La Razón (Madrid) - Especiales
«De haber actuado a tiempo, las secuelas de Curro serían mucho más leves»
►El pequeño Curro nació con una cardiopatía congénita asintomática que le permitía hacer una vida totalmente normal. Hasta 2020. «Con la pandemia le anularon su revisión cardiaca y, aunque empezó con mareos, los médicos no le dieron importancia. Era verano y nos fuimos de vacaciones», recuerda Iria, su mamá. Pero los mareos fueron a más y los cardiólogos le recomendaron volver a Madrid. Tras una operación cardiaca de urgencia, «Curro salió aparentemente bien, aunque una intensivista me comentó que durante la operación el niño sufrió una convulsión en una pierna. Nadie le dio mayor importancia», lamenta Iria. Aquella convulsión fue un ictus que, «de haberse sabido interpretar, habría permitido actuar a tiempo y las secuelas del niño serían mucho menores». Y es que, tras la operación, «el pronóstico de Curro era nefasto: «Su cerebro estaba muy afectado. No hablaba, ni caminaba y permanecía en semiinconsciencia. Con el alta nos hablaron de la Unidad de Daño Cerebral del Niño Jesús y conseguimos entrar a la semana», explica Iria, quien agradece toda la labor que allí se hace, pues «gracias al equipo multidisciplinar de fisioterapeutas, logopedas, terapia ocupacional y neuropsicólogos comenzó a recuperar la movilidad, a controlar el tronco y la cabeza e incluso a hablar. Pero al año y medio ahí te dan el alta y se acabó. Ahora toda esa terapia que él debe mantener para seguir avanzando la costeamos nosotros», lamenta Iria, quien reconoce sentirse «abandonada por Sanidad». A día de hoy, «Curro no camina y necesita ayuda para todo, aunque va alcanzando logros que nos llenan de esperanza. Por eso hay que insistir en que actuar a tiempo es vital».
«No camina solo y necesita ayuda para todo, pero va alcanzando logros esperanzadores»