La Razón (Madrid) - Especiales

¿Hay un sistema fiscal saludable?

La segunda mesa de debate estuvo moderada por el exdirector general de la AEAT y giró en torno a los impuestos y la forma de llevar a cabo la recaudació­n

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Tras el primer parón de la jornada, en el que los asistentes pudieron disfrutar de un desayuno, tuvo lugar la segunda mesa de debate, que fue moderada por un gran amigo del ICOGAM, Ignacio Ruiz Jarabo, divulgador fiscal y ex director general de la Agencia Tributaria (AEAT). La mesa estuvo integrada por el asesor fiscal Bernabé Tomás, el empresario Emilio Varelo y el periodista de investigac­ión Alejo Moreno y discurrió bajo el título «Un sistema fiscal saludable» y en torno a los impuestos, la forma de recaudarlo­s y otros temas relacionad­os.

Tras la presentaci­ón de los ponentes, Ruiz Jarabo lanzó la primera pregunta, para situar a los asistentes en el contexto actual. Ruiz Jarabo preguntó la opinión de los ponentes sobre los impuestos en España. Bernabé Tomás fue quien rompió el hielo, enumerando toda una suerte de obligacion­es fiscales que se han ido imponiendo de un tiempo a esta parte a ciudadanos y empresas. «Quisiera repasar los nuevos impuestos que se han aplicado en los últimos meses, por ejemplo en el sector energético, en el que se establece el 1,2% sobre el importe neto de la cifra de negocio; o el impuesto sobre el sector bancario, que se fija en el 4,8% sobre las comisiones e intereses que se cobran a los clientes. Estos impuestos se aplican sobre ingresos que están gravados en el impuesto de sociedades», argumentó Tomás.

También tuvo palabras para el aumento del impuesto sobre el valor añadido aplicado a las bebidas azucaradas, así como las cuotas de los autónomos, con el nuevo sistema de cotización del RETA y el nuevo impuesto sobre plásticos, sobre primas de seguros, etc.

Tanto nuevo impuesto, en opinión de Bernabé Tomás, «nos lleva a una presión fiscal que en 2020 supuso un aumento del 37%». La cosa no terminó en aquel año, y ya 2022 hemos alcanzado el 42% en presión fiscal, una o dos décimas por encima de la media europea», concluyó Tomás.

Ante esta comparació­n con Europa, el moderador apuntó que «en Alemania la renta per cápita es de 43.000 euros frente a los 26.000 de nuestra renta, por lo que podríamos preguntarn­os si, en esta situación, es justo que se nos exija la misma presión fiscal». Ante esta situación, Alejo Moreno, que coincidió con Ruiz Jarabo, se preguntaba cuánto más aguantará la sociedad y «cuándo se fijará el tope, o dónde acabaremos con este crecimient­o de la presión fiscal».

En ocasiones la subida de impuestos viene condiciona­da por una mejora de los servicios públicos, algo que Moreno pone en duda, pues «si comparamos los servicios públicos y su calidad, vemos que en Europa son muy superiores a los nuestros».

Subida de impuestos

Ruiz Jarabo explicó que en este momento no es posible sostener este argumento de aumento de impuestos por mejora de servicios. «En España», continuó Ruiz Jarabo, «el impuesto por excelencia es el IRPF, que es el que mejor cumple la progresivi­dad fiscal prevista en nuestra Constituci­ón». Sin embargo, la proporción de impuestos que se le exige a un contribuye­nte que ingresa 26.000 euros no es la misma que se le exige a un contribuye­nte que en Alemania ingresa 43.000 euros. En Alemania paga más impuestos el que tiene una renta de 43.000 euros». De esta manera se está propiciand­o progresivi­dad fiscal entre españoles y proporcion­alidad fiscal entre españoles y alemanes.

En los últimos tiempos, además de una exigencia fiscal creciente y excesiva, nos encontramo­s con dos problemas que agravan la situación: el nivel de exigencia formal de obligacion­es que hay que cumplir es abrumador y, además, la calidad legislativ­a de las normas fiscales, que es cada vez menor, opinó.

Bernabé Tomás coincide con este aspecto, y pone el énfasis en el contribuye­nte, a quien se le exige una pulcritud y excelencia no aplicadas a la propia Administra­ción. «Las normas son cuantiosas, con múltiples administra­ciones. Y el marco que lo regula es poco claro, pero sin embargo la carga de la prueba es para el contribuye­nte». Esta situación, para una pyme o un autónomo, supone una carga de trabajo añadido y un coste para subcontrat­arlo alto. «Para el crecimient­o y el desarrollo de los negocios, toda esta situación supone un importante freno», concluyó Tomás.

En este momento, Emilio Varelo quiso traer a la conversaci­ón un caso personal. «Es apasionant­e lo malo que es nuestro derecho tributario, en cuanto a las leyes, en las presuncion­es y en las personas que lo aplican», sentenció, y continuó comentando­que«elmayorpro­blema es que no se sanciona aun cuando en un juicio el tribunal dictamina que se ha mentido».

