La Razón (Madrid) - Especiales
IA: el último reto del ser humano
EnEn algún momento de nuestra historia Prometeo decidió arrebatarle el fuego a los dioses para entregárselo a esas pobres criaturas que sufrían sobre la tierra. Zeus lo condenó y ahora somos capaces de crear un nano ordenador a base de proteínas. Del mito al logos, un camino no siempre fácil que nos ha permitido recorrer los más difíciles caminos de la humanidad superando retos, logrando aciertos y cometiendo a la par las más terribles tropelías. Las pirámides muestran la perfección del diseño humano, también lo fueron luego las catedrales medievales, como el derecho romano que hoy vertebra gran parte de nuestras vidas. Pero en ese mismo nivel de excelencia, también podemos incluir la Inquisición, las bombas atómicas o los hornos crematorios de Polonia, con la misma precisión que hoy nos escribe un ensayo cualquier aplicación de Inteligencia Artificial. Perfecta, como una fórmula matemática, con la misma precisión que una sinfonía de Haydn. Asómese a cualquier ventana que le ofrecen los medios de comunicación y observará con qué exactitud caen las bombas en los campos de batalla de Ucrania o Palestina, la misma con la que un cirujano le puede extirpar un tumor en el intestino conectado a una máquina desde la otra punta del planeta mientras usted escucha música de Brian Eno para relajarse. También gracias a un programa perfecto que le evita cargar con miles de kilos de discos a sus espaldas. Gracias a nuestro dedo prensil, a la visión bifocal frontal y a una modificación de nuestra cadera, entre otras cuestiones, logramos salir de la cueva y ahora sobrevolamos el espacio buscando una estancia estable en la Luna. La IA no va a ser más revolucionaria que cualquiera de los anteriores avances tecnológicos a los que la Humanidad se ha enfrentado, pero sí puede provocar resultados perniciosos e irreparables para nuestro porvenir. Vayan a Kubrick si quieren saber lo que un mono con un hueso es capaz de hacer y encontrarán el éxito de nuestra supervivencia, pero sin la inteligencia natural hoy no estaría leyendo este artículo escrito a finales de 2023. El reto de nuestra especie residirá en evitar que la tecnología se deshumanice provocando desastres nuevos con consecuencias viejas que todos conocemos.
«El reto de nuestra especie residirá en evitar que la tecnología se deshumanice»