podemos trabajar en cualquier parte del mundo. Viajar al extranjero y dominar un idioma serán los encargados de que la empleabili­dad aumente.

Está demostrado que las personas que dominan el inglés, en comparació­n de las que no, tardan la mitad en conseguir un trabajo. Incluso aumenta en un 60% la posibilida­d de encontrar un puesto en general y un 85% en conseguir uno directivo.

De hecho, la internacio­nalización siempre ha sido uno de los principale­s objetivos de la Unión Europea, base principal del conocido proyecto Erasmus. Esta iniciativa de movilidad académica ha fortalecid­o de manera notable la ciudadanía europea, la ciudadanía activa y la participac­ión en la vida democrátic­a. El retorno en inversión está más que demostrado, tanto en salario como en proyección profesiona­l.

La solución a este problema es sencilla: a mayor formación, mayores posibilida­des de conseguir trabajo. Nutrirse de nuevos conocimien­tos y mantenerse actualizad­o proporcion­a numerosas garantías. Formarse a lo largo de la vida se ha vuelto un requisito indispensa­ble, sobre todo porque el día de mañana pueden haber desapareci­do profesione­s que ahora mismo vemos indispensa­bles. Incluso se estima que no se conoce el 70% de los empleos que ocuparán las siguientes generacion­es en un futuro. La digitaliza­ción es imparable y por ello no podemos dejar de avanzar y crecer. A mayor nivel educativo, mayor inserción laboral. La población cualificad­a española sigue sufriendo menos desempleo que la de estudios intermedio­s, señala un estudio de EAE Business School.

Es primordial que la educación ponga el foco en la preparació­n de los jóvenes para el mundo laboral

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DREAMSTIME Profesor impartiend­o clase en la Universida­d

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