La Razón (Madrid) - Especiales
España se enfrenta a sus fantasmas
El catedrático de Economía Juan Iranzo ofreció un análisis histórico de la actual situación económica
LosLos problemas de la economía actual no son nuevos. Estos mismos problemas se manifestaron en el siglo XIX: la quiebra de la hacienda pública, el altísimo déficit y la deuda pública, provocada por diferentes acciones, nos llevaron a establecer leyes desamortizadoras para obtener fondos y reducir así la deuda. Aquellos fantasmas re viven hoy, y son los mismos,en origen, que los de entonces. Hoy se manifiestan en la intervención de la actividad económica, la desconfianza en la empresa, la vulnerabilidad energética y los problemas de población.
También, al igual que nuestros fantasmas, siguen ahí también los arbitristas, aquellos que ya entonces encontraban soluciones «mágicas» para estos problemas. Nos enfrentamos, así y una vez más, a los mismos problemas. Veremos si esta vez lo hacemos de la forma adecuada.
La inseguridad jurídica pone en peligro el estado de derecho, pues ya no hay división de poderes y se terminan penalizando las decisiones de consumo e inversiones, que quedan en entredicho. De esta manera no hacemos más que mandar mensajes negativos a los inversores internacionales. El último, el impuesto de solidaridad sobre las grandes fortunas. La Justicia tiene que ser rápida, predecible y ejecutable para que sea eficiente desde el punto de vista económico.
El derecho de propiedad está en entredicho. ¿Cómo es posible que desde el Gobierno se hable del derecho del okupa, o del que no paga el alquiler? Como con los arbitristas, se establecen normas que favorecen al infractor. En el alquiler ha habido una contracción de la oferta de casi un 40%, lo que ha provocado un aumento de la economía sumerg sumerg ida y un aumento de los precios del alquiler libre.
Se está demonizando la actuación del empresario, que produce eficientemente bienes y servicios, genera empleo, paga sus impuestos y remunera adecuadamente a sus accionistas. Ese es su papel, es lo que crea riqueza y se le está persiguiendo por ello.
Exceso normativo
Vivimos hoy un exceso de regulación. Un estudio reciente del Instituto de Estudios Económicos demuestra que el exceso de regulación provoca un coste en el sector de la distribución comercial de 8.200 millones de euros. Si esto desapareciera, la inflación bajaría un 1,9%, la renta disponible de cada español aumentaría 400 euros al año y la recaudación fiscal aumentaría 600 euros.
Tenemos un exceso de presencia del sector público en la actividad económica. Jamás pensé en ver que el gasto público superase el 50% del PIB. Nunca pensé que la deuda pública superara los niveles de 1898. La presión fiscal está por encima de la media europea, en el 42%, tres décimas por encima de la media europea. No somos atractivos desde el punto de vista fiscal, lo que disuade a los inversores extranjeros. Sin embargo, hemos incrementado el empleo público. El 60% del empleo creado en los últimos meses es público. Ahora contamos con 3,2 millones de empleados públicos.
Además, estamos creando una importante vulnerabilidad energética, pues no hemos conseguido corregir la dependencia de los hidrocarburos. Hay que fomentar las energías renovables, pero hasta que no optimicemos la generación de hidrógeno no conseguiremos una energía renovable rentable. Y, también, hay que alargar la vida útil de las centrales nucleares. Europa ha dicho que la energía nuclear es limpia, pero España no lo acepta.
Contamos con una enorme rigidez del mercado de trabajo, otro de nuestros fantasmas. Cuanto más se protege al trabajador menos empleo se crea. Se ha acabado con los contratos temporales en una economía estacional como la nuestra. Con la reforma laboral penalizamos el empleo y fomentamos la economía sumergida. El sistema financiero necesita conectar el ahorro con la inversión.
El grave problema de envejecimiento de la población es un fantasma más. Vivimos unas 725.000 horas. De esas, trabajamos como máximo 60.000 horas. Con ese número de horas trabajadas es imposible financiar el resto de las horas que vivimos. Hay que mantener un sistema sanitario con un crecimiento de las enfermedades crónicas. Necesitamos una sanidad eficiente.
El sistema público de salud solo es sostenible con la colaboración público-privada.
Estamos bajo la tutela y el peligro de la urgencia climática. Es este un sistema para imponer el totalitarismo. Hay que buscar el equilibrio entre crecimiento económico, cohesión social y protección del medioambiente. Si se incide en exceso sobre uno de los vértices, el sistema colapsa. El dilema es si hay que dedicar recursos ala naturaleza o hay que destinar los recursos a prepararse para lo que nos viene.
No tenemos información estadística. Por primera vez, tenemos dudas sobre la realidad de las estadísticas. Estamos pendientes de conocer el PIB del pasado año incluyendo diciembre. Los datos del paro no incorporan a los fijos discontinuos. Necesitamos respuestas racionales a los graves problemas por los que atraviesa la economía española.
«Los fantasmas que acecharon a nuestro país durante el siglo XIX son los mismos que encontramos hoy»
«Los arbitristas buscan, como en el pasado, soluciones mágicas que acaban siendo peores que el propio problema»