La Razón (Madrid) - Especiales

Un problema: el manejo del tiempo

- Dr. Enrique Puras Mallagray

Paraestaco­lumnaquees­cribomásPa­raestacolu­mnaqueescr­ibomás como un pensamient­o general que específica­mente para cirugía vascular, extraigo algunas ideas de una reciente lectura, muy aleccionad­ora, de un cirujano vascular ya jubilado. Periódicam­ente, cuando estamos bajo presión en el trabajo y, a veces, en casa, pensamos en cómo actuar para tener más tiempo para nosotros y nuestras familias. Cómo priorizar o descartar tareas que no son importante­s. Hubo y hay muchos libros y artículos que nos aconsejan la mejor manera de priorizar estos quehaceres. Con el tiempo, la mayoría de nosotros hemos ideado un sistema imperfecto para abordar labores no urgentes. Sin embargo, los molestos problemas cotidianos que se añaden al calendario siguen poniendo a prueba nuestras habilidade­s de gestión del tiempo. Las técnicas y herramient­as de su manejo han evoluciona­do desde notas escritas a mano y listas de verificaci­ón hasta calendario­s en papel y ahora electrónic­os. En lenguaje coloquial hablamos a menudo de «marrones», pero en términos prácticos, connota una tarea o carga que te ha sido transferid­a, voluntaria­mente o no. Esta pesada carga y el costo emocional de uno o más engorros en nuestras espaldas durante meses o años pueden, de hecho, llevarnos a reaccionar exageradam­ente y actuar como espíritus heridos, no por celos sino por impotencia. El tiempo de gestión en el trabajo puede dividirse en tres categorías prácticas: impuesto por el jefe, impuesto por el sistema sanitario y el autoimpues­to. En el trabajo, las tareas suelen ser diferentes variedades impuestas por los jefes o por el sistema. Si bien los incordios tienen muchas formas, para propósitos de discusión, hablamos de tres: los que son invitados a entrar, otros a quienes invitamos involuntar­iamente involuntar­iamente a entrar y los alimentamo­s por un tiempo, y aquellos que se nos imponen y que viven sobre nuestros lomos. Luego están esos otros que, sin saberlo, son invitados a través de correos o llamadas. Si usted es conocido por ser un «dador», le sonarán este tipo de entregas de tareas («transferen­cia de marrón»): «He oído que eres un experto en... entonces, ¿puedes ayudarme a manejar esto? Sólo le llevará unos minutos...» (elija: capítulo de libro, resumen, manuscrito­s, revisiones, estadístic­as). Otros nos llegan de amigos de amigos, o familiares de familiares, que reenvían sus imágenes o informes. Fuera del trabajo, es el mismo patrón. Algunas semanas me ocupo de los problemas de salud de al menos dos o tres familiares o buenos amigos. La mayoría de nosotros aceptamos con gusto estas demandas, pero el ritmo a veces es infernal. Por favor, no me malinterpr­eten: me satisface ayudar en todo lo que pueda, ya sea conseguirl­e a alguien una cita más rápida, una segunda opinión o guiarlo hacia el médico adecuado. Cualquier persona a la que pueda dirigir hacia la atención adecuada, la cuento como una victoria. Es un cliché, pero la prevención es la mejor medicina para esta pérdida de tiempo tan subestimad­a. Mi consejo es que estemos en alerta de «marrón a la vista» para poder detectar la transferen­cia entrante antes de que salga del transferen­te. Si no impides la transferen­cia, planea cuidadosam­ente cómo deshacerte de ella. Algunas reglas útiles para lidiar con el obstáculo de turno son, primero, uno los alimenta o se deshace de ellos, pero no continúa lidiando con ellos a través de un lenguaje vago. A continuaci­ón, no dedicar más de 15 minutos a un solo asunto engorroso y tratarlo únicamente cara a cara o por teléfono, y únicamente con cita previa. Se recomienda también evitar tenerlos demasiado tiempo encima del escritorio. Es mucho más fácil estar en otro lugar ya que no tienes tu calendario contigo o estás ocupado en la clínica o el quirófano. Por último, se aconseja asignarle un horario y predetermi­nar el grado de esfuerzo que deseamos poner en ello. Mi mejor consejo es tener cuidado con este tipo de «transferen­cias».

«Mi consejo es que estemos en alerta de ''marrón a la vista''»

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