La Razón (Madrid) - Especiales
Estrategia para la salud global
ElEl año 2023 finaliza y esto puede convertirse en una buena ocasión para reflexionar colectivamente acerca de la hoja de ruta para trazar la mejor Estrategia para la Salud Global.
Tras haber puesto fin a la pandemia de la Covid-19, el objetivo está concentrado en fortalecer la preparación para futuras amenazas pandémicas.
La crisis provocada por la Covid-19 puso a prueba de forma global los sistemas sanitarios de todos los países, que sufrieron en aquel momento una presión sin precedentes y para la que no estaban bien preparados, sobrecargando a los profesionales sanitarios de todo el planeta, en su mayoría mujeres, en concreto más de un 70%, que sufrieron el estigma, y un significativo número han abandonado el sector sociosanitario en estos últimos años.
Dentro de las lecciones aprendidas, por tanto, una importante es invertir en los profesionales sanitarios. Invertir en formación y políticas de retención de recursos humanos. Y aquí añadiría también la necesidad de reconocimiento y de prestigiar su labor socialmente, como cuestión simbólica.
Ahora somos más conscientes que antes de las fallas y debilidades de los sistemas sanitarios nacionales, y de que las soluciones individuales y unilaterales no funcionan, por lo que es necesaria una mejor coordinación y mayor cooperación nacional e internacional, reforzando y mejorando la equidad en el acceso a medicamentos y vacunas; así como las capacidades de los sistemas de salud del planeta para hacerlos más sostenibles y más resilientes. Sin olvidar fortalecer arquitectura multilateral de la salud, tanto en el ámbito de la seguridad como de la gobernanza.
El fortalecimiento de los sistemas sanitarios nacionales pasa necesariamente por apostar por la salud universal, la equidad y la cohesión, para garantizar el derecho a la salud de todas las personas.
En ese sentido, destaca algo fundamental e incuestionable: la importancia de los estados y de lo público para hacer frente a los desafíos globales. Sin un sector sanitario público fuerte, de gestión directa preferentemente, no es posible hacer frente a ninguna pandemia.
En la construcción de mayor resiliencia, también está la necesidad de poner el foco en la atención primaria como eje vertebrador de unos sistemas sanitarios más inclusivos, con perspectiva de género, que se ocupen de la salud mental, que sean también proactivos y mejoren el estilo, la calidad y la esperanza de vida de las personas.
Además del refuerzo de la salud pública, es necesaria la apuesta por la salud digital, la cronicidad y el cáncer, la prevención y control del VIH y de las enfermedades de transmisión sexual, la salud sexual y reproductiva, la salud materno infantil, la defensa de la evidencia científica y la conexión de la salud y el medioambiente según la visión de «One Health».
«Una lección aprendida es la de invertir más en los sanitarios»