La Razón (Madrid) - Especiales
A ver qué pasa en 2024
ElañoElaño 2023 no ha sido bueno para mí. Los buenos rebosan salud y en este, como a tantos españoles, me ha faltado en la familia. Por eso me ha resultado perverso, de los que te aguardan en cada esquina con noticias que te producen zozobra y te recuerdan tu propia fragilidad. Por ese mismo motivo he reflexionado más que nunca sobre nuestros médicos, nuestra Sanidad pública y privada y sobre todos esos seguros que tanto nos prometen mientras estamos sanos y tanto nos fallan al enfermar.
Muy poco después de recibir las muestras más folclóricas, a modo de agradecimiento tan clamoroso como generalizado, por un comportamiento ejemplar durante la pandemia, nuestros médicos sufrieron un espantoso e inmerecido ataque por su presunto egoísmo. Pasaron de santos a demonios en meses y fueron acribillados por los intereses políticos que se trasladaron a la sociedad. Verán, no existe democracia, ni igualdad, sin Sanidad y educación públicas… Y para que existan, es imprescindible cuidar a los médicos y a los profesores, en vez de maltratarlos y malpagarlos, porque si no, como no son santos, aunque sí profesionales vocacionales –que ya asegura mucho de lo que los políticos jamás nos dan–, abandonan y se van. Pretendemos que si lo hacen ellos es peor a cuando lo hacemos nosotros. Pero no, simplemente es peor para nosotros…
Más allá de los médicos a los que siempre rindo homenaje –como también a cualquier médica, tenga o no las tres emes («médica, madre y ministra»… ¡Le faltó decir que también tenía la de Mónica (García) y así hubieran sido cuatro!)– hay circunstancias que tenemos que revisar. La primera es que quien quiera «matar» a la
«Para que exista la igualdad hay que cuidar a los médicos»
«Quien ''mate'' a la Sanidad privada también ''asesina'' a la pública»
Sanidad privada es también un asesino de la pública, que estaría más desbordada aún si no tuviera a buena parte de sus usuarios derivados por voluntad propia. La segunda es que ahora la privada también se ha desbordado porque nos faltan médicos y porque los políticos han decidido ponerles trabas allá donde estén. Es decir, se castiga a los de la pública no contemplando sus necesidades laborales y económicas y a los de la privada poniéndoles todas las trabas impositivas que sea posible, como castigo a no estar en la pública. Y todo eso sin plantearse dos cuestiones: la primera que necesitamos a los médicos. Y la segunda que deberían ocuparse de «meterle mano» a otros asuntos. Por ejemplo, los de las aseguradoras, que viven de la gente sana (aunque se contraten para cuando falle la salud) y cuando enferma no la dejan ni olvidar que lo estuvo, porque, como ocurrió ni siquiera les dejan contratar sus servicios, aunque sea inconstitucional andar preguntando datos privados, muy especialmente de salud.
Me gustaría proponerle a los políticos que dejaran de jalearse por lo que lo que hacen por nosotros en cuestiones de salud y que se lo pusieran más fácil a los que nos salvan la vida de verdad y más difícil a los que quieren dejarnos colgados cuando más falta nos hacen. En 2023 no ha sido posible. A ver en el 24…