La Razón (Madrid) - Especiales
La irrupción de los nuevos formatos educativos
La formación tradicionalmente entendida se ha adaptado a los nuevos tiempos y formas de ofrecer y recibir formación
LaLa formación es uno de los pilares de la sociedad. Sin un modelo educativo fuerte y afianzado es difícil, por no decir imposible, la sostenibilidad económica de un país. La preparación académica, el firme basamento de nociones básicas y la especialización en diferentes áreas y entornos son básicos en cualquier escenario en el que se quiera desarrollar un modelo de formación.
Desde hace varios años el paradigma de formación ha ido cambiando. No solo por la irrupción de la tecnología en el mundo educativo, sino también por un cambio en la mentalidad ante el enfoque de una formación 360. Los nuevos formatos educativos se abren paso con unos niveles de aceptación muy altos y unos resultados de asimilación, aprendizaje y adaptación excelentes.
La Fundación COTEC para la Innovación ha publicado un informe sobre nuevos enfoques a la hora de formar a las nuevas generaciones, en el que detalla que «es necesario impulsar la puesta en marcha de formatos educativos que sean abiertos, breves en duración y actuales en cuanto a los contenidos». Así, continúa el informe, se logrará responder con eficacia a las «urgentes demandas sociales y laborales, permitiendo a las universidades conservar su liderazgo en el marco de la formación continua», concluye.
Las necesidades de las empresas son importantes, pues están en contacto con el pulso de la sociedad y la economía. Como destacó recientemente Ricardo Palomo, decano y catedrático de Finanzas en la Universidad CEU San Pablo, «es muy necesario cambiar el modelo universitario, haciéndolo más transversal». Palomo se refiere a una modalidad de educación y formación diferentes, «pasando de ser un modelo de conocimiento a ser un modelo de entorno». Esto se consigue llevando al empresario a las aulas, donde, basándose en su experiencia, ofrece una clase magistral a los alumnos, que ven aplicados al entorno laboral los conceptos aprendidos en el aula.
En este sentido, la universidad está tomando y adaptando formatos que, de alguna manera, ya existían existían en otros estudios, como la Formación Profesional, donde formación académica y práctica empresarial o laboral van de la mano.
Otro factor que influye en el cambio de los métodos de enseñanza es que las empresas demandan talentos cada vez más prácticos. Las llamadas «soft skills» (habilidades suaves) combinan el pragmatismo con otras capacidades menos ejecutivas (resiliencia, capacidad de diálogo, empatía, etc.) que pueden ser muy provechosas a la hora de tomar decisiones o en la relación cotidiana entre distintos epartamentos. Cada vez son más las ofertas formativas centradas en este tipo de habilidades.
Flexibilidad y compatibilidad
Por otro lado, la experiencia de los últimos años ha sido esencial para adaptar la nueva forma de enseñar a los cambiantes y frenéticos tiempos actuales. No es cuestión de abandonar la formación clásica, pero no todo es blanco o negro, y se puede hacer un modelo mixto en el que presencialidad, acompañamiento del alumno y una mayor flexibilidad de horarios sean compatibles y, en todo caso, favorezcan una mayor comprensión y asimilación de los contenidos.
Según destaca un informe presentado por el Ministerio de Educación
Ricardo Palomo: «Debemos pasar de un modelo basado en el conocimiento a uno basado en el entorno»
Educación y Formación Profesional, la educación no presencial tiene una aceptación cada vez mayor entre los alumnos.
Sin embargo, no se puede prescindir completamente de las clases tradicionales, y por eso en los centros se han especializado en la formación personalizada, un concepto que redunda en el beneficio común de empresarios, estudiantes y centros formativos, pues este acompañamiento es vital para descubrir y potenciar al máximo los dones y habilidades de los alumnos, enfocándolos hacia la meta elegida y, así, respondiendo a las necesidades laborales tanto de empresas como alumnos.