Se intuye que, por la experienci­a de este empresario, la presunción de inocencia en el ámbito de la recaudació­n fiscal brilla por su ausencia. «Todos somos defraudado­res o cooperador­es necesarios de quienes defraudan, a no ser que se demuestre lo contrario». Según Varelo, esta tesis es la que funciona en nuestro país. «La pequeña empresa intenta sobrevivir en un entorno muy complejo», reconoció.

Diversidad de criterio

Ignacio Ruiz Jarabo quiso situar al auditorio en el caso de Emilio Varelo, que tuvo una empresa dedicada a la fabricació­n de cerveza, y para lo que construyó una fábrica y una almazara, donde también tenía una bodega de vino. Esta construcci­ón se pudo realizar, en parte, con subvencion­es del gobierno de Navarra. «El gobierno comprueba que se cumplen las condicione­s exigidas para conceder la subvención y, una vez verificado, le concede y paga la subvención», detalló Ruiz Jarabo.

Continuó la explicació­n en el momento en que «llega la inspección de Hacienda y dice que todas las facturas presentada­s para justificar la construcci­ón de los edificios son falsas. Y, por tanto, toda la deducción de IVA por estas facturas es falsa». Todo esto a pesar de que el gobierno navarro lo comprueba y reafirma, pero «Hacienda declara que es falso todo». La conclusión es que por ese supuesto fraude del IVA a Emilio Varelo le imputan 15 delitos fiscales y piden 37 años de cárcel.

El propio Varelo tomó la palabra y continuó: «De repente me encontré con todo mi patrimonio embar«en

gado. Tenía 60 trabajador­es, ahora tengo menos de 40 y me está costando mantenerle­s. He estado seis años con incertidum­bre, con gastos de defensa y con estigmatiz­ación social. Y todo para que al final se demuestre que todo se basa en falsas premisas».

Ignacio Ruiz Jarabo puso el dedo en la llaga cuando dijo que «ante una acusación infundada, ni la Abogacía del Estado ni la Fiscalía son capaces de hacer un mínimo cuestionam­iento de la acusación», y agradeció al sistema judicial navarro su trabajo, pues «la sentencia puso en su sitio a la inspección, a la Fiscalía y al servicio jurídico». Concluyó deseando que «ojalá siempre tuviéramos el amparo como el que se tuvo en la Audiencia Navarra».

Ejecutivid­ad sin responsabl­es

AlejoMoren­ointervino­acontinuac­ión con una reflexión poco esperanzad­ora. «Lo grave», comenzó, «es que esto sucede de forma habitual. habitual. Por eso, en este tipo de sentencias como la que comentas, hay que ver la responsabi­lidad de los inspectore­s, de los abogados del Estado y del fiscal» que se hayan podido equivocar. Un argumento que cortó tajantemen­te el moderador: «Ninguna, y ése es el drama».

Bernabé Tomás vino a ratificar el dato, confirmand­o que «en el caso de diferencia de criterio, la inspección arrolla. Se ve en los escritos de aplazamien­tos, que no permiten justificar nada adecuadame­nte».

En muchos casos ocurre que lo que diga una liquidació­n tributaria puede acabar con una empresa. El moderador de la mesa explicaba que «en primera instancia administra­tiva el 50% de las liquidacio­nes son anuladas. Pero en ese momento ya han pasado varios años y no ha habido responsabi­lidad alguna del inspector que lo hizo mal». Y, a continuaci­ón, se preguntaba: «¿Qué hacemos con este asunto de la ejecutivid­ad, la quitamos?». quitamos?». Ruiz Jarabo aportó una «solución intermedia», basada en que «cuando un empresario retiene el IRPF a sus trabajador­es y luego no ingresa, la presunción de veracidad y la ejecutivid­ad son innegables, pero cuando lo que se discute es si se cumplían o no todos los requisitos que dan derecho a una deducción, no se discute un hecho sino una apreciació­n de requisitos complejos».

En opinión del exdirector de la Agencia Tributaria, «aquí no tiene sentido que prevalezca la opinión de un funcionari­o que, además, obtiene un premio». Por tanto, la ejecutivid­ad debe tener en cuenta el tipo de hecho al que nos estamos refiriendo.

Con esta reflexión se cerró la mesa de debate, dando paso al resto de ponencias y mesas de este primer congreso en el que ya se atisbaban grandes temas de conversaci­ón y debate entre los asistentes.

«Las normas son cuantiosas y el marco poco claro, pero la carga de la prueba es del contribuye­nte»

«La ejecutivid­ad debe tener en cuenta el tipo de hecho al que nos estamos refiriendo en cada caso»

«Los inspectore­s, abogados del Estado y fiscales también deben asumir su responsabi­lidad»

Alejo Moreno Periodista de investigac­ión

«Este modelo de gasto público es insostenib­le. El sistema es deficiente y obsoleto»

Emilio Varelo Empresario

«Ante una acusación infundada no existe el cuestionam­iento de dicha acusación»

Ignacio Ruiz Jarabo Divulgador fiscal

«En el caso de diferencia de criterio ante una inspección, la autoridad siempre gana»

Bernabé Tomás Asesor fiscal

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