La Razón (Madrid) - Especiales
Más ganas que optimismo
NuncaNunca nos hemos encontrado los empresarios en mejor situación para acometer proyectos de largo alcance que sitúen a Andalucía, en un plazo relativamente corto, en un referente nacional de primera categoría con un peso en el PIB español en correspondencia con la población y el potencial que tiene esta comunidad autónoma. Tenemos ganas. Tenemos convicción en nuestras posibilidades. Tenemos sana ambición y las palancas adecuadas. Pero no gozamos del optimismo necesario que requiere toda empresa de envergadura si no nos acompañan en esta tarea las directrices económicas del gobierno español y europeo.
En la sociedad cada cual tiene su papel, y todos los que la integran han de cumplir con su cometido para que todo funcione. Si alguno se queda atrás, o se sale de su sitio, o pone palos en las ruedas de otro, el círculo virtuoso deja de rodar. Y las complicaciones empiezan a surgir. El empresario tiene la misión de generar actividad económica que produzca bienes y servicios para el resto, con la consiguiente generación de empleo y creación de riqueza, con la que, a partir de los impuestos, se pueden atender las necesidades de funcionamiento del Estado.
El Estado Español, basado en la separación de poderes, puede facilitar o perjudicar con su actividad esa generación de actividad económica. En estos momentos, y desde hace años, la generación de legislación europea, la nacional, la autonómica y la local ha sido apabullante. Imposible de asumir en todos sus términos por un empresario de una pyme, que es el motor principal de riqueza de España.
Hay empresarios que dedican la mayor parte de su día a resolver asuntos burocráticos. Y esto es bastante deprimente. Y contraproducente. A este país se le va la fuerza por la cantidad de reglamentaciones. Es una cantinela reiterativa, pero no por eso verdadera. Y el gobierno de turno, tiene la obligación de simplificar la vida de sus administrados para mejorar la productividad de sus empresas. Es la manera de generar más empleo e ingresos para el Estado y los ciudadanos.